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90 millas hasta el parai?so
Vladi?mir Eranosia?n


El libro “90 millas hasta el parai?so” sera? de intere?s para un amplio ci?rculo de lectores que son aficionados al ge?nero del detective poli?tico y del thriller histo?rico. El argumento se basa en acontecimientos reales y narra acerca del ma?s escandaloso en Ame?rica Latina“kidnapping” del an?o 2000, el secuestro del nin?o cubano Elia?n Gonza?lez. El proceso judicial ligado a este asunto se convirtio? en un show poli?tico sin precedente con la participacio?n de los ma?s altos li?deres de estados, agencias de inteligencia y clanes de ga?nsteres. A opinio?n del autor, el Comandante Fidel Castro teni?a en este caso y sus motivos personales para el retorno del nin?o a la Patria. Pero los principales protagonistas de la novela son individuos habituales, que no admitieron ni las amenazas, ni el chantaje, ni el soborno y lucharon por Elia?n hasta el fin en esta historia increi?ble.






?El secuestro que conmoviо al mundo!



En los momentos transcendentales de la historia de un pueblola actitud de una persona puede compensar la ignominia, con la que han cubierto a este pueblo todos sus traidores tomados en conjunto

Fidel Castro



Se lo dedico a mi mamа, a mi hijo Mаximo, y a todos los padres.



El tema estа basado en sucesos reales, en la cronolog?a histоrica y fuentes fidedignas. Lo imaginario solamente figura para darle una mayor veracidad a la narraciоn.







Realmente, esta isla es el lugar mаs hermoso de los que haya podido ver el hombre.

Cristоbal Colоn



* * *

2 de diciembre de 1999.

La Habana, Cuba. Palacio de la Revoluciоn, Residencia del Presidente del Consejo de Estado de la Rep?blica de Cuba Fidel Castro Ruz



Ellos no se han olvidado de quе fecha es hoy. Este d?a, hace 43 a?os, еl junto con ochenta y dos rebeldes, entre los cuales figuraba el Che, contra?do por el asma y fatigado por el mareo, desembarcaron del yate “Granma”, para vencer o morir…

La mesa fue servida en la sala de descanso, adyacente al despacho.

Hab?a bogavantes, langostas, langostinos tigres en una salsa agridulce, un delicioso pescado panga, frito en crema a la plancha. A la par con todo eso a Fidel le sirvieron su vino espa?ol preferido, con 50 a?os de solera, as? como una botella de champa?a “Dom Pеrignon”. Toda esta abundancia provocadora podr?a desorientar y desanimar a cualquiera, pero de ninguna manera al l?der. El Comandante estaba a la espera de una reuniоn importante. El hermano Ra?l trajo a la capital a Juan Miguel Gonzаlez Quintana, oriundo de la provincia de Cаrdenas. Era un empleado ordinario, cajero en uno de los hoteles de Varadero. Por еl, mejor dicho, por el hijo de 6 a?os de edad, se desencadenо un escаndalo internacional.

Un d?a antes, los compa?eros de lucha desaconsejaban seguir en el motivo de la juez americana, con un t?pico apellido latinoamericano Rodr?guez, e intentaban convencerle de que no se deb?a permitir al cаndido Juan Miguel presentarse ante el juzgado en los EE.UU. Ra?l aseguraba que a este jovencito en Amеrica le estaba esperando un refinado tratamiento psicolоgico y un soborno directo.

– No podrа resistir – as? lo declarо el hermano un d?a antes, y, a pesar de todo, en el fondo del alma quisiera que hubiera un milagro. Еl personalmente se dirigiо a Cаrdenas, para traer a La Habana al padre inconsolable.

– ?Quе te parece, no fallarа? – por debajo de las espesas pesta?as negras miraban a Ra?l aquellas mismas pupilas fogosas, que pod?an hacer quemar a cualquiera en los agudos instantes del asalto al cuartel Moncada, pero cuyas llamas se han empa?ado desde los d?as de la victoria de la Revoluciоn. No por la desilusiоn de los ideales, sino de la traiciоn humana.

– Ya no estoy seguro– pronunciо pensativamente Ra?l. – Es demasiado joven y demasiado categоrico en sus reflexiones.

– Nosotros tambiеn еramos jоvenes, еramos maximalistas.

– Pero nosotros luchаbamos en nuestra tierra, mientras que еl deberа enfrentarse con el enemigo, cabe decir, en la misma guarida de ellos, en Miami, donde han arraigado estos canallas, “gusanos”.

– ?A la voluntad de Dios!

Los ojos de Ra?l se entornaron involuntariamente. ?Quiеn hubiera podido pensar que a fines de los a?os noventa el ate?smo de Fidel empezara a retroceder bajo el empuje de las dudas que surgieron en su alma impetuosa! No retornarа a sus manantiales de adolescente… En su infancia se consideraba ser uno de los mаs aplicados novicios en el colegio de jesuitas. Transcurridos unos a?os debido a los dogmаticos retrоgrados y a los pedantes atrasados del ambiente de los superiores, de manera impredecible se hizo ateo. La muy creyente madre catоlica nada pudo hacer con la pеrdida de la fe del hijo. La mente curiosa de este exig?a pruebas, mientras que Lina Ruz – hija de una bruja autodidacta – no dispon?a de una formaciоn sоlida. Cabe decir, a Stalin los estudios en el seminario espiritual no le impidieron gobernar a los ate?stas. Esto es un hecho. A lo largo de toda la vida еl citaba el Evangelio, y en lo que se refiere a la Iglesia Ortodoxa, destruida por Lenin, esta aumentо la cantidad de parroquias precisamente durante el culto a la personalidad de Stalin.

?De quе manera amenaza a la Cuba socialista tal regeneraciоn? ?En quе se volcо el permiso de Fidel de admitir a los creyentes al Partido Comunista? ?No olvidemos el coqueteo con el Pont?fice y la Congregaciоn de la Santa Sede! El sacerdote brasile?o Fray Betto hasta publicо un libro sobre este quisquilloso tema entre los marxistas. La obra “Fidel y la religiоn” simultаneamente sumiо en un shock al Vaticano, y a la еlite ate?sta del partido.

?Eso no vale! ?Confiar en la Providencia es el mаximo grado de descuido! Solo Fidel ser?a capaz de actuar as?.

Nadie en Cuba dudaba que el absoluto “recordman” mundial en sobrevivir a atentados, y hubo mаs de setecientos treinta, que el “embrujado” Fidel morir?a por su propia muerte. ?Pero quе ocurrirа con ellos? Los que han servido al Comandante en cuerpo y en alma.

Los yanquis y la inmigraciоn solamente desean la muerte de Castro. Sue?an con una revancha desde los tiempos de aquella derrota vergonzosa en la Bah?a de Cochinos. La juventud, que ha crecido en las condiciones de un dеficit total y depravada por la permanente y continua propaganda del consumo, es poco probable que se ponga a defender las conquistas de la Revoluciоn. Naturalmente, entre los vаstagos jоvenes habrа patriotas tambiеn. Pero Ra?l solamente ten?a fe en “la vieja guardia”, en los veteranos de las guerras de liberaciоn nacional en Аfrica y Amеrica Latina. En total son 400 mil personas. Justamente ellos les darаn una vez mаs a los yanquis y a los mercenarios una patada en el culo. Es verdad que serа mucho mаs dif?cil hacerlo sin el carisma de Fidel…

Ellos llaman dictador a Fidel. ?Que sabrа esa gente de eso? ?Quе es lo que comprenden bajo la palabra “dictador”? Es mаs que risible si aceptamos las conclusiones de mеdicos expertos, los cuales afirman que todos los dictadores, sin excepciоn, padecen de descomposiciоn. Los estre?imientos de Hitler y los problemas intestinales de Mao Zedong no ten?an relaciоn alguna con el neurastеnico Benito Amelgara Andrea Mussolini y el diabеtico Josip Broz Tito. Cada uno de ellos ten?a sus propias enfermedades. Ser?a extra?o si el viejo Fidel no tuviera problemas con el intestino. ?A fin de cuentas no es un robot! Lo com?n en todo esto era completamente otra cosa, el carisma y la aficiоn al uniforme militar. Por ejemplo, Tito, el sеptimo hijo en una numerosa familia croata, desde la mаs tierna infancia so?aba con tener una camisa blanca y zapatos de charol de camarero. Pero una vez cumplido el sue?o, se probо el vestido de camarero de restaurante. Muy pronto entendiо que esta ropa de gala no val?a las humillaciones que tuvo que soportar. Quizаs por eso Tito haya llegado a ser militar. Hasta en los minutos de ocio en su famosa residencia, en la isla Brioni, donde en mаs de una ocasiоn se ba?aba en la piscina con la bell?sima Sof?a Loren, llevaba puesto el uniforme de gala de mariscal, hecho a medida. ?Quе hay de sedicioso si uno siente la pasiоn por los uniformes militares y las mujeres hermosas? Es natural que as? se comporte un varоn verdadero. El pa?s ha de ser gobernado por personas mentalmente sanas. Fidel, un gran admirador del sexo dеbil, tambiеn prefiere la guerrera militar al traje de paisano, no le son ajenas tales debilidades, as? como el vino espa?ol de solera. En ese aspecto no hay nada censurable. Cabe decir, Ra?l da preferencia al whisky “Chivas”, de doce a?os de a?ejamiento.

Cuando el asceta y romаntico Che visitо al l?der yugoslavo en Brioni, no pudo entender la aficiоn al lujo de Tito. Posiblemente, el garaje con coches Jaguar, Rolls-Royce y Bentley, as? como el safari, parque de cebras, avestruces y leopardos, regalados por el rey de Etiop?a era el colmo. En este caso nadie siquiera discut?a con el Che. Pero las mujeres y el whisky de malta, tra?do en un vuelo especial del estado norteamericano de Kentucky, hab?a alegrado hasta a Guevara, y Fidel estaba muy arrebatado.

Convertirse en el l?der del Movimiento de Pa?ses No Alineados, siendo comunista, en el ajedrez tales jugadores llevan el t?tulo de Gran Maestro. Yugoslavia durante el rеgimen de Tito florec?a. La muerte del mariscal, ya al cabo de un a?o, conllevо la ruina del pa?s y el desmoronamiento de la unidad internacional. ?Acaso la muerte de Fidel provocarа esa misma situaciоn? No, Tito no ten?a a tal hermano como еl, Ra?l. Los dos disponen de cierto tiempo. Mientras que todo siga sin cambios.

El l?der yugoslavo sab?a manipular a los omnipotentes. Orde?aba a todos los que le rodeaban. Tal es la suerte de un dirigente de un pa?s grande o peque?o, pero no potente. Еl se encuentra en el filo de la navaja, en la punta del cuchillo, en el borde del abismo. Uno debe aprender a obtener provecho de su situaciоn poco envidiable. Fidel, s?, mejor que otros sab?a cоmo hacerlo.

?Quiеn en la China acomodada de hoy d?a, recuerda los muy reales cuentos acerca del Gran Timonel Mao, que hasta en los ?ltimos d?as de su vida no se limpiaba los dientes y se vaciaba en el foso? ?Que еl obligaba a los campesinos a aniquilar los gorriones, con lo que atrajo a los campos a insectos e hizo morir de hambre a millones de personas? ?Homenajear?an los chinos a Mao Zedong porque el revestimiento de terciopelo de su tren especial estaba remachado con clavos de oro? Entonces al dictador rumano Ceaucescu no lo habr?a linchado la multitud, aunque еl usaba un inodoro de oro. ?No, naturalmente! El respeto a Mao estа ligado con un momento de su historia: empezaron a respetarle a?n mаs porque supo hallar la forma de cоmo obtener del “perspicaz campesino”, as? Fidel llamaba a Jruschev, la bomba nuclear y levantо el pa?s que estaba de rodillas, convirtiеndolo de una China retrasada, en una gran potencia nuclear.

Fidel tambiеn hizo de los ex esclavos una naciоn orgullosa. Los cubanos han de quedarse as? para siempre. ?Su suerte es la de conservar la independencia del pa?s o morir! “?Les ayudarа en esto Dios? Ser?a bueno” – pensо Ra?l. En tales casos, parece, se supone rezar. Para sus 74 a?os, Fidel a?n no ha venido al altar con la oraciоn. ?Quiеn sabe, quizаs lo haga para su jubileo a los ochenta a?os?

– S?, naturalmente – aprobо Ra?l la fatalidad en la conducta del hermano mayor, pero para s? pensо que, si se deja correr el asunto de Gonzаlez, ser?a un descuido imperdonable. En el caso de que al joven cubano, seducido con las promesas de una vida paradis?aca, se le ocurra traicionar a su patria, habrа que neutralizarlo. Sea como sea. F?sica o moralmente. No tiene importancia. Lo principal es que el pueblo de Cuba vea el castigo inevitable por la traiciоn…

– ?Pues, este joven estа aqu?? – preguntо, al fin, Fidel.

El hermano menor lo confirmо con un gesto afirmativo.

– Hazlo pasar aqu? – le ordenо a Ra?l.

– Inviten a Juan Miguel Gonzаlez – ordenо a los comisionados del Ministro de Defensa.      Juan Miguel, de mediana estatura, un joven con una figura bien formada con unas orejas un poquito alargadas, estaba sentado en la sala de recepciоn en una silla trenzada indonesia con un espaldar afiligranado – Como un escolar, esperaba amedrentado la entrevista con un gran hombre, el l?der de Cuba. No pod?a imaginar que todo esto le ocurriera a еl. Su esposa Nersy, con motivo de una visita a La Habana, obligо a Juan Miguel a que se pusiera una nueva camisa blanca, cuyo cuello le apretaba ahora la garganta, como si fuera un estirado collar de perro.

– Pase Ud. – le susurrо al o?do un negro robusto de la escolta presidencial de Fidel.

Juan Miguel entrо en el “Sancta Sanctorum”, un modesto despacho del l?der de la Rep?blica. En la pared estaba colgado un retrato hecho a оleo del hеroe de la revoluciоn, de un barbudo sonriente, Camilo Cienfuegos, cuya muerte originо en los c?rculos de la inmigraciоn en Miami todo tipo de versiones acerca de las causas de su fallecimiento en un accidente aеreo fatal. Junto al retrato hab?a un cuadro con la imagen del trabajo voluntario de los ni?os cubanos en la cosecha de la ca?a de az?car, la zafra. Los muebles en el espacioso gabinete de Fidel no parec?an ser lujosos. En el amueblado no hab?a alusiоn alguna al estilo “kitsch” de palacio. Al contrario, algo hac?a recordar el mal gusto, el burocratismo y el ascetismo del morador de este espacio.

Apareciо Fidel. ?Ah? estа еl! El hombre leyenda. El “Barbudo” con una barba ya enralecida. Un orador genial, capaz con su discurso fogoso, en el transcurso de muchas horas, de captar la atenciоn de cualquier auditorio. Ni una sola vez perdiо el hilo de sus comentarios, segu?a la lоgica de la narraciоn, sin que confundiera las fechas, cifras y detalles histоricos. Una persona que dispone de una memoria incre?ble y una voluntad inquebrantable. El hеroe y “El Caballo”, el potro que pudo dar vida a la ?ltima criatura, siendo un viejo de 65 a?os…

Fidel apretо su mano. No permitiо que fuera largo el apretоn de manos, sino muy breve. Hubo una contracciоn muscular en la palma de la mano y Juan Miguel sintiо en ese instante la potencia de una gran personalidad. El joven se turbо de la mirada fija de la persona №1 en Cuba, y as? mismo sent?a como lo taladraban los ojos de Ra?l, del hombre №2.

– Juan Miguel, deberаs emprender un viaje al juzgado a los EE.UU. Eso lo requieren las circunstancias, el derecho internacional y la Temis americana. En esto insisten el Ministerio de Justicia y los subordinados a este, el Servicio de Inmigraciоn y Naturalizaciоn. La presencia del padre en el juzgado relacionado al asunto del retorno de su hijo Eliаn, lo desea tambiеn el pueblo norteamericano. All? estаn seguros de que, en cuanto te liberes de mi vigilancia, naturalmente, pedirаs refugio pol?tico en los EE.UU. Esto significa que el problema de la reuniоn del padre y el hijo se soluciona automаticamente, y para quе se armо ese escаndalo ruidoso.

– Yo no voy a rendirme. Me han robado al ni?o, y yo quiero solamente una cosa: que sea devuelto Eliаn a su padre, a su pa?s natal, donde se sent?a feliz.

Las palabras del joven conmovieron a Castro, pero el Comandante no quiso mostrаrselo.

– En 41 a?os transcurridos despuеs de la victoria de nuestra revoluciоn, la legislaciоn americana no hizo a Cuba ni una sola concesiоn – continuо Castro – los recursos de los que disponen tus oponentes son ilimitados. Tanto en el aspecto jur?dico, como en el financiero.

– ?Y lo que se refiere a lo moral? – el joven cortо involuntariamente a Fidel. ?Y el aspecto moral?

Fidel se cruzо la mirada con el hermano. A los dos les agradо la rеplica del simple muchacho de Cаrdenas, el cual no tomо en consideraciоn las palabras de los oponentes, insist?a en lo suyo.

– La parte moral de nosotros, de los cubanos, siempre se encuentra en el primer plano. Todo el pueblo, y cada uno de por s?, se incorporarа a la lucha por su peque?o ciudadano. Iniciando este enfrentamiento, debemos tener sоlidos motivos, no solo en lo jur?dico, sino en lo moral tambiеn. Pero ten en cuenta, te esperan grandes pruebas.

– Estoy listo a enfrentarlas.

– Tu ?mpetu es digno de elogio. Pero deberаs llevar contigo a tu nueva esposa y a tu nene, as? como a las dos abuelas de Eliаn.

– ?Para quе han de estar ellos all?? Yo podr?a ir solo para traer a Eliаn.

– Entonces ellos dirаn que Castro dejо como rehenes en Cuba a la nueva familia de Juan Miguel y a su madre. El joven estа acorralado, en una situaciоn sin salida. No puede ser libre en la toma de sus decisiones. Es inflexible en sus intentos de hacer volver al hijo a Cuba solo porque a los familiares les amenaza la represiоn f?sica. ?Es eso lo que quieres?

Juan Miguel, el padre del ni?o, por un instante quedо pensativo. Luego exclamо:

– Lo he comprendido.

– Te van a ofrecer mucho dinero y una vida paradis?aca…

– En el Edеn no se necesita dinero – de manera segura lo expresо tajantemente Juan Miguel – Por lo tanto, Amеrica no puede ser para?so para el cubano. Esto es una cuestiоn de honor.

– Para nosotros esto es a?n una cuestiоn de confianza – intervino su palabra Ra?l.

– No solamente para nosotros – confirmо Fidel – Todo el pueblo confiarа a ti, Juan Miguel. Para once millones de cubanos de diferentes edades y sexos, naciones y grupos еtnicos, catоlicos y “santeros”[1 - "santeros" – descendientes de los esclavos, principalmente mulatos, seguidores del culto pagano “santer?a”, es de origen africano.], t? y Eliаn se convertirаn en s?mbolos de nuestro pa?s. No hay pecado mаs terrible que el de enga?ar a la gente que haya confiado en ti… ?Cоmo se llamaba tu primera esposa, la madre de Eliаn? – de repente preguntо Fidel, como lo hac?a habitualmente si le interesaban algunos detalles.

– Elizabeth Brotons – lo dijo muy despacio el joven cubano – No me dijo nada acerca

de sus planes…

– ?Le eras fiel en el per?odo de la vida conjunta?

Juan Miguel agachо la cabeza

– La respetaba mucho – expresо este, justificаndose.

– Como varоn yo te comprendo – Fidel se rascо la barba.

Y yo, siendo comunista, te recomiendo que pienses muy bien acerca de tu actual situaciоn – expresо su opiniоn Ra?l – No te exhorto a que mientas y te pongas a justificar tu conducta. Ten en cuenta, simplemente, que sus juristas van a engancharse a cualquier hilo posible, para denigrarte, desacreditar ante millones de norteamericanos la imagen de los comunistas, y como resultado, humillar a Cuba. El valor de cada palabra, pronunciada por ti en los EE.UU., crecerа de manera incre?ble. Nadie te obliga a confesar que hab?as sido infiel a tu cоnyuge.Pueden aprovechar tu honradez, como instrumento contra tu patria. No les concedas a nuestros enemigos una informaciоn adicional. No les entregues personalmente un triunfo complementario.

– Hay una historia en la Sagrada Escritura – recordо a propоsito el Castro mayor– Cuando Josе, queriendo aleccionar, y luego perdonar a los hermanos ruines, aprovechо un enga?o peque?o. ?No se necesitо el enga?o, si este no se utiliza en aras de la bondad?

Este argumento deber?a ser el ?ltimo que aprovechar?a el hermano menor. Acaso

Fidel se ha olvidado de que todos estos cuarenta a?os de ataques contra Cuba, los yanquis llamaban a los cubanos “herejes”, y atra?an a su lado el nombre de Dios. Los Conquistadores tambiеn aniquilaban a los indios bajo las banderas Santas. Fidel no pudo olvidar esto. Poseyendo tal memoria, probablemente cree que Dios estа a favor de Cuba…

La conversaciоn no finalizо as?. Fidel le pidiо a Juan Miguel que saliera por un rato, este ten?a varias preguntas confidenciales a su hermano.

– ?Quе estа emitiendo la hostil radio enemiga, a la cual no pudiste silenciar completamente? – se interesо Fidel.

– Estаn demasiado cerca… Siguen el ruidoso escаndalo histеrico en torno al ni?o – informо Ra?l. – Estаn transmitiendo tambiеn que has adquirido en Francia un yate tipo “flybridge” con un bar, una barbacoa y una ba?era de mаrmol.

– Ser?a mejor dar a conocer que en este se hayan instalado giroscоpicos estabilizadores de balanceo y un sistema que mantiene inmоvil el yate, sin usar el ancla. Ahora nuestros buzos podrаn filmar para el pueblo los buques hundidos y la fauna del mar del Caribe, sin da?ar con el ancla echada los arrecifes de coral.

– Siguen comentando que t?, a la manera de Gorbi, el cual devorо una pizza italiana para hacer publicidad, permitiste que te fotografiaran por dinero en zapatillas deportivas espa?olas.

– ?Los ni?os recibieron las zapatillas?

– La primera partida de calzado ya la distribuyeron en dos escuelas de Sancti Sp?ritus y en un orfanato en Agramonte.

– Ellos promet?an dar muchas zapatillas, y a Gorbachov, seguramente, le hab?an prometido mucha, mucha pizza…

– Creo que no le enga?aron… para que еl enga?ara a su pueblo. Ademаs, Gorbi lo ped?a, no para el pueblo, sino para s?, y eso significa que еl no ped?a tanto.

– El l?der de tal pueblo de ninguna manera deb?a pedirlo… – expresо pensativamente Fidel – Sea como sea, yo no comprendo quiеn les dio el derecho de llamar a su vil radio con el nombre de nuestro hеroe nacional, Josе Mart?. Silеncialos.

– Estаn demasiado cerca…

– ?Quе opinas sobre este muchachito de Cаrdenas?

– Es que t? sabes mi opiniоn. Hasta el fin confiaba solamente en dos personas, en el hermano, que es cinco a?os mayor que yo, y en el Che. Ahora, solo en mi hermano.

– Quiero charlar cara a cara con este muchacho. Vete a hacer tus asuntos – ordenо Fidel y pidiо que llamaran a su despacho al se?or Gonzаlez…

– Eres incorregible – as? se expresо Ra?l, yеndose del despacho – A?n sigues creyendo en la gente…

Al volver Juan Miguel al despacho del Comandante, este comprendiо que el l?der cubano quer?a hablar francamente con еl.

– Cuеntame sobre tu Elizabeth y Eliаn – pidiо Fidel.

Juan Miguel le narrо su historia. Quedo muy sorprendido. Era incre?ble que, a pesar de estar tan atareado, el l?der del pa?s hubiera escuchado todo hasta el final, apenas de vez en cuando interrumpiendo al narrador y exigiendo de este pormenores para concentrarse en los detalles…



Municipio Varadero, Cuba

D?as antes de la tragedia



Lаzaro Mu?ero, gamberro menudo, que so?aba con ser un gran contrabandista, al fin se decidiо a infiltrarse en la habitaciоn de un entrado en a?os burguеs de Frаncfort. Vino a descansar con su nieta veintea?era. El cоmplice del efractor, Julio Cеsar, ayudante del barman del hotel “Siboney”, prometiо entretener al alemаn un rato, deteniеndole en la barra del bar.

Lаzaro entrо sin ninguna dificultad en la habitaciоn. Le han servido para esto los hаbitos de cоmo usar la ganz?a, adquiridos en los a?os de su juventud. Entonces, realizо su primer hurto con fractura, extrayendo del despacho del director de la escuela los medios recolectados por los alumnos para comprar medicamentos destinados a los ni?os de Chernоbil.

En aquella еpoca el gobierno de Cuba aprobо una decisiоn sin precedente: sanar gratuitamente a los ni?os irradiados ucranianos. Si a Lаzaro lo hubieran pillado en aquel momento, el asunto habr?a adquirido mаs bien un carаcter pol?tico que penal. Pero la sospecha recayо en otro alumno, cuyos parientes denigraban a Castro, a?n en los a?os de la dictadura de Fulgencio Batista, y ahora resid?an en Florida. Al muchachito inocente lo expulsaron de la escuela, lo que Lаzaro acompa?о con una sonrisita, jactаndose ante una nueva amiguita: “?Lo torpe que son!”

“?Quе hermosura!” – por un instante, Lаzaro quedо maravillado del lujo de la habitaciоn del hotel y, mirando nerviosamente en torno suyo, se puso a buscar dinero y objetos de valor que pondr?a en su sombrero de paja. Despuеs de revisar las mesitas de noche, еl descubriо un frasco de agua de colonia “Carolina Herrera”, que ya estaba casi vac?o. Se perfumо con mucha abundancia y se dirigiо al tremо. En la caja hab?a varios billetes arrugados de diez pesos. No era tan grande el bot?n… ?Pero en la otomana azul, al lado de la cama, еl tropezо con una videocаmara! El ladronzuelo la empaquetо cuidadosamente en el sombrero.

Al ver en el sillоn junto a la mesita de noche una chaqueta de lino, examinо con mucho esmero los bolsillos y extrajo un portamonedas con tarjetas bancarias. “?Fritzes de mierda! ?Quе hay de malo en el dinero en efectivo?” – Lаzaro se puso rabioso. No era posible poder utilizar una tarjeta de crеdito en Cаrdenas, as? como en cualquier otra ciudad. No porque el due?o al enterarse de la pеrdida, inmediatamente la bloquearа. Simplemente, en Cuba usaban las tarjetas exclusivamente los extranjeros, mientras que Lаzaro solo so?aba con ser uno de ellos.

S?, ten?a planeado recibir la ciudadan?a estadounidense, y sin duda alguna as? lograrа alcanzar su meta, en cuanto gane un gran dineral en el contrabando. En su mente, en ese per?odo, no hab?a una distinciоn clara entre los tеrminos “contrabandista” y “americano”. El dinero, todo lo solucionan los deseosos billetes de cien dоlares, desde los cuales contempla con altivez el inmortalizado Franklin.

“?Por fin hay algo de valor!” – se alegrо Lаzaro, habiendo tropezado contra una jarra de cristal. En el fondo de esta hab?a un brazalete muy pesado, decorado con un capullo de pеtalos de oro de una orqu?dea. Automаticamente lo metiо en el calcet?n, enrollаndolo al tobillo, y se precipitо al cuarto de ba?o. Hace tiempo so?aba con un cepillo de dientes “Oral-B” con un motorcito. ?Quiеn sabe, puede ser que el alemаn use justamente uno de estos! “?Tendrе suerte alguna vez!” La puerta del ba?o resultо estar cerrada.

Al cabo de un segundo esta se abriо y ante Lаzaro apareciо en toda su belleza la pelirroja Magda von Trippe, nieta del entrado en a?os Miljelen Calan.

Poseyendo una cantidad de “atributos”, Magda no era famosa por su belleza. La ropa interior de color turquesa, que llevaba puesta despuеs de tomar el ba?o espumoso, no pod?a ocultar los matices de su constituciоn idiosincrаsica. No se puede decir que ella sea fea… Desprovista de gracia femenina, s?. Mаs bien deportiva que hombruna. Y de ninguna manera era repugnante, lo que deb?a probar Lаzaro ahora mismo.

Justamente as?, ya que Magda midiо al malhechor con una mirada inequ?voca, cuyo significado Lаzaro pudo evaluar estando ya en la habitaciоn, en la cama. La muchacha alemana tomо la ?nica decisiоn justa para s?, prefiriendo a la resistencia total a ese cubano de alta estatura y muy simpаtico, una capitulaciоn activa…

Como se habr?a alegrado por la nieta Miljelen, que en el declive de la vida se aficionо seriamente a Sigmund Freud y sospechaba en Magda inclinaciones lesbianas. Lo que se refiere a la ni?a todo estaba en orden, y este resultado se hizo el resumen de todos sus esfuerzos titаnicos en la rehabilitaciоn psicolоgica, no demandada ni siquiera entre los alemanes turcos, Magda von Trippe.

Cuba es un pa?s maravilloso donde la gente es jovial, sociable. Ellos bailan por doquier la salsa, el merengue y el reggaetоn, siempre estаn contentos para ti. No les eres indiferente. Siempre quedan agradecidos por una propina. Y si no les ofreciste mucho dinero, sus sonrisas francas no se hac?an menos deslumbrantes. Y esto, en realidad, estа estrechamente ligado con la avaricia de Miljelen respecto a los criados.

En comparaciоn con el Marmar?s turco, donde Miljelen Calan pasaba todas sus vacaciones con la difunta Greta, los balnearios cubanos pod?an darles a los turcos cien puntos de ventaja. Las mulatas y mestizas, atractivas f?sica y sexualmente, iban y ven?an por todos lados, y las autoridades y, lo mаs importante, los varones locales, de manera demostrativa, se tapaban los ojos contemplando sus cortos amores con los extranjeros. La verdad es que la polic?a se los tapaba con peque?os billetes en pesos convertibles. Una nader?a en comparaciоn con las costumbres de la Porta aliada.

Los turcos no son tan hospitalarios. Se portan sin ceremonia en sus pretensiones importunas a los turistas, y su religiоn es demasiado severa respecto a las mujeres. La cuestiоn es otra si hablamos de la santer?a cubana con su panteоn de dioses, con collares de diminutas conchas marinas y semillas de аrboles “sagrados”.

La admiraciоn de Miljelen por los dioses paganos, que se asentaron en un pa?s de catоlicos merced a los descendientes de los esclavos, tra?dos de la costa occidental de Аfrica, se explicaba fаcilmente… En la еpoca del rеgimen de Hitler, siendo joven Miljelen, ingresо en las Juventudes Hitlerianas, donde entre los ni?os se cultivaba la lealtad incondicional al F?hrer del Reich Germаnico, la fe en la superioridad racial de los arios y el respeto piadoso al culto nоrdico de Od?n, el que encabeza el panteоn de los dioses paganos.

Desde aquel entonces transcurrieron a?os y a?os, pero pocos son los individuos que pueden cambiar radicalmente su propia cosmovisiоn. Hasta bajo el influjo permanente de los golpes del destino. En cuanto a Miljelen, su nacimiento en la patria del gran teоlogo Mart?n Lutero no le imped?a amar abnegadamente al se?or del pa?s de los Nibelungos, al Rey Sigfrido, decantado por los “escaldas” a la guerrera Krimilda[2 - Krimilda es un personaje de la obra еpica germаnica el Cantar de los nibelungos] y Od?n[3 - Od?n (nоrdico antiguo (https://es.wikipedia.org/wiki/N%C3%B3rdico_antiguo) О?inn), tambiеn llamado Wotan o Woden, es considerado el dios (https://es.wikipedia.org/wiki/Deidad) principal de la mitolog?a nоrdica (https://es.wikipedia.org/wiki/Mitolog%C3%ADa_n%C3%B3rdica), as? como de algunas religiones etenas (https://es.wikipedia.org/wiki/Etenismo).], como ahora lo ve?a tan parecido al Ayaguno cubano, el dios de la guerra.

Valiеndose de los rumores que llegaron a o?dos del se?or Calan, el propio Fidel se encontraba bajo la protecciоn del dios mаs fuerte de las diecisеis encarnaciones de Obatalа, ?dolo supremo de la santer?a. Justamente por eso a еl no le da?aban las balas, ni los complots, ni las maldiciones, el pueblo lo idolatraba, a pesar de la indignante pobreza. No es extra?o, Miljelen Calan no era el primero que imaginaba a Castro, ate?sta dubitativo, como adepto de su culto.

La necesidad en la mistificaciоn se ha unido en el alma del alemаn con el abecе del anаlisis psicolоgico, despuеs de ser le?das las primeras diez pаginas del grueso tomo de Freud. La obra completa “Interpretaciоn de las visiones” еl no pudo “tragаrsela”, aunque lo le?do resultо ser suficiente para que Miljelen se creyera ser un innato psiquiatra, al descifrar los deseos escondidos de la propia nieta.

En Cuba el alemаn pod?a ayudar a Magda y el riesgo apenas ser?an cincuenta euros. En la playa don Calan contratо a uno de los gigolоs locales, con zarcillos en los dos lоbulos. El muchacho se llamaba Guillermo y le ordenо que al atardecer se presentara en la habitaciоn de su chica como si fuera un masajista para demostrarle de manera convincente todas las ventajas de la esencia masculina. Miljelen le suministrо con aversiоn un condоn, y as? Guillermo adquiriо un especial art?culo de goma.

El abuelo avisо a Magda acerca de la visita de un mago–relajador. Debido a eso, se preparо minuciosamente, literalmente dicho, se lavо con fragancias. El abuelo era tan delicado que previamente comunicо sobre su intenciоn de ir a una excursiоn a La Habana nocturna. Eso significaba que ella se quedar?a con el mago Guillermo t?te-?-t?te. ?Quer?a ella aprovechar la situaciоn? Naturalmente…

Antes de que llevara al cubano a la cama, Magda le quitо al huеsped, enmudecido y tomado por sorpresa, el sombrero de paja, de donde comenzaron a caer ciertas prendas, entre estas, el agua de Colonia y el portamonedas del abuelo. Y la videocаmara… “El macho” la pudo coger al vuelo y cuidadosamente la volviо a colocar en el puf con las palabras:

– Bitte, danke sch?n. Hard life und I am sorry… Das ist total en mobilizationen[4 - Algunas palabras tontas en alemаn e inglеs]            A lo que Magda le contestо:

– “?Cuba libre! ?Hasta la victoria siempre!”, dejо a Lаzaro en calcetines, de paso se quitо la ropa interior, y como por encanto, por la iron?a del destino, la tirо directamente en el cilindro del sombrero.

Una vez desnuda completamente la alemana, Lаzaro concibiо que el ser, que apareciо de repente del cuarto de ba?o, era del gеnero femenino. En primer lugar. En segundo lugar, no ten?a la intenciоn de armar un escаndalo por su incursiоn delictiva. Tercero, es que lo quer?a claramente…

De parte del muchacho no hab?a ni deseo siquiera, pero el miedo a veces hace maravillas…

Acabado el asunto, se vistiо apresuradamente, se cubriо la cabeza con el sombrero y se precipitо por el pasillo a la escalera, maldiciendo al cоmplice de Julio Cеsar y a la ninfa pecosa, tan аvida al amor.

No pasо un minuto siquiera y, ante la extendida y desnuda, llena de gozo y placer, Magda von Trippe, se presentо en las puertas abiertas el verdadero Guillermo. Se puso a cumplir de manera imperturbable sus compromisos pagados, lo que de ninguna manera desalentо a Magda. Todo lo contrario, la obligо a creer en la existencia del para?so en la Tierra y la convenciо de que este se extend?a en el territorio de la Isla de la Libertad.

Guillermo quedо contento de s? mismo y del condоn ahorrado…

El abuelo volviо tarde, cuando los dos pseudomasajistas ya hab?an hecho los servicios a la nieta. La puerta abierta con una ganz?a le hizo originar malas ideas y pensamientos, los cuales los compartiо con su ni?a. Solamente ahora Magda pudo recordar la extra?eza en la conducta del primer “masajista”. Le narrо al abuelo sobre su torpe intento de robar la videocаmara y, habiendo examinado sus prendas, declarо sobre la desapariciоn de un brazalete de oro, el regalo de sus padres con motivo de la mayor?a de edad.

– ?Quе apariencia ten?a este joven? – Miljelen preguntо severamente.

– Magn?fica… – respondiо Magda, y se puso a gimotear como una ni?a.

El abuelo escupiо con rabia en el piso y, habiendo descolgado el telеfono, pidiо al guardia en la recepciоn que llamara a la polic?a para declarar el hecho de un robo con allanamiento.

Los inspectores de polic?a, acompa?ados de los funcionarios del servicio de seguridad del hotel y un traductor, llegaron al cabo de treinta minutos. Ni hablar de operatividad en el caso citado.

Las declaraciones de Magda eran confusas y disparatadas. En estas no hab?a lоgica alguna. Ella reaccionaba de una manera no adecuada a las preguntas estаndares de los investigadores, como si leyera en ellas un subtexto no expl?cito sexual. Miljelen Calan, contemplando tal actitud de la nieta, estaba dispuesto a cambiar su opiniоn negativa respecto a las lesbianas desde el ?ltimo tiempo, rechazar al dios Od?n a favor del cristianismo tradicional y quemar todos los libros de Freud, salvo aquellas diez pаginas que hab?a le?do con tanta dificultad. Por fin, le llegо el turno y el alemаn cabeceо de manera positiva, cuando le preguntaron si ten?a algunas sospechas.

– Un barman con demasiado ah?nco intentaba detenerme hablando por hablar. Su nombre… Parece que se llamaba Julio… Julio Cеsar. ?Precisamente as?! – Miljelen tomо la iniciativa de la investigaciоn en sus manos – Еl se irritaba artificiosamente cuando yo intentaba apartarme de la barra, se ofend?a por la falta de atenciоn a su palabrer?a. Y a?n mаs, el barman hablaba mal de Fidel Castro y ped?a con insistencia propina.

La suerte de Julio Cеsar estaba echada…



* * *



El bot?n de Lаzaro constaba de un brazalete de oro y una ropa interior de color turquesa – una lencer?a con bordadura de encaje. Ven?a volando en su “Lada”, viejita, sexto modelo a la cita con Elizabeth      , camarera-vanguardista del hotel “Para?so-Punta Arenas”, una fe?cha de veinte y seis a?os, que sufr?a por la falta de atenciоn de su ex marido.

Cаrdenas es un peque?o pueblito. Dec?an que Juan Miguel se buscо una amante mucho antes de haberse divorciado de Elizabeth. ?Se separaron y todo! ?Para quе compartir un techo? La mujer dijo que еl nunca la quer?a, simplemente se compadec?a de ella. Siempre sent?a el complejo de inferioridad de su misericordia. Hasta reconociо que еl, Lаzaro, le regalо la felicidad… Elizabeth realmente por primera vez sintiо lo que era una pasiоn, sentir que era deseada, sentir ser una mujer, de la cual no se compadecen, sino que la quieren sinceramente…

Lаzaro deseaba ?nicamente solo una cosa – lo mаs rаpido posible conocer a los familiares de Elizabeth, que estaban residiendo en Miami. El t?o de Eliz, su tocayo Lаzaro le ayudar?a en los primeros d?as de estancia all?, luego еl solo se las arreglar?a. La meta estratеgica que era hacerse millonario, ya no parec?a ser una quimera.

En lo que se refiere a Eliz, dicho sea de paso, su cuerpo no era tan malo. Cabe decir, Lаzaro dispon?a de un pelotоn entero de chicas como ella. Pero precisamente ahora Eliz lo excitaba mucho mаs que todas ellas juntas. En ese aspecto, Lаzaro se asemejaba ser una ramera, la que goza del orgasmo viendo solamente los grifos de oro en el jacuzzi.

En opiniоn de Lаzaro, el apego a su ex marido Juan Miguel y al hijo Eliаn llegaba al absurdo. En sus proyectos a Elizabeth se le destinaba el punto clave, y еl, como una persona con instinto hipertrofiado de propietario, aguantaba a duras penas tal bifurcaciоn. Sin embargo, еl estaba mаs que seguro de que quedaba poco tiempo para compartir a Elizabeth con su ex familia. ?Lo viejo serа destruido para satisfacer lo nuevo!

El ladroncillo no pod?a concebir que el pasado estuviera formando el futuro, y a menudo lo estaba conduciendo. Los individuos de tipo aventurero menosprecian sus viejos pecados, no desean analizar sus errоneos modos de actuar. Creen que, al enajenarse del pasado, llegarаn mаs rаpido a la meta. Cuаl es su sorpresa cuando al final del trayecto se encuentran con el pasado, esta inesperada cita conlleva habitualmente a resultados infortunados.

Yendo camino a la “amada”, Lаzaro hizo una parada imprevista. Pudo ver una vaga silueta conocida en el senderito empedrado, al lado de la parte transitable.

– ?Quiеn lo hubiera dicho, Dayana! – lo dijo en voz alta y apretо el pedal del freno. El coche se detuvo chirriando al lado de la chica, en el pecho de la cual colgaba una mochila con un pituso. El “Lada” traqueteо unos segundos y se parо espontаneamente. El chоfer con dificultades hizo bajar el vidrio, se atrancaba la manecilla.

– ?Y en esta chatarra llevas a turistas? – expresо con iron?a la muchacha.

– Es que t? sabes – esto es provisional – sin salir del coche, Lаzaro lo comentо entre dientes, estando irritado con su ruidosa chatarra, la cual no arrancaba de ninguna manera.

– En tu vida todo es provisional – continuо riеndose del ex coinquilino la chulona – Aunque una sola vez hubieras venido a visitar a Xavier… – suavizando un poco el tono lo pronunciо Dayana con reproche. El pituso, al o?r su nombre, balbuceо algo ininteligible.

– Para quе visitarle, si acabo de verle – lanzо esta rеplica Lаzaro despidiеndose, estaba contento de que el coche hubiera arrancado. Apretо el pedal del acelerador, sin lamentarse dejо atrаs a su antiguo amor y no deseaba pensar en el destino del ser, en cuyas venas flu?a su sangre.

Al llegar al hotel “Paradisus Punta Arena”, se reasegurо por si acaso – no hizo parar el motor. Quiеn sabe… Con odio iba recordando sus intentos infructuosos al fallarle la llave de encendido hasta que no hubo concebido el olor de una fragancia agradable y no hubo o?do la tierna voz de Elizabeth. Ella ya hab?a saltado al asiento delantero de su coche y cerrо as? la portezuela.

– Llegaste con diez minutos de demora – le susurrо en su o?do.

– Para eso hubo causas muy sоlidas – murmurо Lаzaro, cubriеndola con besos. Hasta en este momento, despuеs de las “simultаneas”, que organizо la alemana llena de amor en el hotel “Siboney”, еl la besaba con gran placer. Su aficiоn ven?a impulsada por la comprensiоn de su completa superioridad sobre la criolla crеdula, la que deber?a convertirse en un trampol?n para su ascensiоn. Despuеs le dirа “Adiоs”, y no se pondrа a fingir su piedad hacia ella, asemejаndose de tal forma a su ex prometido. Ademаs, ella misma reconociо que la piedad solo humillaba a uno. La dejar?a abandonada sin m?nima compasiоn, en cuanto llegue la hora. Los millonarios deben tener un montоn de criollas, mulatas y “chicas” de piel negra.

– Espera, aqu? no – Eliz hizo parar a su hеroe-amante. – La mucama Lourdes trabо un l?o amoroso con un huеsped – petrolero de Rusia. Alquilо un jeep y se fue con ella a las playas del Caribe, a Trinidad. Sin dificultad alguna podemos penetrar en su bungalо… – lo pronunciо ella de una manera conspirativa, desapretando la palma de la mano y mostrando una llave magnеtica.

– Vamos – no hab?a que persuadir a Lаzaro, si se hablaba del sexo en apartamentos lujosos. De adue?arse de algo all?, еl tampoco rechazaba esa idea. Verdad es que, yendo por el camino, Elizabeth pudo convencerlo de que no lo hiciera. Ademаs, Lourdes le hizo un gran favor y ella no estaba acostumbrada a recompensar la bondad con una negra ingratitud. Еl, a su vez, aceptо lo expuesto por la amante con pocas ganas.

Un rato despuеs, ellos ya estaban en el lugar de destino. Realmente, sin ninguna dificultad, por el caminito secreto de su amiga pudieron pasar de largo la guardia por el senderito que llevaba al bungalо del hotel “Meliа Las Amеricas”.

Al entrar en la casa y viendo los enseres lujosos de sus habitaciones, Lаzaro exclamо con amargura:

– ?Por quе todo eso no es para nosotros?

– Es para nosotros, pero solo hasta las dos de la madrugada. Debo volver a Cаrdenas para las dos, de otra manera, Juan Miguel no estarа tranquilo – se puso a arrullar Elizabeth, acariciando con su mano las sobrecamas de seda de una enorme cama de dos plazas y echando una mirada “coquetona” a Lаzaro.

–As? siempre ocurre lo mismo. En este pa?s del diablo nos limitan en todo – en el tiempo y en la libertad de circulaciоn – Lаzaro se puso a cantar su vieja canciоn, arrimаndose a Eliz.

– Esta “isla del diablo”, como te expresas t? – es nuestra Patria – repuso Elizabeth.

– Y yo voy a hacer el amor con un miembro activo de la Uniоn de Jоvenes Comunistas – observо irоnicamente

– Ademаs, muy activo – a?adiо Elizabeth mientras iba quitаndose la ropa.

– Espеrate – recordо de improviso el amigo. Ahora quiso especialmente hallarse inmerso en el pellejo de un oligarca real. Te he preparado una sorpresa, mejor dicho, ser?an dos verdaderas sorpresas. Quiero ponеrtelas, sin que esto sea aplazado para despuеs y tirо a la desnuda Elizabeth una ropa interior de encaje de incre?ble hermosura. El color turquеs de esta dejо asombrada a la joven mujer, la cual pod?a ver prendas semejantes solo en los cuerpos de ricas turistas.

– ?Quе hermosura! – exclamо apasionadamente la joven, que saltо de la cama en un instante y se pegо al espejo. Volviо irradiando alegr?a, la talla le quedaba bien.

– ?De dоnde es esto?

– Ven aqu? – la tomо de la mano y le puso en su mu?eca un brazalete grande de oro con un capullo en forma de pеtalos de una orqu?dea.

En esta ocasiоn el corazоn avaro del “donante” se estremeciо en el pecho. Еl mismo se asustо de la generosidad que se adue?о de s?. No obstante, se tranquilizо ya que estaba seguro de que hab?a elegido una estrategia infalible. Ahora la chica le har?a todo, pidiera lo que pidiese. ?Ya ten?a garantizada la vivienda y el estatuto de fugitivo pol?tico en los EE.UU.!

Eliz quedо atolondrada, enmudecida.

– ?De dоnde los sacaste? – por fin, volviо a pronunciar algo.

– Yo sе que lo que tienes t? es m?o – respondiо el “hеroe”, atrayendo a la amante y se apoderо de ella en una enorme cama llena de una concupiscencia vergonzosa. Sus cuerpos se deslizaban por la seda fina, haciendo el amor vicioso, sin recordar nada – ni de la Dayana rechazada, ni del apacible Juan Miguel, ni de los dos peques, uno de los cuales a?n no ha experimentado los sufrimientos por tener la edad de dos meses, y el otro muy pronto deber?a enfrentarse a toda la maldad del mundo…

Frenado el instinto animal, Lаzaro se extendiо en la cama y extrajo de la cajita de nаcar un cigarro “Hoyo de Monterrey”. Se puso a fumar contemplando el techo y reflexionando en voz alta:

– Mi padre toda la vida estа trabajando duro, extrayendo el petrоleo del pozo, pero nunca podrа permitirse tener tal bungalо. Hasta los rusos comprendieron que el socialismo es una bazofia. Sus petroleros estаn haciendo amor con todas nuestras chicas.

– ?Y a ti, te faltan chicas? – interpuso Eliz.

– No hablo de eso. Es que antes de la revoluciоn besаbamos el trasero a los yanquis y ahora lamemos los talones de los europeos, canadienses y rusos. ?Hay diferencia alguna? Los cubanos eran y siguen siendo pobres.

– En vano lo dices ?Y la medicina gratuita, la educaciоn, la tierra, dada a los campesinos? Si no hubiera existido el embargo de los norteamericanos, ahora vivir?amos prosperando solamente a expensas de nuestros balnearios – comentо Elizabeth – Realmente ellos nos impiden hacerlo.

– ?Quе bien te ha instruido la educaciоn gratuita! – dec?a intranquilo Lаzaro y continuaba opinando, sin sacarse el cigarro de la boca – ?Para quе diablo lo necesito? ?Para trabajar de camarera? ?O lavar los platos de esos burgueses?

– No, para poder diferenciar a los jоvenes inteligentes de los groseros – Eliz reparо ofendida.

– No deber?as ofenderte – expresо Lаzaro valiеndose de un tono de reconciliaciоn – Mejor dime: ?quе tal te pareciо la ropa interior?

– Probablemente, algo de este estilo le pidiо que le comprara el joven Che Guevara a Chichita Ferreiro, su primer amor, cuando el futuro Comandante emprendiо un viaje por Amеrica Latina – Elizabeth en un instante se derritiо y continuо – ?Nunca has o?do hablar de esta historia? ?No? Ah? la tienes… Ella le dio quince dоlares y pidiо que еl le comprara un juego hermoso de ropa interior en Miami. La traves?a no resultо ser nada fаcil, no se dejо convencer por su compa?ero de viaje Alberto Granado en gastar esos quince dоlares. Hasta en el momento cuando se rompiо la moto, hasta cuando pasaban hambre, hasta cuando el Che sintiо la exacerbaciоn del asma, y Alberto exigiо este dinero para adquirir medicamentos para el Che enfermo.

– ?Y luego quе? – sonriо Lаzaro

– Y luego le escribiо que se cansо de esperarle…

– ?Eso significa, que el compa?ero Che no llegо siquiera hasta Miami, como yo ya he hecho en una ocasiоn, y volverе a hacerlo una vez mаs! ?El Che no le comprо la ropa interior a su Chichita! – se re?a Lаzaro – ?Yo la consegu? para mi chica, sin abandonar los l?mites de Cuba! Piеnsalo bien, quе puedo traerte cuando llegue a Miami por segunda vez. Mejor ser?a si yo te llevara all?. Solamente ah? mis capacidades serаn apreciadas. En Cuba no tengo ningunas perspectivas, no hay amplios horizontes… A propоsito, ?dоnde metiо el Che aquellos quince dоlares?

– Parece que se los dio a una familia necesitada de inmigrantes pol?ticos peruanos.                   – ?Quе mаs se puede esperar de un fanаtico! Quisieron construir un para?so sin dinero, crear una nueva persona, tomando las viejas materias primas. ?Dоnde estаn ahora los huesos de Che Guevara? ?Se pudrieron en la selva boliviana! ?Su cuerpo no fue inhumado siquiera!

– ?No hables as?! ?Encontraron sus restos en Vallegrande, Bolivia y con honor volvieron a ser enterrados en Santa Clara! ?Los hallaron al cabo de treinta a?os! – se indignо Elizabeth.

– S?, he o?do hablar que los indios bolivianos adoran al Gran Comandante no menos que nuestros comunistas – se expresо Lаzaro. – Los habitantes de Santa Cruz y Vallegrande hasta quedaron amargados, cuando les quitaron a ellos los huesos…

– ?No te atrevas! – le gritо Eliz.

– Tu misma empezaste sobre el Che tuyo – le reprochо Lаzaro – Sabes perfectamente que a m? me hacen rabiar los cuentitos acerca de las haza?as heroicas de los guerrilleros. Mejor bajemos a la tierra. Sea como sea, aqu? todo es mаs interesante. Y mаs a?n – en Miami. Es que t? tienes ah? parientes. ?Hay que largarse en esa direcciоn!

– ?Tonter?as! – resoplо Eliz. – En Cuba me conviene todo. Tengo un trabajo estupendo en Varadero. No estoy necesitada de nada. Mi ex marido gana bastante bien…

– ?Esposo! –un ataque de ira se apoderо de Lаzaro – ?Parece que nunca podrаs olvidar a tu Juan Miguel!

– Dеjate de celos. Los dos somos como hermano y hermana – lo dec?a excusаndose la joven mujer.

– ?Abre los ojos! ?Еl gana? – hablaba con histeria – ?Еl es cero! ?Estarаs metida un siglo en este pozo, sin haber visto el mundo! ?T? no cambiarаs estos cеntimos por un para?so verdadero! ?Solamente en los Estados Unidos seremos felices, vamos a tenerlo todo!

– ?Es quе no hay mendigos all?? ?No hay guetos? – no lo aceptaba la testaruda – ?All? no hay que trabajar? ?All? todos son ricachones y no hay camareras y lavaplatos? ?Ellos mismos se autoservirаn? ?Los ni?os de la poblaciоn de color van a los colegios prestigiosos a la par con los hijos de los millonarios?

– ?Est?pida! – comenzо a refunfu?ar Lаzaro – ?Seremos ricachones! Ganarе tanto dinero, que ni en sue?os lo ha visto tu torpe maridito. ?Estando aqu?, lo ganarе en Cuba! ?Sabes cuаntas personas inteligentes quieren trasladarse hacia allа? ?Miles! Yo les ayudarе. ?Contrabando! ?Has o?do hablar de eso? El contrabando de cubanos. Mil dоlares por cada uno que ha sido trasladado a Miami. Ganarе millones, y t? y yo vamos a vivir como en un cuento. Y no en este pa?s olvidado por Dios, sino en un verdadero para?so. ?Lo has concebido?

Elizabeth sin hablar se quitо la ropa interior de color azul turquesa, luego el brazalete y se vistiо, lo que enfureciо finalmente a Lаzaro. Apenas conteniеndose, este vociferо:

– ?Me quieres humillar no aceptando mis regalos?

– Simplemente no sе quе voy a decirle a Juan Miguel, si еl me ve luciendo tal ropa interior y llevando este brazalete.

– Amor m?o – haciendo de tripas corazоn, se puso a gorgorear Lаzaro – no me complace de ning?n modo que sigas viviendo bajo un techo con tu ex maridito, y posiblemente, deber?a resignarme a que еl, hasta en estos minutos, te pueda contemplar en la ropa interior. En doce a?os de matrimonio ha podido verte hasta en aspectos mucho mаs quisquillosos. Espero que ahora no tenga tal posibilidad… Recuerda que he hecho un regalo de todo corazоn. ?Acaso, no te ha gustado? Es que esa ropa interior te queda muy bien, y llevando el brazalete pareces ser una reina espa?ola.

– Quе tiene que ver la reina… – Eliz volviо a derretirse. Echо una mirada al brazalete, pensando si hay fuerzas en ella para superar la tentaciоn de no ponerse otra vez la hermosa prenda. Uno pod?a estar admirаndolo infinitamente. Quе obra fina y delicada…

– Puedo decirle a Juan Miguel que el petrolero ruso se lo regalо a Lourdes y ella necesitaba con urgencia dinero. – Venciо la tentaciоn, Eliz se rindiо.

– Ni?a inteligente – la felicitо Lаzaro – reconozco a mi chica. As? agarrarаs al flamenco de las dos patas – podrаs sin miedo llevar el brazalete y le sacarаs a Juan Miguel unos trescientos dоlares.

?De Juan Miguel? ?Trescientos dоlares? Esto es casi todo su ahorro… Susurrо como hipnotizada Eliz. Ya era la hora de volver a casa. Nunca se atrever?a a cometer tal enga?o… Si la joya no luciera de manera tan encantadora. No es una pieza de artesan?a de conchas, ni siquiera de coral negro enmarcado en plata. Una verdadera obra maestra de joyer?a. Ella misma es como una reina espa?ola… En aras de tal maravilla uno puede acudir a un peque?o enga?o.

Eliz se sentо en el coche de Lаzaro para irse a Cаrdenas. En su mano brillaba el brazalete, y en la bolsita llevaba la nueva ropa interior. En su cabeza se hab?a ideado una leyenda precisa y muy ver?dica acerca de las imprevistas adquisiciones. La chica se dispon?a a exponer lo inventado al ex esposo, cuyo respeto era lo ?ltimo que ella no quer?a perder.

Se perdonaba diciendo que Juan Miguel le hab?a prometido comprar algo muy caro inmediatamente despuеs de que naciera Eliancito, pero resultо que no hab?a cumplido lo prometido. Еl es bueno. Uno puede manejar a Juan Miguel como un gui?ol. Lo simplоn que es. ?Oh, si en aquellos a?os no hubiera sido tan descuidado! Lаzaro, s?, es otra cosa. Este hombre sabe lo que desea y quе es lo que quieren las mujeres. Cada uno cree en lo suyo y se traiciona siempre del mismo modo.



Cаrdenas, municipio de Matanzas, Cuba



Juan Miguel dorm?a tranquilamente, abrazado a su peque?o Eliаn, envuelto cuidadosamente en una tierna manta de plumоn, que le hab?a regalado al nieto la abuela Raquel – la mamа de Elizabeth.

Todo el d?a el chiquillo estuvo jugando con los ni?os vecinos. Primero al bеisbol y luego al f?tbol. No, por ahora no le invitaban a jugar en el equipo. Todav?a es peque?o. Pero corriо hasta hartarse y varias veces pudo chutar el balоn cuando este sal?a fuera del campo.

Papа todo el tiempo estaba al lado suyo. Despuеs de uno de los sucesivos “out”, cuando la pelota volviо a hallarse muy cerca de Eliancito, el ni?o, sin pensarlo siquiera, se lanzо hacia ella, y le dio con todas sus fuerzas y se precipitо a correr tras esta, apartаndose as? del campo de f?tbol. Lo alcanzо el ochoa?ero Lorenzo, el capitаn del equipo que iba perdiendo, contrariado de su propia incapacidad. Еl gritо furiosamente a Eliancito, echando una sarta de exigencias, que le diera la pelota:

– ?Dаmela! ?Esta es mi pelota! ?No nos molestes cuando jugamos!

Al haber quitado el objeto anhelado, el fi?e[5 - Chico – se usa solamente en Cuba] ah? mismo lo puso en juego, haciеndolo sacar de la banda del campo.

Hubo un segundo de compasiоn entre los espectadores respecto al desanimado Eliancito, cuyos ojos se humedecieron de una amargura insoportable. Y luego todos, con admiraciоn sincera, siguieron los momentos del juego. Solo el padre concibiо la “gran tragedia” del peque?o Eliаn, el cual vino corriendo hacia еl para compartir su ofensa.

– No hay nada de malo – le gui?о el ojo al hijo – Pasados dos a?os estarаs crecidito y vas a jugar como el argentino Diego Armando Maradona, el rey del f?tbol. Y entonces, querrа venir a Cаrdenas[6 - A fines de los a?os noventa la estrella del f?tbol Diego Armando Maradona realmente arribо a Cuba, invitado por Fidel Castro para pasar un curso de cuatro a?os de rehabilitaciоn contra la drogadicciоn.]. Le serа curioso contemplar a un ni?o, que se hizo tan mago en el juego, como el propio Maradona. Y cuando te vea, te entregarа personalmente una verdadera pelota de f?tbol con su autоgrafo.

Eliancito, inmerso en el cuento de su padre, casi se olvidо de la humillaciоn que acababa de sufrir. En su rostro de repente se manifestо una “perfidia infantil” – еl se imaginaba cоmo hac?a gambetas con la pelota con rombos negros ante los ojos de su ofensor, del capitаn de ocho a?os de la selecciоn del barrio, despuеs de lo cual el ni?o es admitido al equipo y Eliаn mete un gol.

– ?Papа, Maradona no puede venir antes? – preguntо el chiquillo a su papа.

– No, ahora tiene problemas con el calzado – contestо rаpido Juan Miguel – No tiene con quе jugar. Las botas de f?tbol se rompieron despuеs de un sucesivo partido, y es que еl estaba muy acostumbrado a estas.

– ?Cоmo se rompieron? – se sorprendiо el ni?o.

– Es que demasiado fuerte chutо la pelota…

– Que se ponga otras botas nuevas – continuо Eliancito.

– El asunto es que еl mаs bien se verа frustrado, porque empezarа usando otras botas. Sus piernas no se sentirаn cоmodas llevando un calzado nuevo. Esto es como tu casa natal. Alguien quizаs pueda tener un apartamento mаs espacioso con hermosos muebles, pero estando de visitas en alg?n lado, sue?as solamente una cosa, hallarte en tu casa donde eres due?o de ti mismo, donde la limpieza y el orden dependen solo de ti, donde no estаn desparramados los juguetes. ?Y estаs contento! Te alegran los huеspedes, siempre y cuando no se comporten groseramente en tu casa, aprovechando tu hospitalidad. En este caso, naturalmente, pedirаs de manera cortеs a tus visitantes, muy exaltados, que vuelvan a casita.

– ?Volver a casita! – repitiо el ni?o estas palabras y no se sabe por quе empezо a re?r a carcajadas.

– Y t? dices: “Botas nuevas” … – resumiо Juan Miguel – cuando Maradona repare sus botas queridas, entonces еl vendrа a verte.

– ?Cuаndo las repararа? – Eliаn quisiera saber eso.

– Habrа de ser dentro de dos a?os – con pleno conocimiento de la causa, respondiо papа – Cuando seas ya un delantero conocido.

– ?Ah! – exclamо Eliаn – ?Es que hay tiempo todav?a! ?Podrе entrenar!

El аnimo del ni?o mejorо considerablemente. Volviо a correr hacia el borde del campo esperando recibir un pase, aunque siendo por error este, y no era importante de quiеn.

No hubo tal pase. La causa no era la avaricia de los ni?os, sino un caso de fuerza mayor que interrumpiо el partido de f?tbol. Uno de los chicos, salvando la porter?a, golpeо con tanta fuerza la pelota que esta cayо exactamente en el camino carretero. Echо a rodar hacia abajo por el empedrado y acertо a dar bajo las ruedas de un “?koda” de alquiler. El turista espa?ol que conduc?a el coche, al o?r el estallido, en ese mismo momento se puso en guardia. El turismo de poca cilindrada continuaba moviеndose. Eso significaba que no hab?a causas de preocupaciones.

El cuadro que se abr?a ante los ojos de los ni?os del barrio, no era nada agradable, era una arrugada pelota de cuero con dos agujeros y ya no era apta mаs para jugar. Un pillo del equipo de Lorenzo alzо los restos de la pelota y, metiendo la mano en el orificio, pudo calmar al capitаn diciendo:

– ?Si la pelota estuviera entera, los despedazar?amos como a gatitos ciegos!

– ?As? es! – aprobaron la declaraciоn los restantes miembros del equipo – ?Como a cachorros mudos!

Lorenzo, el “propietario” de la pelota magn?fica o, mejor dicho, de lo que quedо de esta, hasta el ?ltimo momento segu?a estando en completa postraciоn, de repente concibiо que la derrota del equipo del odioso Enrique, condisc?pulo-pendenciero, podr?a ser disputada en tiempos mejores. Los amigos de Enrique jugaban mejor y en esos segundos llegо una salvaciоn inesperada. Lamentaba mucho lo ocurrido, pero, como se expresa su abuela de Miami, la cual visita al nieto una vez al a?o, “no hay mal que por bien no venga”. Justamente ella enviо de Estados Unidos esta muestra futbol?stica.

– ?Pues, olvidemos lo de la pelota! – opinо sobre eso el fanfarrоn peque?o – mi abuela querida me enviarа una pelota como esa y hasta a?n mejor. ?Entonces jugaremos el partido! ?Y eso no les saldrа bien! – dijo de manera amenazante, dirigiеndose a los contrincantes, tomо la pelota pinchada y, sin lamentarse, la tirо al contenedor de basura.

Habiendo contemplado esto, los rapaces se desbandaron. Una pareja entrada en a?os, la cual ya hace una hora estaba sin hacer nada en el balcоn, de manera casual, hab?a o?do estas rеplicas y opinо de lo ocurrido:

– ?Que ni?o tan mimado es este Lorencito! Su abuela Luc?a, cuando hu?a de Cuba, dejо su hija con un ni?o de teta y ahora hace penitencia de sus pecados ante ella y el nieto. Los colma de regalos y les hace zalamer?as, v?bora – no de buena manera se expresо de la abuela de Lorenzo la se?ora canosa.

– Todo lo que env?an los yanquis a Cuba, hay que aplastarlo y echar a la basura – con odio refunfu?о el anciano, hеroe de la batalla de Playa Girоn. – Ese es el destino de esta limosna americana.

En esto la historia no ha acabado. Apenas hubo amanecido, Juan Miguel dejо a Eliancito dormido y se dirigiо a buscar el fat?dico atributo futbol?stico. Sin dificultad alguna encontrо en la acera aquel mismo contenedor de basura y extrajo de еl el regalo tirado de la abuela Luc?a de Miami.

Por la ma?ana llamо al a?n semidormido Eliаn para ir al campo de f?tbol. El chiquillo dio un grito, cuando el padre, como un mago circense, sacо de un paquete, una pelota de f?tbol y la golpeо levemente con la pierna, haciendo un pase al hijo. Este inmediatamente se reanimо, y la somnolencia se esfumо. De manera incansable corr?a tras la pelota, tropezaba, cayо varias veces, pero al instante se levantaba, animado por las palabras del padre:

– ?Maradona nunca lloraba si se ca?a! A еl le pegaban de manera muy dura. Los hombres verdaderos no lloriquean como las ni?as. Se levantan inmediatamente. Se ponen de rodillas solamente los lacayos…

Eliancito, sudado, ni siquiera notо que casi una hora entera estuvo jugando con su papа al f?tbol. Еl ganо. No sab?a que su padre no jugaba con plena entrega. Es que Juan Miguel sinceramente se apenaba e indignaba cuando le met?an goles en su porter?a.

Una hora despuеs de iniciarse el juego, Juan Miguel se cansо. No hay nada extra?o. No pegо ojo durante la noche, haciendo meter trapos en la cаmara de la pelota rota. Pero la primera etapa de esta muy minuciosa labor para reanimar la propiedad del ochoa?ero Lorencito era apenas la mitad del asunto. Cuando la cаmara de la pelota estaba llena hasta el tope con una cantidad numerosa de capas de trapos, por delante hab?a que realizar una operaciоn, cuyas herramientas ser?an una gruesa aguja de la abuela Raquel e hilos irrompibles de nilоn y un dedal de esta?o.

El dedal no pudo proteger a Juan Miguel de unos cuantos pinchazos, no obstante, el resultado de su labor abnegada ya adquiriо formas concretas hacia la ma?ana. La pelota “restaurada” parec?a ser nuevita, y en cuanto al peso no lo superaba en mucho a la de la original.

– ?Papа, ataja! – gritо Eliancito al padre y asestо un fuerte golpe a la pelota con la punta del pie.

Esta pasо volando sin acertar en la porter?a y rodando llegо hasta los mismos pies de Lorenzo, cargado de rabia. Toda la banda futbol?stica del barrio se hab?a amontonado tras la espalda de su capitаn.

– ?Ud. robо mi pelota! – expuso Lorenzo su acusaciоn a Juan Miguel. – ?Esta pelota es m?a! ?No es suya! ?Ud. es un ladrоn!

Juan Miguel tomо de la mano a Eliancito y se aproximо callado a los ni?os ah? reunidos.

El pie de Lorencito pisaba demostrativamente su propiedad. Sent?a el respaldo tаcito de los compa?eritos de equipo parados detrаs de еl. Ellos quedaron admirados de que uno de sus l?deres no se hubiera asustado siquiera. La confrontaciоn desigual entre el audaz capitаn y el adulto musculoso don Juan, que resultо ser ladrоn, podr?a terminar quiеn sabe cоmo…

– Nunca ansiaba poseer los bienes ajenos. Me sobra lo que tengo – se puso a hablar tranquilamente Juan Miguel – Eso se lo estoy ense?ando a Eliancito. Es que ayer alguien echо a la basura un objeto inservible, no apto para nada. Tuve que trabajar con mucho ardor para volverlo a la vida. Primero hubo que rellenarlo hasta el tope, luego coserlo con una aguja muy gruesa. Ademаs, varias veces me her? el dedo. No habr?a posibilidad de corregir la situaciоn de otra manera., es sabido que en toda la barriada no hay ni una bomba para este tipo de pelotas. Sea como sea – la pelota es tuya, pues llеvatela. Lo que nosotros con mi hijito la aprovechamos jugando, que sea eso el pago por la reparaciоn…

Juan Miguel y Eliаn se encaminaron lentamente hacia su casa. Los acompa?aban doce pares de ojitos infantiles.

– ?Eliancito, no quisieras jugar con nosotros? – de improviso se oyо una tard?a invitaciоn de Lorenzo.

Eliаn se volviо asustado, luego esperanzado alzо los ojitos hacia el padre. Juan Miguel meneо la cabeza aprobativamente, y el hijo feliz se precipitо a correr apresuradamente hacia los ni?os mayores. Estos se desbandaron al instante por la cancha y con mucha seriedad iniciaron el sorteo. En esta ocasiоn Lorencito repart?a a los ni?os en equipos. No permitirа mаs que el pendenciero Enrique ordene aqu?. ?Pero dоnde habrа de jugar el chiquit?n Eliаn, naturalmente, en mi equipo, y yo personalmente voy a proteger al hijo de Juan Miguel, si los chicos de Enrique se atreven a empujarle y jugar duro…

Satisfecho con el resultado del partido y la rica cena, que hab?a preparado su papа, ya hacia la noche Eliаn se puso a bostezar. Juan Miguel lo tomо en sus brazos y lo trasladо a la cama. Cuidadosamente lo tendiо de costado en ella y se acostо al lado, contemplando al chiquit?n que se dorm?a.

– Duerme, querido m?o, yo le dije a un аngel que te besara por m?, pero este volviо y dijo: “Los аngeles no besan a los аngeles” … Por eso yo mismo debo besarte.

Le dio un beso ruidoso en la mejilla y, mirando el reloj, comunicо:

– Son las dos. Pronto vendrа mamа.

Pero Eliаn ya no o?a nada. Dorm?a dulcemente, inmerso en panoramas agradables y sue?os dorados.



* * *



Elizabeth sorprendiо al ex marido y al hijo durmiendo abrazados. Llegо por la ma?ana el insaciable Lаzaro de improviso hizo un enroque, sin que se tomaran en consideraciоn los planes de ella. Cabe decir, que Eliz no se revelо mucho cuando el amante la llevо, en vez de Cаrdenas, a un lugarcito a la muy concurrida casa de trueno del Varadero nocturno. All? se hallaba la discoteca “La Cueva del Pirata”, ubicada en una gruta natural.

…Los extranjeros y las extranjeras, que iban y ven?an en ansiosas b?squedas del amor cubano, fаcilmente encontraban a muchachos y muchachas interesados en hacer zambullir a los turistas en, el poco acostumbrado para el ciudadano occidental, mundo de una sincera y despreocupada cordialidad, condimentada con un sexo excelente y bien ensayado.

Los descendientes de los conquistadores espa?oles y esclavos de Ruanda hac?an salir del estado de depresiоn espiritual a las ninfas, despose?das del mimo masculino, de la Europa, y las mulatas y mestizas cubr?an de besos, derrotados por la emancipaciоn, a los desdichados canadienses y, los que huyeron de las feministas al vedado cubano, a los papanatas alemanes.

Todo el mundo, salvo los veraneantes rusos, fаcilmente pudieron evaluar la esencia que diferencia las civilizaciones. Estos turistas no pudieron notar la diferencia, se lo imped?a hacer la enorme cantidad tomada de “daiquiris”, “mojitos” y “cubalibres”. La borrachera, que en ciertos momentos conllevaba al trastorno mental, no permit?a plenamente concentrarse en lo mаgico, lo que suced?a ante los ojos y gozar del sue?o hecho realidad. Las cubanitas brincaban estando con los muchachos rusos, como delfines, que chapoteaban y se zambull?an al lado de la orilla, en espera de exaltaciones infantiles. La reacciоn de los rusos, en el mejor caso, se asemejaba a la conducta de las iguanas desconfiadas, en el peor caso a la inmovilidad del cocodrilo.

Pero lo mаs inexplicable es el pago por el goce. En realidad, resultо ser mаs bien m?sero en comparaciоn con el equivalente de los gastos de servicios anаlogos en cualquier pa?s de la viejecita Europa, sin hablar ya de Mosc?. Enloquecida esta por el flujo de petrodоlares, con sus prost?bulos, camuflados como clubes de striptease. Lo mаs extra?o de la prostituciоn cubana consist?a en que no era obligatorio el pago, si esto era por amor. Hab?a de sobra voluntarios, tanto entre los turistas, como entre los locales, que estaban sedientos y ansiosos de compartir lo romаntico. Aqu? dominaba la sed de comunicaciоn sobre el vergonzoso sentimiento de lucro. La causa es muy simple. Los cubanos no son solamente una naciоn. El cubano es el nombre del orgullo y de la independencia.

Pudieron liberarse del Imperio no solo de facto y de jure, muchos lograron alcanzar la independencia en sus propias cabezas. A esta cohorte numerosa los gobernadores ascetas en el transcurso de largos a?os de soberan?a estatal le han inculcado el desaire hacia Su Majestad el Dоlar, lo que, sin embargo, no repugnaba a la gente de ganancias casuales y ayudaba a considerar como temporal cualquier sindineritis. En Cuba pueden ser permanentes solo la temperatura del agua y el aire – de +21?C a +27?C el a?o entero. En tales condiciones del tiempo se fusiona precisamente la codicia. En lo que se refiere a Fidel… Еl tambiеn es algo permanente. La amplitud de sus variaciones es insignificante. No permite que desaparezca el pueblo por el embargo econоmico. El genial longevo Fidel aparentaba ser una especie de corifeo ante los ojos de las masas. Se asemeja a los mеdicos cubanos, famosos en todo el mundo, que elaboraron un medicamento eficaz contra el SIDA. Solamente los esculapios cubanos pudieron hacer lo imposible e inventar un preparado, que mantiene el sistema inmune de los infectados por VIH. Solo Fidel fue capaz de realizar un milagro – una pociоn extraordinaria de vitalidad de un pueblo poco numeroso cercado por los enemigos. La fоrmula del elixir se manten?a en absoluto y estricto secreto. Transcurridos los a?os lo misterioso se hizo evidente. Fidel no inventaba nada, еl, llamаndose ate?sta, materializо en la prаctica el postulado cristiano – no teman reproducirse. Dios no dejarа sin sustento a sus hijos queridos…

Durante los cuarenta a?os de su gobierno la cantidad de habitantes del pa?s se duplicо, mientras el incremento de la poblaciоn del mundo occidental cuenta con unos mezquinos porcentajes. Las sanciones de Estados Unidos justamente as? influyeron en los cubanos. La respuesta de Cuba fue la reproducciоn. A еsa contribuyeron aquellos mismos mеdicos. Y la educaciоn cubana los hizo altamente cualificados, a lo expuesto no ten?an nada que ver los proxenetas y criminales, lo que nos obliga a retornar la lоgica y la continuidad de esta narraciоn.

Pues, volvamos a nuestro hеroe-amante. Jean-Baptiste Moliеre, autor del inmortal “Tartufo”, cierta vez notо con aire de clarividencia: “Los envidiosos morirаn, pero la avaricia – nunca…” Lаzaro sufr?a de un malestar espiritual, viendo a una cubanita, paseando con alg?n extranjero a lo largo de la playa. Los dos se las daban de ser una pareja de amantes, arrullando como tortolitos.

Una cosa es el sexo inofensivo, lo que te da una posibilidad segura, al 100%, de conseguir divisas. No ve?a nada reprensible en tal tipo de “iniciativa empresarial”. Pero es completamente otra cosa entablar relaciones duraderas con estos acicalados dandis. ?He aqu? donde yace la verdadera traiciоn! As? opinaba el mujeriego Lаzaro, el Don Juan local, siendo antes barman, nunca desde?aba arrancar sus intereses de las amiguitas, que fueron ofrecidas a los europeos. No le acusaba la conciencia cuando este viv?a a expensas de las mujeres ca?das. Otra cosa le sacaba de quicio – cuando las citas breves iban cobrando un carаcter mаs serio. Entonces la indignaciоn del ex barman se transformaba en ira y acababa en palizas y golpes contra las compa?eras.

Justamente ahora, en “La Cueva del Pirata”, adonde trajo a Elizabeth la despreocupaciоn rаpidamente cambiо por la irritaciоn. Los nervios se rebelaron porque este lugarcito de moda estaba lleno de parejas de enamorados, donde desempe?aban el papel de machos los ricachones europeos y las hembras, conforme a la definiciоn de sicolog?a, eran sus compatriotas. ?Tontas! ?Estаn listas a entregarse por un ron con cola y bombones! ?Quе beneficios se esfuman!

Su alma baja de proxeneta requer?a de еl nuevas acciones y actividades. Pero ahora, cuando en el horizonte se vislumbraba la perspectiva de Miami, Lаzaro no empezar?a a ofrecer su mediaciоn a unas mozas poco conocidas. Los “mastines” lo ten?an fichado en una nоmina especial. ?Val?a la pena arriesgarse en minucias, ya que un gran dineral estaba a la vuelta de la esquina, tras una bah?a? Se hac?a frenar con la idea de que su iniciativa empresarial, a la que en Cuba nadie toma en consideraciоn, en plena medida serа ?til en realidad en una gran operaciоn. Para este asuntito se necesitarа no solo un fuerte y seguro barquito, sino una astucia incre?ble, de la cual еl dispon?a indudablemente. La recompensa serа el sue?o americano hecho realidad. Por eso no se ha de cazar al zunzuncito[7 - Zunzuncito – pаjaro mosca, o elfo de las abejas (Mellisuga helenae) es la especie mаs peque?a de los colibr?es y de las aves en general.], cuando al pie de la catarata hay una bandada de flamencos rosados…

Se llevarа lo que merece debido a su talento. ?Vivir como toda esa gentuza, no es para еl! Que crean en los cuentos de Castro sobre la vida modesta, pero llena de dignidad humana, los fanаticos de еl. El mundo a nuestros pies, a eso debemos aspirar. Las doncellas prefieren a los se?ores adinerados. Ellas se lanzarаn tras еl, como lo estа haciendo la fe?cha Eliz – ella es su entrada al para?so. Se ha de llevar adicionalmente a Miami a su mocoso. ?Oh! Como se revelan los gastos de la afecciоn maternal. ?Quе bueno es que al tonto Juan Miguel lo haya alejado de ella!

– ?F?jate como este gordinflоn estа bailando la salsa! ?Le tiembla la barriga como una bolsa de agua caliente! – Lаzaro meneо la cabeza en direcciоn al marinero inglеs. Este llevaba una barba art?stica y estaba danzando con torpeza al estilo “latino”.

A Elizabeth le hizo sonre?r la apariencia del amante del mar, en especial, cuando aquel metiо en la boca una pipa grande y empezо a echar humo como un tren blindado. El contenido de su barriga se vert?a de la izquierda a la derecha como si fuera leche en la ubre de una vaca.

“Ella es igual como todas las otras – pensо Lаzaro – ?Plebe! Cоmo les puede divertir ese deforme pretencioso ricachоn, que hab?a tra?do a Cuba su desmesurada figura, para que la rasparan con sus lenguas casi gratuitamente nuestras chicas tontas.”

– ?Quе t?o gracioso! – re?a a carcajadas la joven mujer.

En torno al barbudo daban vueltas varias mulatas. Sin embargo, a Lаzaro nadie podr?a convencerle de que las chicas solamente decidieron respaldar, al que se hizo recientemente el centro de la atenciоn, bailador de poca val?a, valiеndose realmente de sus “pasos” profesionales, aprovechando sus culos, que temblaban como tambores.

Las bailadoras no se dispon?an a galantear al gordinflоn con la cara abofada, y por a?adidura, bizco y chueco. Terminada la m?sica, todos los miembros del show improvisado se incorporaron a algo suyo. El inglеs no quedar?a en soledad, pero estas dos compa?eritas de la improvisaciоn no estar?an en compa??a con еl. En cuanto a Lаzaro, еl odiaba precisamente a estas, lo que le comunicо a Elizabeth:

– ?Quе te parece, no le impedirа la grasa adue?arse de las dos?

– Yo cre?a que tienes celos solamente de m? – improvisо Eliz.

– ?Hay motivo?

– Muеstrame a un macho, y siempre habrа motivo alguno – bromeо ella.

– Estoy seguro de que este gordinflоn serа aprovechado no como macho, sino como medio de traslado a Europa.

?Puedes, aunque sea por un instante relajarte? ?Aqu? reina la alegr?a! ?Para quе se ha de complicar todo? – se amargо la chica – T? mismo me trajiste aqu?. – Aunque te dec?a que no pod?a ir.

Ahora estаs vertiendo la furia en aquellos que vemos por primera vez y quizаs sea la ?ltima.

– No les tengo rabia a ellos, sino a m? mismo – de repente la besо y continuо – Porque no puedo comprarte a ti toda suerte de cosas, o sea lo que puede regalar a estas dos chicas el gordinflоn con la barba de chivo.

– No me hace falta nada – asegurо Elizabeth.

– Yo s?, que lo necesito – soltо avinagradamente Lаzaro.

– Qu?tate los complejos innecesarios – aconsejо Eliz – En el amor no sirven para nada. Lo mаs maravilloso del mundo estа ya a tus pies. Soy tu esclava. ?Quе mаs necesitas?

– Quiero ver el mundo y tirar la casa por la ventana en otros pa?ses, como lo hac?an los yanquis en Cuba antes de la revoluciоn.

– No es obligatorio ver todo el mundo para comprender que no hay otro pa?s, que sea mаs hermoso que el nuestro – soltо con seguridad Eliz.

– ?Estаs segura? – se rio sin ganas Lаzaro – Es que no disponemos de la posibilidad de comparar.

Elizabeth hizo una pausa antes de contestar a tal argumento fundamentado. Luego dijo:

– Para quе comparar lo nuestro y lo ajeno. Lo ajeno puede ser mаs grande y mejor, pero lo nuestro siempre es mucho mаs querido… Ademаs, no todos los yanquis tienen la posibilidad de tirar el dinero. Y a?n mаs… Ellos pagan por lo que aqu? se nos ofrece gratuitamente y para siempre. Llеvame a casa, ya estа saliendo el sol…

Lаzaro tuvo que obedecer a la patriota incorregible. Quе vas a hacer, habrа que aguantar su rebeld?a. Sea como sea, en que yace este amor ilimitado hacia el pseudo para?so socialista con su sistema de racionamiento y pesos diferentes para los turistas y la gente local. Por lo visto, el imbеcil Juan Miguel le metiо en la cabeza sus convicciones procastristas, quizаs еl solamente sepa argumentar ante las infames. Todo lo restante lo hacen para otras personas.

Ese d?a Lаzaro supo apoderarse de la ex esposa de Juan Miguel en el salоn de su chatarra directamente ante el portal de su casa. Al amante le excitaba la propia proximidad del ya ex marido de su cari?o actual. Tal situaciоn daba lugar a sentir su superioridad varonil. Su vecina, mujer entrada en a?os, do?a Marta fue testigo de una conducta incalificable de Elizabeth. Esta decidiо, que despuеs de lo visto, no se saludar?a con la ingrata Eliz. Y al mismo tiempo no contar?a nada al pobre Juan Miguel. La mujer no quer?a hacer disgustar a este buen joven, que se pasaba el d?a entero con el peque?o Eliancito, dejando aparte su tiempo libre. Es claro, no era una persona impecable, como lo son realmente los varones, pero hasta ahora, por lo visto, estа ciego de amor por una zorra indigna, ya que sigue viviendo tras el divorcio con ella bajo un mismo techo.

Todos cre?an que Juan Miguel y Eliz alg?n d?a volver?an a unirse obligatoriamente. Ya que los dos quer?an apasionadamente a su hijito. La gente creerа de buena gana en un cuento, y no en el reportaje en directo de un testigo de vista. Do?a Marta lamentо tener un insomnio progresivo, que hubiera armado un lavado a la madrugada y hubiera puesto a secar la ropa. Ahora la mujer sabe mucho mаs de lo que necesita y eso empeora el proceso del sue?o. Es malo que te convenzas una vez mаs de la injusticia del mundo. Es bueno que esta provenga solo de la gente imperfecta.

Cansada Eliz se dejо caer al sofа y al instante se durmiо, as? pasо inadvertido un pintoresco amanecer incre?ble. Un ligero vientecito del ocеano ahuyentaba las bandadas de cirros, dando el camino al sol que se despertaba. Este resplandor pol?cromo se revelaba en las formas de colores lila, rosado o azul. Era, ni mаs ni menos, una autеntica obra maestra. Aqu? uno contempla un milagro prosaico, el que no puede ser captado por los seres altivos, y que se abre tan fаcilmente a los que pueden sentir el dolor ajeno como el suyo propio, y alegrarse tanto de los еxitos propios como de los demаs…



* * *



Juan Miguel fue el primero en despertarse. Hoy era un d?a no laborable, lo que significaba que еl deb?a cumplir la promesa dada al chiquillo Eliancito y dirigirse a Camag?ey para mostrarle un pez exоtico, un marl?n azul, y tiburones amaestrados.

Los amigos-buceadores siempre lo recib?an y atend?an como al huеsped mаs deseado. Ya hace mucho tiempo que no quer?a solo admirar los extravagantes palacios submarinos de arrecifes de coral.

Eliz trabajaba todo el tiempo. Completamente otra cosa era Eliаn, este recordarа para siempre la primera odisea subacuаtica. Estando en la misma costa, uno puede contemplar los bancos de coral y los peces tropicales en la Playa Santa Luc?a. All? le ense?arа a Eliаn cоmo nadar a estilo braza, ya que su hijo hasta el momento solo asimilо su propio estilo de nadar, no aprobado por el Comitе Ol?mpico Internacional. All? le permitirа al hijo que se ponga el traje de buzo, le ense?ara cоmo se ha de ajustar la careta y usar el balоn de ox?geno, le permitirа sumergirse unas veces bajo la vigilancia del instructor, el cual le relatarа sobre la vida de los buceadores.

Los muchachos zambullistas se especializaban en entrenar a los peque?itos. Dec?an que dispon?an de equipos de buceo de tallas peque?as y sin riesgo alguno se pod?a sumergir a Eliаn, atado a un cable, de unos cinco metros. Juan Miguel rechazо rotundamente esta idea. Para quе acelerar los acontecimientos. Para la segunda ocasiоn del programa ideado esto era mаs que suficiente.

– ?Papа, veremos los buques hundidos? – segu?a preguntando el chiquillo acalorado antes de emprender una lejana traves?a mar?tima en espera de un milagro.

– Esto serа un d?a de entrenamiento. Los galeones, de los piratas y espa?oles, no desaparecerаn hasta la prоxima visita mаs profesional tuya. Cabe decir, para ese momento ya habrаs aprendido a nadar a estilo braza. Te lo prometo.

– Comprendido – lo aceptо Eliаn.

Eliancito nadaba bastante bien, y para un ni?o de seis a?os eso ser?a algo excelente. Solamente se agitaba mucho, y por eso se cansaba pronto. Al tragar una considerable porciоn de agua salada, empezaba a entrar en pаnico, pero era un tipo especial de pаnico – taciturno, tesonero y lo paradоjico era que eso fuera fundamentado.

S?, ten?a miedo, pero no de ahogarse. Tem?a reconocer a papа abiertamente su estado de insolvencia. Es que еl ya es adulto, sabe nadar. A?n sab?a que su papа estaba al lado, a unas diez yardas. El padre estа observаndole y controla la situaciоn y en el caso de que su hijo de veras empiece a ahogarse siempre lo sacarа del agua o le echarа un salvavidas. Algo parecido ocurriо el oto?o pasado. En la еpoca de las lluvias en la playa Cayo-Sabinal…

Aquel d?a los amigos –buceadores los llevaron en una lancha peque?a de un embarcadero en Playa Santa Luc?a hasta un lugarcillo maravilloso, declarado como reserva nacional. Aqu? numerosas bandadas de flamencos compet?an exhibiendo su finura y elegancia con los ibis blancos y lindaban con legiones de tortugas marinas, pesadas y torpes tipo Chaelonidae, que tomaban el sol. A una de estas el chiquillo hasta pudo tocarle el caparazоn de la tortuga.

Cuando Pedro el amigo de Juan Miguel, el instructor de buceo, le mostrо al ni?o una pesad?sima barracuda que acababan de capturar, Eliаn estaba loco de admiraciоn y quiso tocarla. Apenas hubo rozado la aleta del pez, este bruscamente moviо la cola y se contrajo, y un poco mаs se habr?a deslizado de las fuertes manos del t?o Pedro.

Unаnimemente se decidiо que hab?a que fre?r a la intratable moradora del ocеano en una fogata y comerla por complacer el apetito que se hab?a desatado. Fue preparado un plato exquisito en el propio litoral. Una vez terminada la comida, el padre pidiо a Eliancito que le ayudara a recoger la basura – ya que no se permit?a dejarla en la blanca arena cubana.

Organizaron el fest?n en la misma lancha. Habiendo tomado un tentempiе, los viajeros se dirigieron hacia la bah?a de Nuevitas, a una cueva rocosa, un paraje muy elogiado solamente entre los conocedores de tales maravillosos lugares costeros. Aqu?, probablemente, escond?an sus botines los corsarios de Henri Morgan – filibustero inglеs que horrorizaba la Corona espa?ola.

– Aqu? tienes veinte y cinco centavos – entregando al hijito la moneda, Juan Miguel le advirtiо en voz baja que Eliаn deb?a entrar solo en la cueva – tales son las reglas. De otra manera el Santo Cristоbal no cumplir?a tu deseo. Lo debes pronunciar con susurro y solo una vez, tapando la boca con la palma de la mano. De este modo… Solamente a las paredes se les permite o?r los deseos ?ntimos de los ni?os peque?os y hacerlos pasar a la consideraciоn del Santo Cristоbal. En las paredes se puede confiar, ellas pueden guardar los secretos.

– ?Se puede encargar solo un deseo? – Eliаn, con los ojos desorbitados, pronunciо intimidado.

– Solamente uno, lo mаs importante – afirmо el padre – Por eso, m?ralo bien antes de que le pidas algo.

– ?Puedo pedirle una patineta autеntica? Es que la m?a, hecha de una tabla y cojinetes, la vienes reparando cada d?a.

– Ya no se puede, es que me has contado lo de tu deseo recоndito, y yo te advert? que lo guardaras en estricto secreto.

– ?Es que t? eres mi papа! – se ofendiо el ni?o resentido, intentando clasificar y ordenar en la mente sus innumerables deseos seg?n el grado de importancia de estos.

– Tales son las reglas. Yo no las he ideado. Son como las normas de trаfico. Si no te gu?as por estas, entonces obligatoriamente sufrirаs alg?n accidente. El hombre como tal debe subordinarse a ciertas normas. De otra manera, simplemente no podrа sobrevivir. ?Lo has comprendido? As? que apres?rate, ap?rate. Y no olvides echar la moneda en el hueco, en el centro de la cueva. Verаs adonde tirarla – all? en el fondo hay cantidad de monedas.

– ?Resulta que el Santo Cristоbal necesita dinero? – Preguntо desconfiadamente Eliаn.

– Todos necesitan dinero. Pero no lo aceptarа de todos los deseosos. Solamente de aquellos que lo merecen. No le importa cuаnto dinero has dejado – es que uno puede dar cien pesos y otra persona no juntarа un centavo siquiera. Еl tomarа el dinero de los que de verdad quieren a su pa?s y obedecen a los padres.

– ?Y si yo quiero mucho a mi pa?s, puedo encargar un solo deseo o varios? ?Aunque sean tres? – Eliаn se puso a regatear el derecho de encargarse para s? una nueva bici china a cambio de la patineta, del machete de juguete, que brilla en la oscuridad en una funda de cuero, y un enorme Mickey Mouse de peluche. O, siquiera, un Batman mecаnico, en el caso de que todos los Mickey Mouses se hayan agotado. Si no, por si acaso hasta podrа ser aprovechado un Mickey de plаstico peque?o como el que tiene Lorencito.

– No, solo un deseo – se oyо una respuesta severa.

– ?Puede ser que aqu? en las cercan?as haya otra cueva? – tal variante retorcida ofrec?a Eliаn a su padre.

– En las cercan?as hab?a solo manglares intransitables – lo comunicо en manera implacable Juan Miguel.

Eliancito deca?do de аnimo, pasaba pisando de una piedra a otra, se encaminо lentamente hacia la cueva. El padre que ten?a el ce?o fruncido y el t?o Pedro sonriente quedaron al lado de la lancha.

Estando dentro de la cueva, Eliаn se quedо aturdido, mirando las paredes porosas de las cuales colgaban bloques de piedras. En el fondo del peque??simo hueco, en medio de la cueva, en el agua cristalina brillaban las monedas de diferentes pa?ses. Eliаn se sentо por un momento en la ?nica piedra plana pulida por el agua, cubierta por algas y musgo. Quedо muy pensativo.

?Quе hay que pedirle al Santo Cristоbal? ?Por quе estableciо tales reglas severas, permitiendo pedir un solo deseo, el mаs ?ntimo que haya? Eliancito reflexionaba calladamente hasta que no hubo sentido que de la humedad de la cueva empezо a acalorarse. Entonces, el chiquillo se levantо decididamente de la piedra plana, se arrimо a la pared y tapando la boca con la mano, susurrо:

– Santo Cristоbal hasta el momento no puedo elegir de todos mis deseos lo mаs importante, y por eso quiero pedirte que hagas lo siguiente… Hazlo de tal manera, que yo vuelva aqu? obligatoriamente. Para ese momento lo habrе examinado minuciosa y debidamente lo que yo quiero mаs de todo en el mundo. Cuando vuelva a estar aqu?, te pedirе un solo deseo…

El ni?o saliо de la cueva empapado de lаgrimas.

– ?Quе ha ocurrido? – sin entender algo, preguntо el padre. Dejе escapar mi deseo – sollozaba amargamente Eliаn – le ped? al Santo Cristоbal solamente poder volver aqu?.

– ?Volver? – Repitiо tras el hijo el padre – un deseo excelente – poder volver. ?Y quе te ha apesadumbrado as??

– ?Cоmo es que no lo entiendes? Resulta que no recibirе nada. Volverе simplemente y todo. No tendrе ni la bici, ni a Mickey Mouse, ni el machete con una funda de cuero… Chorreaban las lаgrimas de los ojos.

El padre estaba desconcertado. No sab?a quе hacer para calmar al hijito.

– Espеrate, espеrate – intervino en la conversaciоn el ingenioso t?o Pedro – ?Quе tienes en la mano?

Eliancito abriо el pu?o. Brillо una moneda de veinte y cinco centavos, que se la hab?a dado su padre antes de visitar el refugio secreto de los corsarios.

– Conforme a las reglas, la peticiоn entra en vigor solamente despuеs de que se haya pagado el impuesto al Santo Cristоbal. Si el dinero no ha llegado al destino, quiere decir que t? no has pedido el deseo – el amigo del padre pronunciaba be por be, acariciando el bigote – Lo que t? has pedido acerca de volver aqu?, el Santo Cristоbal lo considera obligatorio para cada uno que viene a visitarle.

– ?Cоmo es eso? – sin creer a?n en su dicha, pero ya sin llorar graznо Eliаn.

– De este modo – continuaba don Pedro, encontrando nuevos argumentos – Pero si t? no volvieras para agradecerle por haber cumplido tu deseo – eso, s?, ser?a malo. Si la persona estа muy agradecida, pues, esta puede volver hasta cien veces aqu?. Y a?n mаs, si no se ha definido quе es lo mаs importante para ella.

– ?Hurra! – Gritо Eliаn, alegrando de tal forma a Juan Miguel – ?Pues, volver – esto no es un deseo!

– Es tu derecho legal – afirmо Pedro.

…Antes de que pusiera rumbo al oeste, don Pedro echо el ancla cerca de un faro. El sol iba poniеndose, hab?a una plena bonanza, y los amigos decidieron refrescarse. El t?o Pedro tomо un salvavidas de la caseta de timоn y lo tirо bastante lejos al agua.                  – Yo tambiеn quiero nadar – balbuceо lastimosamente Eliancito.

Ya hab?a ca?do la noche.

– A los ni?os les estа prohibido ba?arse en alta mar – se lo prohibiо el padre, y saltо al agua. El siguiente en lanzarse de a bordo fue el t?o Pedro.

Este largo rato estuvo sumergido en el mar, solamente al cabo de unos minutos se vio aparecer su cabeza calva sobre la superficie del agua. Juan Miguel cubriо unas cincuenta yardas a estilo libre, y luego ven?a nadando atrаs, valiеndose del estilo braza. Apoyо las manos en la lancha y quiso empujarse de ella para ver cоmo ser?a su estilo mariposa, pero unos brotecitos de alarma surgieron en su subconsciencia. A bordo reinaba un silencio sospechoso. Eliancito no emit?a ni un sonido. Es que no pudo ofenderse hasta tal grado…

– ?Eliаn! – llamо el padre.

Silencio en respuesta.

– ?Eliancito! – Gritо en voz alta Juan Miguel – ?No bromees as?!

Nada se oyо. Ni una palabra.

– ?Juan Miguel! ?Estа a veinte yardas tras la popa! ?Rаpido! – las palabras proven?an de atrаs. Lo dec?a a grito pelado Pedro, el cual advirtiо al ni?o en el agua y este se agitaba desesperadamente. El salvavidas ya iba volando en esa direcciоn y cayо unas diez yardas mаs lejos del chiquit?n. Eliancito lo vio caer, pero ya no estaba en condiciones de seguir a nado hasta ese lugar. Se ahogaba y, ademаs, no pronunciaba ni un sonido.

El padre se precipitо en ayuda del hijo. Entre еl y el peque hab?a unas treinta yardas y… el salvavidas. La distancia iba disminuyendo. Pero las fuerzas de Eliаn se agotaron completamente… El corazoncito traqueteaba como una ametralladora que ronca. La pierna derecha estaba acalambrada. Y papа no estaba a su lado…

En ese momento, de repente, no se sabe de dоnde, emergiо el salvavidas. Еl llegо solo hasta all?. Quedaba solamente agarrarse a еl. As? lo hizo Eliаn. Todo… Estа fuera de peligro. Fue su padre el cual, con todas las fuerzas disponibles, hizo impulsar hacia el ni?o el salvavidas y este en unos instantes estaba al lado del ni?o. Luego se aproximо nadando Juan Miguel y lo llevо tirando con el salvavidas hacia la lancha. Estando ya a bordo, el padre lo abrazaba, lo besaba, lo secaba con una toalla, repitiendo:

– Querido m?o, hijito m?o…

El t?o Pedro con gran aplicaciоn se puso a arrancar el motor, gimiendo y blasfemando.

– Perdоname, por favor, ti?to – resoplaba por la nariz el chicuelo ya recobrado del choque.

Pero el padre, parece, no le guardaba rencor. A cambio, le acariciaba la cabeza y se reprochaba de lo ocurrido:

– ?Por quе pasо eso? – No me lo habr?a perdonado… Si…

“Es extra?o – pensо en ese momento el golfillo – Papа, posiblemente, me castigarа despuеs por la desobediencia.”

– ?Travieso! – refunfu?о por entre los bigotes el t?o Pedro, poniendo el rumbo al oeste. Eliаn ya echaba de menos a su mamа, a las abuelas Raquel y Mariel, a Cаrdenas con sus casas de varios colores y las calles asfaltadas, llenas de carruajes con tracciоn equina, los ciclistas que giran las miradas despreocupadamente y la chiquillada intranquila.      Hacia la noche las olas crecieron mucho y, mirando la nube que se avecinaba, papа tomо la decisiоn de pernoctar en la casa de Pedro:

– No se puede bromear con el ocеano, especialmente, cuando te advierte la posibilidad de haber mal tiempo y la aproximaciоn de una posible tormenta. Llegaremos a Cаrdenas ma?ana.

“Quе d?a magn?fico ha sido. Espero que papа no se haya ofendido y obligatoriamente volveremos juntos…”

…Habiendo salido al patio de su modesta vivienda, Juan Miguel aspirо a pleno pecho el aire fresco y, echando una mirada al embate de colores celestes, quedо entusiasmado de lo visto. Hoy es un d?a hermoso. Justamente como para volver a visitar inesperadamente al buceador Pedro.

Al otro lado de la calle еl advirtiо la figura corpulenta de do?a Marta. Juan Miguel le gritо: “Buenos d?as”. La mujer casi no reaccionо al saludo del vecino, haciendo una leve inclinaciоn de cabeza, pasо rаpidamente a la puerta de su casucha. La se?ora ya antes no expresaba el deseo de conversar, por eso a Juan Miguel no le sorprendiо nada esa rareza en su conducta. Еl tambiеn volviо a casa para llevarle a la cama el cafе con bocadillos a Elizabeth. Se le olvidо que estaban oficialmente divorciados. Es que еl tiene a Nersy, y Eliz tambiеn, seguramente, tiene a alguien. Que sea feliz con el otro, ya que entre ellos no hubo nada…

Ambos dorm?an – dos personas queridas por еl. ?Podrа haber algo mаs valioso en todo el mundo? Aqu? estа el hijo, su vida y felicidad para el padre. Y all? Eliz, la mejor mujer de Cаrdenas. Mejor dicho, de todo el municipio de Varadero, y, quizаs, de toda la provincia de Matanzas. Еl la tiene a ella, una mujer con la cual estа divorciado. Y nada podrаs hacer. Nunca serа como antes. En sus relaciones desapareciо el sexo, pero quedо el amor. Eso ocurre entre las personas…

Еl respeta sus opiniones. Cree en ella y por eso siempre fue fiel con Eliz. Cierta vez le confesо su adulterio. Probablemente, fue algo est?pido e injusto respecto a ella. As? se lo dijeron unаnimemente los amigos… Se divorciaron, pero no se separaron. Puede ser que pronto y vivirаn separadamente, pero, acaso, podrаn estar largo tiempo sin verse el uno al otro. S?, habrа que acostumbrarse a esta idea y aceptar lo inminente, no existe mаs una muy plena y completa familia. Hay solamente unos buenos recuerdos y un vac?o. Este que ha de ser llenado con la vida futura. Solamente este nicho no deber?a ser ocupado por la vanidad, la que siempre estа tirando a expulsar lo mаs valioso que hay en la vida, el amor verdadero.

No quisiera uno pensar en lo amargo. No pod?a encontrar una soluciоn, creyendo que el tiempo se lo dir?a, cоmo deb?a actuar. Todo se arreglar?a. No pudo hacerla feliz. Sigue queriеndola, aunque tiene relaciоn con otra mujer. Aqu? estа su contradicciоn. Su cruz que la lleva a cuestas. Ama a una, pero quiere con ardor a la otra. La ama, porque son almas gemelas; compart?an sus sue?os en una cama. La quiere, por el hecho de que ella dio a luz a Eliаn…

?Eh, levаntate, dormilоn! T? mismo me pediste que te despertara mаs temprano. ?O te has olvidado que deber?amos ir a Camag?ey?



* * *



A principios de los noventa, despuеs de desmoronarse el campo socialista, Fidel Castro ordenо que debiera sobrevivir.

La brusca reducciоn en el intercambio de mercanc?as con los ex aliados impactо en Cuba mucho mаs fuerte que el embargo de los yanquis. El pa?s donde dominaba el monocultivo, donde no crece nada, salvo la ca?a de az?car, el cafе y el tabaco, perdiо los mercados de suministro.

Fidel, amigo de las paradojas, encontrо varios mеtodos capitalistas de ayuda al socialismo, gracias a los cuales Cuba pudo resistir. Introdujo la libre circulaciоn de divisas, permitiо funcionar a las peque?as empresas y empezо a atraer a inversionistas extranjeros en el аrea del turismo. Ademаs, el estado manten?a en sus manos las carteras de control de todos los hoteles. Hasta permitiо a sus irreconciliables enemigos ideolоgicos, a la diаspora de Miami, enviar dinero a sus familiares a Cuba.

Pronto Castro creо una alianza pol?tica con Hugo Chаvez, l?der venezolano, que escapо de la tutor?a de los EE.UU., despuеs de sentir las crecientes ambiciones imperiales de Rusia, copiadas del modelo de la pol?tica internacional de la Uniоn Soviеtica, еl concibiо que los buenos viejos tiempos estаn retornando. Predecir esto no era tan fаcil, pero los experimentados ajedrecistas deben tener a su alcance numerosas jugadas adelantadas. Los yanquis se precipitaron a dar por perdido al “Barbudo”. Pero no fue as?.

Primero, Fidel ayudо a su amigo Chаvez a comprar a los rusos una partida de cien mil fusiles de asalto “Kalashnikov”. A ninguna persona en el mundo le surgiо duda alguna contra quien estar?an apuntados esos ca?ones, la mitad del territorio de Colombia se hallaba bajo el control de los guerrilleros. Muchos de los Comandantes de los rebeldes se cubrieron de barro por las relaciones con los capos de la droga de Cali y Medell?n. El peso y la influencia de Castro en la regiоn disminuyeron en el per?odo del principio de los noventa. Hay que decir, se reanimaron y con cada a?o, iban creciendo enormemente.

Fidel en este sentido parec?a ser el ave Fеnix, el que siempre estа en vela y despejado. Hasta cuando todos en torno suyo duermen y estаn algo loqueados, y, puede ser, especialmente en momentos como estos…

Naturalmente, los fanаticos de los coches en Cuba se mov?an en carcachas y las amas de casa miraban los antiqu?simos televisores. Sea como sea, la mayor?a de la gente estaba dispuesta a sufrir las incomodidades domеsticas y la muy larga parada en los a?os cincuenta, ya que Fidel personificaba la mentalidad de los propios cubanos. Eran pobres, pero una naciоn orgullosa. El gu?a se fusionо con el pueblo y se armо de su principal dignidad, el amor a la libertad. ?Son palabras altivas? Probablemente. En especial, si tomamos el hecho de que la dignidad de los ciudadanos del gran y potente pa?s de los Sоviets, que dejaban caer la lаgrima al o?r el himno nacional y ver como izaban la bandera con la hoz y el martillo, no pudieron resistir a un par de tejanos “Rifle” y a un trago de “Coca-Cola” de una botellita de relieve de vidrio.

Puede ser que los cubanos estеn hechos con otra pasta, amasados en condiciones de un verano eterno y la esclavitud todav?a fresca no se ha borrado en la memoria. Aunque, lo mаs probable ser?a, que son ellos las mаs corrientes personas como todos los pueblos que habitan el planeta.

Simplemente respetaban a su Fidel, es que ante еl se inclinaban todos los enemigos. No se retiraba de еl solamente la vejez, precursora de la muerte.

Todo el mundo solamente hablaba de una posible revancha, cuyos planes fraguaban los yanquis, los antiguos due?os de Cuba. ?Pero quer?an los cubanos el retorno de la dictadura de t?teres, latifundistas, oligarcas, mafiosos e inmigrantes, que se han achanchado, cebados por los norteamericanos? Claro que no. Lo que se refiere al debilitamiento de la opresiоn, el levantamiento del bloqueo y las sanciones econоmicas, eso es aceptable. Pero no ha de haber ninguna restauraciоn de los viejos оrdenes.

La muerte de Fidel, indudablemente, podrа servir de impulso a variar la r?gida pol?tica de Estados Unidos respecto a Cuba a favor de una menor opresiоn. Sin embargo, no hay que enga?arse respecto a lo dicho y enterrarse en ilusiones acerca de que la mayor?a de los cubanos desea la muerte de la persona, a la que respeta. Sinceramente, ser?a el punto supremo del cinismo.

Tales ilusiones pod?an haber nacido solamente en las costas de Florida, en el balneario de Miami… en expectativa del desenlace de un espectаculo muy alargado, cuyo fin inevitablemente tendrа lugar con la pеrdida de Fidel, de su capacidad de obrar, o, lo que saboreaba la inmigraciоn pol?tica de Miami, con el pronto fallecimiento del l?der de los comunistas.

A contrapeso el mеdico personal de Castro expidiо solemnemente un veredicto prestigioso relacionado con su paciente de alto rango. Quitando sudor de la frente, el maestro asegurо a todo el mundo con esta conclusiоn: “?Fidel llegarа a vivir hasta los ciento veinte a?os!” El esculapio, probablemente, quedо pasmado de una declaraciоn tan audaz, pero se la hizo pasar a еl y pidiо cortеsmente que la leyera el propio jefe del mаs influyente servicio de investigaciоn de Cuba – DI[8 - La Direcciоn de Inteligencia o DI, anteriormente conocida como Direcciоn General de Inteligencia o DGI es el principal organismo estatal de inteligencia del Gobierno de Cuba (https://es.wikipedia.org/wiki/Cuba).] – Josе Mеndez Cominches.

En cuanto a la medicina, en Cuba confiaban. Y no solamente porque es gratis y accesible para todos. Simplemente, en realidad, es la mejor en toda Amеrica latina y puede competir con los fabulosamente caros tratamientos en Occidente.

Todo lo positivo de la sanidad p?blica de Cuba Juan Miguel y Elizabeth lo pudieron apreciar en plena medida, cuando despuеs de unos intentos infructuosos de tener un ni?o, al fin y al cabo, lograron alcanzar lo deseado, y con ayuda de los mеdicos de La Habana apareciо el fruto de su amor y heredero del linaje, el peque?o Eliаn.

Esto tuvo lugar despuеs de tener siete abortos, unas decenas de consultas, investigaciones en el servicio genеtico en el hospital “Ramоn Gonzаlez Coro”. ?El octavo embarazo condujo a alcanzar la meta deseada – el 6 de diciembre de 1993 entre Juan Miguel y Elizabeth, oficialmente divorciados, pero que viv?an bajo un mismo techo, naciо un ni?o sano!

Padre y madre… Por fin, se han hecho padres. No pod?an apartar la vista del pituso envuelto en pa?ales con las cejas pegadas. Era muy dif?cil creer que esta diminuta criatura hace poco se mov?a en la barriga de Eliz. Los dos estaban locos de alegr?a. El mu?eco era la encarnaciоn del sue?o de ellos. Pertenec?a de igual manera a los dos. Ambos se sacrificar?an, si se necesitara algo para este ser indefenso.

– Eres una verdadera hero?na – as? alentaba Juan Miguel a la a?n dеbil Eliz. Su cara despuеs del parto estaba cubierta de peque??simas pintas – debido al parto, se reventaron numerosos vasos capilares. Se sent?a cohibida de su apariencia impresentable y, ademаs, de que hubiera engordado tanto. ?Quе tonter?as! Nunca antes Eliz hab?a sido tan guapa. As? francamente lo cre?a su ex marido. Cuando ellos se conocieron, la chica apenas hab?a cumplido catorce a?os. Quiеn sedujo a quiеn, es una pregunta problemаtica. Elizabeth, muchachita animada, siempre lograba alcanzar lo que quer?a. Juan Miguel era el primero y ?nico varоn en su vida. Para Cuba, donde los criterios de edad tienen sus espec?ficos marco. Esa relaciоn sexual tan temprana se consideraba, si no una norma, ya establecida, entonces habiendo un acuerdo mutuo y si no se manifiestan en contra los familiares, era algo habitual y com?n. Inicialmente sus relaciones se llenaron de pasiones irresistibles, que desembocaban en inolvidables placeres de la carne. Al correr los a?os, el ardor sexual se relajо, y los sentimientos se transformaban en algo mаs prоximo serio y maduro.

Eliz quer?a tener una familia normal, quer?a ser verdaderamente una mujer adulta, ser madre. Juan Miguel so?aba de la misma manera que su esposa.

Se festejо un casamiento modesto, los dos sin demora se pusieron a cumplir las tareas planteadas – dar a luz a un ni?o. El tiempo pasaba volando, pero la criatura no quer?a nacer. El sexo de manera gradual adquiriо un carаcter de trabajo minucioso, cuya finalidad era tan noble y generosa que ya ni hablar de la concupiscencia.

La seriedad de las intenciones empeoraba la ilusiоn ligada a los permanentes fracasos. El miedo ante el sucesivo aborto conllevaba a los dos a un estado de desesperaciоn. Cada intento de iniciar todo desde el principio finalizaba con un nuevo fiasco.

A Juan Miguel y Elizabeth transcurridos ocho a?os tensos y, siendo este un per?odo poco feliz, ya no les hac?a falta explicar quе significaba la imperfecciоn y el sentimiento de perdiciоn irremediable.

Muchas familias en todos los rincones de la tierra padecen de un ansia similar, repitiеndose esta de a?o en a?o en intentos fallados de tener un angelito. Algunos hallan el motivo para re?ir y llevan el asunto hasta el divorcio, ocultando la causa verdadera con las habituales frases: “No nos llevаbamos bien”. Otros caen en una depresiоn horrible y buscan formas de relajarse en ligues romаnticos fuera de la casa. Algunos, a semejanza de Juan Miguel y Elizabeth, al haber perdido la agudeza de la pasiоn carnal, siguen yendo hacia la meta, costara lo que costara. En el caso de que la alcancen, ellos serаn los seres mаs dichosos del mundo.

Se concentraron en lo mаs importante. Juntos alcanzaron el fin. Su peque Eliancito – un ser vivo, su hijito querido – se hizo ciudadano del pa?s, al cual los dos lo quer?an con locura.

En ellos hab?a tanto de com?n. Si lo hubieran comprendido antes, no habr?a ocurrido lo que tuvo lugar seis a?os despuеs de nacer su criatura…



* * *



La polic?a encontrо rаpidamente a Lаzaro. Decidieron arrestarlo directamente a la salida de la discoteca “La Rumba” – meca de la reserva tur?stica de Varadero.

La entrada aqu? a las cubanas, que se dedicaban a la prostituciоn, se les estaba prohibida rotundamente. Se las arreglaban para pasar el cordоn de seguridad, yendo tomadas del brazo de alg?n novio cubano…

Lаzaro interven?a en esta ocasiоn como cortejador de Yoslaine, una mulata exuberante con colmillos de oro. Las lechuguinas habaneras no se olvidaron de adquirir este atributo de estilo, tomado de los videoclips puertorrique?os y de Miami, y difundir la moda de estas coronas de oro a todas las grandes ciudades, desde la capital tabacalera Pinar del R?o hasta el carnavalesco Santiago y la colonial Trinidad.

La tarea de la parejita era simple. Primero, pasan a la discoteca, aparentando ser unos enamorados. Luego, la mulata encuentra a un extranjero y se pone de acuerdo en reunirse con el cliente en la calle. Lаzaro se la lleva del club y la acomoda en el coche del turista. Ella le entrega diez pesos “convertibles” por el servicio, de los cuales dos llegarаn al “pico” del guardia. Todos quedan satisfechos.

Lаzaro Mu?ero Garc?a en mаs de una ocasiоn se vio realizando tales negocios. Los guardias de “La Rumba” le reconocieron y uno pod?a notar en estos una alegr?a prudente, ya que esperaban recibir una propina.

La parte principal del trayecto de la puta – que se extend?a en torno a la pista de baile, llena de un p?blico variado – ya se hab?a superado. Lаzaro hasta tuvo tiempo de apurar tres copas de “cubalibre”. Lo bueno es que la entrada la pagо la compa?era.

No se puede decir que Lаzaro haya agarrado una borrachera hasta la insania, pero su natura bronquinosa empezо a mostrar actividad en busca de cоmo usar las maniobras de judo, aprendidas a?n en el colegio. Sin embargo, la sed de dinero fаcil y el miedo ante una docena de miembros de la seguridad apagо el inicio de un escаndalo.

Pero se vertiо hacia afuera la pasiоn del eterno discutidor respecto a las disputas. Dicen que en la discusiоn nace la verdad. ?Y si ambos discutidores estаn seguros en que sus justificaciones son correctas y no toman en consideraciоn los argumentos del oponente? Los expertos aseguran que en tales discusiones muere la verdad…

– ?Actuando as? vas a buscar largo tiempo a un cliente! – Lаzaro vociferо con irritaciоn a Yoslaine, pegada a la barra esperando a alg?n turista simpаtico. No quisiera entregarse a un bebedor, un gordinflоn o un monstruo.

– As? no se hacen los asuntos – incitado a largas peroratas con el cоctel de turno de ron blanco y cola, continuо Lаzaro – hay que buscarlo no entre los jоvenes juerguistas, los cuales arden por bailar. ?Estos pueden bailar con frenes? un par de horas, sin pensar en una chica! Ah? hay dos. Estаn sentados con un fin muy concreto – enganchar a alguien. ?Quieres yo mismo se lo explique a ellos? Solo el precio por mis servicios se duplicarа. ?De acuerdo? Un billete de veinte. ?OK?

–Ponte de acuerdo mejor con tu Elizabeth. ?Cоmo es que te aguanta? – hizo pasar tras los dientes Yoslaine – ?Sabe ella que t? eres un animal ordinario?

–Eres tan audaz porque aqu? todo estа lleno de vigilantes –dijo rabiosamente Lаzaro –Y si no, te meter?a tu leng?ita aguda en aquel ?nico lugar, al cual estа destinada.

–S?, un animal ordinario –repitiо Yoslaine, sonriendo al mismo tiempo a un italiano. Aquel de manera extra?a reaccionо a la sonrisa y los gestos de llamada de la mulata, y eso bastо para concluir que era gay.

–Primero, no es ella la que me aguanta, sino yo la aguanto. Soy seis a?os menor que ella y yo soy un guapetоn – continuо, haciеndose un reclamo con aplomo, el ex barman – Segundo, estа loca por m? y estа segura de que yo la amo.                                      – ?Le has pegado ya alguna vez? – era una pregunta normal respecto a Lаzaro.              – No – contestо еl.

– Entonces, ella tiene dinero o algo imprescindible que t? necesitas tanto – la ramera hizo esta conclusiоn – claro, naturalmente, es camarera en Varadero. ?Te alimentas a costa de ella!

– Estoy en condiciones de sustentarme – no lo aceptо Lаzaro.

– S?, pero solamente a expensas de las mujeres o asuntitos turbios.

– ?Esto lo estа diciendo una ramera ordinaria!

– Se lo estа diciendo a un jinetero.

– ?Muy pronto le meterе ca?a, chuchas vendibles!

– ?Volverаs a largarte a Miami y luego volverаs a la cаrcel? ?Ella sabe que t? estuviste de manera ilegal en los EE.UU., que te agarraron y ahora te encuentras bajo la vigilancia de la polic?a?

–Lo sabe.

– Lo dudo mucho… Aunque las agujas en un costal no se pueden disimular, y t? eres una aguja verdadera, tratas de emplastarte en disgustos y arrastrar as? a los que te rodean.       – ?Tonta! ?Soy el muchacho mаs perspectivo en toda la comarca! Cuatro meses me las pasе tomando el sol en las playas de Miami Beach. ?Sabes lo que he comprendido yo? ?Aqu? no tengo nada que hacer! Aqu? soy un elemento antisocial, eso soy yo. Escoria de la tierra. Criminal. Parаsito. ?Cоmo los odio a todos!

– ?Para quе has vuelto, entonces? ?Para que los guardafronteras te “acogieran” y te encarcelaran? ?Para que luego te rescataran con dinero de las rameras piadosas?

– He vuelto porque en aquel sistema es dif?cil lograr еxitos si no posees un capital inicial. Empezar siendo lavaplatos no es para m?. Esa profesiоn podrа quedarse contigo para siempre. El primer dinero puede ser ganado aqu?. Mejor dicho, con ayuda de aquellos que residen aqu?, pero all? tienen familiares ricos. T? les ayudas a ellos – estos te ayudan a ti.

– Robar es lo mаs fаcil y menos peligroso – como si lo estuviera viendo Yoslaine, la cual sol?a ratear a los clientes.

Esto son minucias – iba expansionаndose el pobre hombre de negocios, estando ya bien mamado – voy a tener una flotilla entera que se dedicara al traslado ilegal de los cubanos a Miami. Ni siquiera voy a surcar las aguas del golfo de Florida. Solamente acancharе buques, contratarе equipos y recogerе dinero de los ricachones norteamericanos por el traslado desde Cuba de sus desdichados parientes.

– ?No tienes miedo? Es que soy miembro del Comitе de Defensa de la Revoluciоn – la chica no se sorprendiо ni un аpice al o?r los grandiosos planes de Lаzaro, pero, como de costumbre, no los tomо en serio…

… En realidad no hab?a nada que pudiera asombrar a uno con tales proyectos. El embargo y las limitaciones de visas de Estados Unidos para los cubanos hac?an imposible el trаfico legal al “para?so” a tales personas como Lаzaro Mu?ero.

En primer lugar, a tales tipos nunca les dejar?an pasar “los suyos” – Fidel Castro dispon?a de su propia lista para casos de esta ?ndole. En segundo lugar, no quer?an admitir a tal categor?a de refugiados en el otro lado del mar – ?a quien le hace falta un individuo con reputaciоn de criminal!

Sin embargo, los norteamericanos no hab?an tomado en consideraciоn algo muy importante. Hasta, mejor dicho, no contaron la cantidad de aspirantes, los cuales saltar?an a chorros al “pa?s de las mil maravillas”, si el t?o Sam abre las compuertas. Aunque no sean oficiales. Pero, naturalmente, nadie en Norteamеrica empanzada pudo prever la reacciоn del Comandante a la acogida cordial de los estadounidenses a los migrantes ilegales, provenientes de su Isla. En el a?o 80, se registrо algo extraordinario – “como piedra ca?da del cielo”, – cuyo nombre es “Mariel” …

Actuando en el cauce de su pol?tica de descreditar el rеgimen dictatorial de Castro, y flirteando con la diаspora cubana de Florida, que iba cobrando fuerza, los yanquis recib?an con los brazos abiertos a todos los fugitivos de Cuba. A todos, los que lograban alcanzar las costas ilegalmente, en barcazas robadas, peque?as improvisadas embarcaciones, en balsas, botes, lanchas destartaladas y yates rechinantes, hasta en los aviones de pasajeros, tomados por la fuerza.

Aquellos, a los que antes les negaban las visas en los propios EE.UU., comprendieron que obtendr?an lo deseado, si iban a empu?ar las delincuencias so pretexto especioso de heterodoxia. A los que pisaron la costa disfrutable de Florida, ciudadanos de Cuba, inmediatamente los sub?an hasta las nubes como refugiados pol?ticos, les conced?an cartas de ciudadan?a, trabajo y subvenciones.

Ah? es cuando sucediо un caso imprevisto. La finalidad de mostrar a todos los norteamericanos, que el socialismo es el mal mаs allа de los l?mites, que de este todos huyen, ligada a una idea fija de hacer una mala jugada a Fidel personalmente – todo esto en conjunto fracasо. Fidel abriо el puerto Mariel para todos los aspirantes a abandonar la isla. En total hubo 125 mil personas…

A Florida se precipitaron todos los que tomaban por asalto las embajadas extranjeras, abrigando la esperanza de acelerar su partida de la Isla de la Libertad al continente norteamericano, ya que este era el sue?o de ellos. La mayor?a de estos no sab?a que tendr?a por delante so?ar con una suerte mejor, fregando los pisos y lavando los platos a los nuevos due?os. Iban a hablar de la Libertad sin haberla conocido y perdiеndola para siempre. En efecto es libre solamente el que se siente libre dondequiera. No se sent?an libres en su patria, los EE.UU., mientras tanto, te daban una oportunidad, pero no a todos. Pero dif?cilmente, en la categor?a de selectos figuraban los que nunca habr?an evaluado la libertad, ya que no la habr?an comprendido. Los que de manera incondicional la aceptar?an perdiendo la libertad por “un tarro de mermelada y una cesta de galletas”.

Junto con los disidentes, a los mаs escarceadores de ellos con motivo de este caso hasta los soltaron de los manicomios, Castro embarcо en las barcazas a miles de criminales, a los que se cansо de alimentar en sus cаrceles.

Las autoridades de inmigraciоn se llevaron las manos a la cabeza, pero ya era tarde. La descomunal marea que trajo la escoria inundо las calles de Miami, completо las filas de los pordioseros y los marginales, y al mismo tiempo las bandas callejeras, las corporaciones de asesinos y los sindicatos de narcotraficantes. Solo los hermanos Castro habr?an podido meter en un pu?o a los gаnsteres cubanos.

Miami se hizo el cielo en rejas para los bandidos ambiciosos de origen cubano en muchos casos, pero ya en una cаrcel del T?o Sam, o una necrоpolis. Para algunos este lugar se convirtiо inicialmente en un trampol?n para una rаpida ascensiоn a los superiores eslabones de la jerarqu?a criminal, y solamente despuеs se hizo necrоpolis. El final, en esta ocasiоn, ya lo tienes dise?ado y vaticinado, como el fin de la pel?cula hollywoodense “El precio del poder” con Al Pacino, siendo este el capo de la droga Tony Montana, que no reconociо bajo la influencia de la coca?na su mortalidad propia, hasta habiеndose ido al otro mundo.

Como resultado, los senadores y congresistas, los que cabildean los intereses de los oligarcas y latifundistas que perdieron sus bienes en Cuba, no pudieron hacer la mala jugada a Castro. Y, entonces, con pocas ganas, anunciaron un armisticio temporal, aumentando la cuota de visas. Se redujo la cantidad de migrantes ilegales. Pero hasta cierto tiempo. La paz entre la Cuba socialista y el pilar del mundo libre, Estados Unidos, como tal no pod?a existir.      El embargo no ha finalizado. Ven?an turnаndose las generaciones de cubanos en condiciones de un embargo incesante. Las numerosas sanciones econоmicas hac?an endurecer al pueblo, formaba en la gente la diligencia y la parsimonia, pero al mismo tiempo estas ven?an creando a nuevos aventureros, dispuestos a aprovechar el dеficit reinante en el pa?s. Lаzaro Mu?ero Garc?a era uno de ellos. Su “business project”, desde el punto de vista de materializarlo en la vida, no parecer?a ser utop?a ni a los residentes habitantes del lujoso Miami, ni a los ciudadanos de Cuba, cansados del realismo socialista, que estаn esperando el “transfer” prohibido a Florida.

Hay que destacar las dеcadas de la confrontaciоn con la mаs poderosa potencia, reforzaron a Fidel en la tesis de Lenin sobre la posible victoria de una revoluciоn socialista en un solo pa?s. Su esp?ritu, desmoralizado por haberse desmoronado el pa?s de los Soviets, se afianzо a fines de los a?os noventa al adquirir un nuevo aliado en la persona del formidable Chаvez. Lo que significaba que la guerra continuaba.

Los norteamericanos se encontraban en un estado de euforia, despuеs de ser destruida la segunda superpotencia, disfrutaban de plena impunidad, lo que significaba menospreciar a sus enemigos. S?, ellos aprendieron a derrocar reg?menes indeseables no solamente aplicando la fuerza de una intervenciоn directa, sino hasta valiеndose de revoluciones de colores. Pero no tomaron en consideraciоn que Fidel con el tiempo aprendiо a adaptarse a nuevos y mejores cambios en el аmbito pol?tico. Para la revoluciоn cubana, cualquier otra neoliberal era una contrarrevoluciоn – como se ha de portar con “la contra” en Cuba lo sab?an desde la derrota de los mercenarios, saboteadores y bandidos en la Playa Girоn y en los macizos monta?osos del Escambray…

… Lаzaro midiо a Yoslaine con una mirada furiosa, murmurando impulsado por una porciоn sucesiva de ron:

– ?Estаs hablando de que eres miembro del Comitе? Yo tambiеn soy miembro.

– No lo dudo siquiera – sonriо la chica. Con el rabillo del ojo advirtiо aproximarse a un gilipolla con una gorra vasca de color verde oliva con una estrellita roja, con bigotes y una barba a lo Che Guevara. En un concurso de dobles, siendo este un pueblecito cualquiera, no tendr?a ningunas posibilidades de ganar un premio. Pero aqu?, el estado de embriaguez de “La Rumba”, lo identificaban como hеroe.

Apenas hubo frotado un segundo el culo sobresaliente de Yoslaine, el imitador de Che le hizo soltar el humo del cigarro y le comunicо que ella le gustaba mucho:

– ?Linda muchacha! ?Magn?fico! ?Admirablemente buena! ?Soy soltero, soy alegr?a!

De que ella era guapa, Yoslaine no lo dudaba. No necesitaba de los cumplidos de este “frico”, mientras, que el pseudo Che, que en el momento dado estaba solo, le conven?a. Se pudo averiguar que еl, como el ?dolo favorito, es argentino, y estа residiendo en un hotel de dos estrellas y eso no tiene nada que ver con que el portamonedas estе vac?o, sino exclusivamente relacionado a la esencia del ascetismo de los guerrilleros.

– Entеrate, solo de manera cuidadosa, si tiene dinero – susurrо al o?do de la puta el impaciente Lаzaro.

–No es un consejo de un chico, sino de un adulto – dijo rabiosamente Yoslaine, preguntаndole a quema ropa al argentino. – ?Tienes dinero?

– Treinta pesos convertibles – le dio a conocer “El Che”.

– Es poco – la puta balanceо negativamente la cabeza – ?Cuarenta!

– En el hotel hay a?n – lo reconociо de pocas ganas el imitador.

– ?Estаs con carro? – ?Que pregunta est?pida, cоmo el huеsped de un hotel de dos estrellas puede tener un coche! – Bien, habrа que tomar un taxi hasta el hotel. Te esperarе en el coche. En Cаrdenas tengo una casa. Eso requerirа de ti quince pesos mаs. ?De acuerdo?

El argentino se puso a fumar un “Coh?ba”, imitando as? un ataque de asma. Luego, mostrando una fila alineada de dientes blancos, expresо:

– ?Forever!

– Hoy tendrе que follar con un loco – comentо el caso la muchacha Yoslaine.

El proxeneta hizo salir a la chica, y a un viejo conocido, que estaba a la salida, le entregо un peso arrugado. El taxista taciturno con una impenetrable cara de confidente precisо la direcciоn del punto de destino. La verdad es que cuando el chоfer vio al argentino con la imagen del Che comprendiо que esta situaciоn no huele a propina. Tales idiotas pagan de acuerdo a las indicaciones del tax?metro. La chica ya hab?a empujado al Che en el salоn y estaba dispuesta a zambullirse en еl. Lаzaro la parо.

– ??Y mis diez?! – manten?a fuertemente el asa de la portezuela.

– Lo dejamos para despuеs – intentо deslizarse la moza.

– ?Eso no estaba as? acordado! – estando ya a punto de gritar, refunfu?о Lаzaro.

– OK. Dame, por favor, diez convertibles a cuenta de mi honorario – se dirigiо ella al argentino. Aquel no pudo extraer inmediatamente del bolsillo trasero del pantalоn el billete arrugado y se lo entregо a la doncella.

Yoslaine descontenta le alargо el dinero a su gu?a, y despidiеndose le regalо una mirada despreciativa.

Lаzaro tomо lo suyo, echо una risita nerviosa con la esquina de la boca, e invitо a la se?ora al salоn con un gesto de comediante con el fin de golpear demostrativamente la portezuela.

Todo fue as?. Golpeо con la portezuela y arrimо el billete arrugado a la nariz. Por lo visto, quer?a una vez mаs cerciorarse de que el dinero, sin embargo, huele. En ese dulce momento una mano velluda, aplicando un brusco movimiento, arrancо el muy arrugad?simo billete debajo del оrgano olfatorio de Lаzaro.

“?Diablo!” – maldijo a todo el mundo el jinetero desgraciado, concibiendo que le estа tocando el brazo una mano fuerte y pesada, la del morrocotudo teniente Manuel Murillo. Este hab?a sido puesto a vigilar al ex barman despuеs de la prisiоn. Junto con el sargento Esteban de Mendoza los dos eran un par de polic?as conocidos en el distrito, a los cuales los llamaban Grande y Peque?o. Estos sobrenombres eran los mаs neutrales de todos los apodos y motes, los cuales serv?an para denominarlos a sus espaldas.

– ?Hasta cuаnto puede jugar uno! – soltо con amenaza el teniente corpulento.

A Yoslaine y al mariquita infortunado, haciendo la imagen de hеroe, lo estaba sacudiendo fuertemente el colega del teniente, el paticorto sargento Mendoza, cuyo sobrenombre mаs injurioso era la palabra “ba?o”. Si pasaba a visitar a alguien, Mendoza ante todo preguntaba dоnde se encuentra el cuarto de ba?o. Todos sin excepciоn comprend?an que en el caso dado estaba buscando un retrete – el sargento padec?a de los ri?ones, cargado con urocistitis y hemorroides, con a?adidura. En cuanto a los detenidos siempre apuraba los asuntos, era una cosa hecha a la represiоn y muy concreto, dando el precio para obtener la indulgencia para esta.

– Veinte – no le ced?a a la chica, al mismo tiempo convenc?a al argentino, que hab?a usurpado la imagen del Che, que en lo que se refiere a еl no ten?a ningunas pretensiones y, ademаs, no dudaba que los veinte convertibles tendr?a que darlos el turista. Si no, a la palomilla nocturna de largas pernas la ha de acompa?ar al departamento el pernicorto guardador de la ley.

Sea como sea, el pseudo Che se despidiо del ?ltimo billete que dispon?a de veinte pesos convertibles. Los dejaron libres. El taxi a toda velocidad se dirig?a al hotel barato y la chica se prometiо no tener nunca mаs relaciones con Lаzaro Mu?ero. Este buitre desgraciado trae solo disgustos. Es como si atrajera desdichas. Donde estа Lаzaro, ah? siempre hay problemas…

?Teniente, y yo quе tengo que ver? – Ahora, cuando soltaron a la puta, ya no hab?a motivo de temer algo. ?No hay testigo, – no hay delito! – No estoy bajo arresto domiciliario, sino solo estoy bajo la vigilancia. ?Resulta que ya no puedo divertirme siquiera!

– He aqu? lo que has conseguido, Lаzaro – el teniente cerrо las esposas en las mu?ecas del delincuente.

– “Helado”, ?quе ha cometido este malvado? – muy rаpido preguntо el sargento Mendoza dirigiеndose al compa?ero. La cuestiоn es que Murillo, como millones de otros golosos, no era indiferente al riqu?simo helado cubano de “Coppelia” y no perd?a la oportunidad de comprarse un helado sin ponerse en la cola, utilizando la posiciоn oficial. A los peque?uelos, que les indignaba la conducta de Murillo, este les explicaba que estaba muy apresurado porque deb?a arrestar a un delincuente muy peligroso. Dos chiquillos suyos le pidieron a papа que les trajera helados.

A las presuposiciones razonables de los adolescentes acerca de que el helado de igual manera se derretir?a hasta que el polic?a lo llevara hasta sus ni?os, el sin prole Murillo contestaba que no habr?a tiempo para derretirse. Еl no taca?eaba en este caso, ya que se ingeniaba a exterminar la golosina como si fuera un meteoro. Necesitaba pocos minutos para acabar con los helados. S?, minutos porque, habitualmente, ya que еl no se limitaba a dos-tres porciones. La cifra aceptable para Helado era “seis”.                                     El teniente conoc?a a fondo los problemas de la urinaria y otras evacuaciones, y ya un a?o entero intentaba obtener en el Departamento de Polic?a a un nuevo compa?ero de trabajo, que no sea tan listo como el favorito de la jefatura, el sargento Mendoza. En su labor ingrata, el apresuramiento solamente causa da?o.

Este charanguero quedaba satisfecho con las menudencias y hasta no pod?a imaginar que en sus redes ahora quedо atrapado un “pez gordo”.

Solamente el teniente Murillo, el que decidiо que no val?a la pena dar a conocer el asunto a su socio, conoc?a de vista a Lаzaro Mu?ero.

– Mendoza, pasa por “La Rumba” – ah? hay un magn?fico cuarto de ba?o. Haz tus necesidades apremiantes, mientras tanto hablarе con un viejo conocido.

– Bien – sin pensarlo mucho, Ba?o se dirigiо al club.

– Ahora escucha, guapetоn – haciendo una mueca terrible y, ademаs, empujando con el dedo ?ndice en el pecho del sospechoso, rugiо a Lаzaro el polic?a – Tu amiguito Julio Cеsar ya no tendrа la oportunidad de ingresar en el “Club de Cantineros”. Aunque resultо ser un chivato de primera. Tu cоmplice te entregо con los callos, y lo hizo como en la palma de la mano. Es as? como arreglaron el asunto con el alemаn. Lo de “Che Guevara” es una buena jugada tuya – hay que acostumbrarse, ya que estarаs encarcelado en la ciudad de la guerrilla, en Santa Clara. Estarаs tras las rejas unos veinte a?os, como pol?tico. Un robo con allanamiento en un hotel es un sabotaje ideal contra uno de los art?culos fundamentales del presupuesto del estado. ?Sabes quе instrucciones nos cursan antes de montar la patrulla? Nos advierten que soplemos el polvo de los turistas. ?Y no ves eso? ?La polic?a vial no los detiene por exceso de velocidad, y hasta no los multan en el caso de conducir en estado de embriaguez! Nos tapamos los ojos a todo eso. Solamente que vengan de turistas al pa?s. ?Que traigan esas divisas malditas! ??Y t? quе estаs haciendo?! Estаs socavando. ?Eso es! ?Estаs socavando! ?Pero lo sabes que estаs socavando?

Al haber concebido que de improviso llegо el apocalipsis, la frente de Lаzaro se cubriо de sudor. Meneaba la cabeza de manera inadecuada, pero el teniente Murillo percibiо esos gestos como respuesta negativa a su pregunta. ?No lo sabes! Cоmo puedes saberlo… Serаn las bases… Estаs socavаndolas. ?Crees dаrsela con queso a todos? Es que dispongo de informaciоn, que en aquella ocasiоn lograste alcanzar Miami. A todos les dijiste que hab?as ido de pesca. ?Es sabido que varios meses estuviste fuera de aqu?! ?Crees que somos tontos? Simplemente nos compadecimos de ti y de tu madre. ?Cоmo nos agradeciste, bastardo! ?Puede ser que los gusanos de Miami te hayan dado una misiоn – saquear a los turistas en Varadero y en Guardalavaca, para reducir el flujo de extranjeros y debilitar la econom?a de la Cuba Libre?

– Suеltame, Manuel… – implorо sollozando Lаzaro – tengo trescientos dоlares… Devolverе el brazalete y la videocаmara. Y la ropa interior…

La conversaciоn iba adquiriendo para el se?or Murillo una forma espec?fica, comercial. Continuando de esta manera la conversaciоn se podr?a obtener un gran dineral… Si no hubieran partido los huеspedes alemanes de Cuba sin sus declaraciones, ya que el robo tuvo lugar un d?a antes del vuelo a Frankfurt, el teniente no se habr?a internado en las explicaciones del corriente momento pol?tico al proxeneta y alborotador incorregible, tal como era el detenido Lаzaro Mu?ero. Pero las v?ctimas se esfumaron. El socio de Lаzaro se derrumbо, el ayudante eterno del barman Julio Cеsar, pudo haber denigrado al amiguito. Quiеn lo sabe. Le dieron unos buenos garrotazos, y este desollо al primero, que le vino a la mente, solamente para poder justificarse as?. Pues, hab?a que llegar a un acuerdo hasta que volviese Mendoza.

– Hoy, de ti espero el brazalete y el dinero. La videocаmara me la traerаs ma?ana. Hasta la ma?ana ya te habrе fabricado una coartada veros?mil, lo que estа balbuceando tu amigo Julio Cеsar no es admisible. No hay huellas dactilares tuyas, y solamente los alemanes podrаn identificarte. A propоsito, esto ha de ser lo mаs dif?cil. Cаlmate, las declaraciones de los testigos son de mi incumbencia. Lo mаs importante es que hoy ya habrа que devolver a los burgueses aunque sea el brazalete y, tenlo bien claro, la lealtad del equipo de investigaciоn no es algo gratuito. En el caso dado, trescientas divisas no serаn bastante para cubrir el asunto – se rascо la barbilla “el bonachоn simpatizante” Murillo.

– Esto es todo lo que pudo conseguir hoy… – jurо el ladrоn esperanzado – el brazalete y el dinero lo tiene mi chica. Habrа que pasar por su casa y traerlos. No estа lejos, en Cаrdenas.

– Vale, la pasta restante la devuelves luego. Tendrаs que disponer aproximadamente de una suma como la de hoy. Hazlo sin apresurarte mucho. Me las devolverаs al cabo de cinco d?as. ?Quе te parece? Solamente no mаs tarde de los prоximos d?as de descanso. Habrа que hacerlo a tiempo – el domingo es mi cumplea?os. De tu parte un regalo.

– Pues, me voy a buscar el brazalete y el dinero… ?Manuel, puedes quitarme las esposas? – Lаzaro, al tropezar con la habitual manera corrupta de los patrulleros, gradualmente, iba recuperаndose.

– Mientras tanto permanecerаs esposado. En el coche no despegues la boca acerca de la conversaciоn sostenida. ?Comprendiste? – le advirtiо severamente Murillo.

Lаzaro hizo un gesto aprobativo.

En la oscuridad se vio aparecer la silueta de Esteban Mendoza.

– ?Quе decidiste hacer con este engendro? – preguntо muy interesado el sargento.

– Creo que no estarаs en contra de que hoy yo tengo merecidamente mis veinte convertibles. Aunque sea por la muy amplia informaciоn dada por este canalla – balbuceо con refunfu?o Murillo, haciendo empujar al detenido al coche de polic?a – ?No tiene consigo ni un centavo! Tendremos que ir a la casa de su chica.

El coche emprendiо la marcha hacia Cаrdenas.

… Lаzaro se alegrо al haberse enterado de que Elizabeth estaba sola en casa.

– Y si Juan Miguel y Eliancito ya hubieran vuelto de Camag?ey – lo recibiо con manera descontenta la adormilada Eliz.

– ?Vuelves a temblar de miedo ante el ex marido! Tengo problemas, cari?o m?o. ?Ves el coche de polic?a? Esta es mi escolta. Necesito dinero con urgencia. ?Lo devolverе! Si no me ayudas, repito, – aqu? llegarа mi fin…

– ?Quе es lo que volviste a hacer de mala gana? – intimidada pronunciо Elizabeth.

– Dejеmoslo para despuеs. Si no me ayudas, repito – aqu? llegarа mi fin. Me met? hasta los codos.

– ?Cuаnto dinero necesitas?

– Trescientos dоlares.

– No dispongo de tal suma.

– Entonces, estoy perdido. Me meterаn en cana. La ?nica salida es untar las manos de estos bastardos… Hurtе a unos extranjeros.

A Elizabeth, de improviso, se le ocurriо la idea de que el brazalete y la ropa interior, que le hab?an regalado el d?a anterior, todo estaba ligado de una manera muy estrecha. Lаzaro sufriо por ella. Pobre chico…

– ?El brazalete? – en este caso la intuiciоn no le enga?aba a ella. Y solamente la motivaciоn de su hеroe se extend?a tras los l?mites de la compresiоn de la confiada mujer enamorada.

Lаzaro refunfu?о algo ininteligible, confirmando con su barboteo las suposiciones de Elizabeth.

Su amado estа en peligro y ella puede ayudarle. Es que hay dinero en casa. Juan Miguel repet?a incansablemente que hasta en la actual situaciоn, tras el divorcio, ellos dispon?an de un presupuesto com?n y ella pod?a tomar de all? hasta toda la suma, actuar a su propio parecer. Una buena mitad de los ahorros eran las propinas de Eliz, juntadas durante casi dos meses. En la “hucha secreta” se acumularon unos trescientos dоlares y algunas moneditas. Y el brazalete… Eso simbolizaba ni mаs ni menos que un desgraciado atributo de un mundo ajeno, casi cоsmico, quizаs. Hasta al ponеrselo en la mu?eca, le parec?a ser un cuerpo extra?o, la mente se negaba a reconocer la propia mano, anillada con una cara bagatela. Habrа que devolvеrselo…

Estaba extrayendo el contenido del jarro secreto y con tejemaneje recontaba el dinero. ?Quе dirа Juan Miguel cuando descubra en el lugar secreto solo unos pesos cubanos? ?Quе pensarа? ?Cоmo explicarle la desapariciоn del dinero? ?Inventar algo? ?Decirle que les robaron, o dar a conocer lo ocurrido? ?Y luego quе? ?Y ahora quе? Los une solamente la criatura. Los dos lo comprenden bien. Nada puede volver a ser como antes, como no se puede reanimar un cadаver…

– He aqu? el dinero y el brazalete – le tendiо la suma necesaria a Lаzaro y el objeto que le ard?a en la mano.

– All? se encuentra eso… Habrа que devolver esa ropa interior – le hizo recordar el amante.

– ?Cоmo no! – Soltо un grito Eliz y, un ratito despuеs, regresо con un peque?o paquete – ah? lo tienes. Entrеgales todo, que te dejen libre y todo.

Еl, sin agradecerle siquiera, se largо con los regalos devueltos y el dinero de una familia ajena a sus escoltas. Elizabeth quedо sola compartiendo un pensamiento, no pod?a hacerlo de otra manera.

Habiendo entrado otra vez en su dormitorio, echо un vistazo a la mesita de noche abierta con el cajoncito extra?do, de donde un minuto antes hab?a sido sacado el brazalete robado. All? hab?a otra joya mаs, un abalorio de semillas y conchas, el primer regalo de Juan Miguel. Lo tomо en sus manos y la voz interna constatо el hecho: “Eso me pertenece a m? y es solamente m?o, y nadie me pedirа que sea devuelto” …

Pero la voz proveniente de la subconsciencia en ese mismo instante quedо callada. Eliz puso cuidadosamente el abalorio en su sitio y cerrо el cajoncito.

… El teniente Murillo, que hab?a dejado a Ba?o en el coche interceptо a Lаzaro en la esquina y se llevо el dinero junto con el brazalete sin actas ni protocolos.

– ?Aqu? hay trescientos? – Frunciо las cejas el polic?a largo de u?as – no voy a recontarlos. Dispones los cinco d?as para anular la parte restante. ?Un brazalete y esto quе es? La ropa interior… Se los devolverе hoy mismo a los agredidos. Lo principal es que no te pongas a comentarlo. Lo de los alemanes, creo, que hasta ma?ana por la noche, todo estarа arreglado, as? como la coartada tuya tambiеn. Punto final, estаs libre… Hasta ma?ana. ?Espero que la videocаmara estе en buen estado?

Murillo abriо las esposas y Lаzaro se lanzо a correr de ese lugar.

– Ahora estamos pagados. Ambos hemos cortado dos de a veinte convertibles – hizo un gui?o p?caro Manuel a Esteban.

– Tu ganancia serа mayor que la m?a, amigo – le insinuо el sargento a la picard?a de su socio.

Murillo se saliо de sus casillas:

– ??Quе tienes en cuenta?!

– ?Piеnsalo! ?Crees que no he visto como, a?n estando en “?La Rumba”, le arrancaste a еl diez pesos convertibles! Eso ser?a que del ex barman recibiste treinta pesos y no veinte. ?Me da igual, lo ?nico que yo no quiero es que me tomes por un papanatas! ?No soy un fracasado total!

– ?Vete a…! – escupiо por la ventanilla el teniente, ya estando tranquilo. Ba?o pod?a contemplar solamente la punta del “iceberg”, lo m?nimo del asuntillo que hoy pudo arreglar Helado.

Los reveses de la vida. Lo que pudo ver Mendoza, resultо ser bastante para que en un futuro no lejano, cuando los agentes de seguridad empezaran la investigaciоn acerca de un asunto completamente diferente, en el cual tambiеn figuraba Lаzaro Mu?ero Garc?a, acusar al teniente Murillo en actos de corrupciоn:

– No conoc?a visualmente a Mu?ero. Mientras que el teniente Murillo lo conoc?a ya que efectuaba la instrucciоn. Еl sab?a que aquel sospechaba en el robo de los turistas alemanes y lo soltо por treinta pesos. Se vendiо por treinta monedas de plata, Judа.       Los colegas del departamento no dudaban que Murillo y Mendoza val?an el uno como el otro. Haciendo recordar una tarifa entera de apodos de los dos “compa?eros inseparables”, definieron unаnimemente para evaluar la situaciоn de la manera mаs oportuna posible, echando una broma muy precisa y certera en el vestuario:

– Ba?o, por fin, defecо… ?Era helado!



* * *



Huir… Huir. Y cuanto antes, mejor. En este pa?s maldito desde la infancia lo ?nico que hac?an era humillarle, expulsаndolo de una de las escuelas, o de otra mientras que еl simplemente defend?a su opiniоn, como pod?a…

No importa que el casco sea viejo y el motor estuviera en las ?ltimas. Hasta Florida hay 90 millas. Las pasaremos cueste lo que cueste…

Para la traves?a se alistaron siete clientes de pago. Dinero en vivo. Podemos llevarnos a la madre reciеn recuperada del infarto, al padre y el hermano. Ser?a bueno si llevаramos a la criatura. Magn?fica idea. Correcto. Aunque sea para hacerle una faena a Dayana y a su madraza ciza?era, a do?a Regla. Nunca lo respetaba, no lo consideraba ser un digno partido para su hijita. Procuraba encontrar alg?n nomenclador alisado de la Uniоn de Jоvenes Comunistas. Le tildaba de ignorante y desafortunado. Por ella todo se fue al garete lo de Dayana, la muchacha terca, que nunca se escapar?a de la tutela de su madraza.

La chica no estaba en casa. Su madre, vieja quisquillosa, no quiso dar a Lаzaro el peque?uelo Javier Alejandro. ?Quе es lo que se estа permitiendo! ?Es su criatura! Oh, si en casa, en vez de la se?ora, hubiera estado solamente el padre de Dayana, don Oseguera, entonces, Lаzaro habr?a podido realizar lo ideado, el viejo Lorenzo era un inocentоn, y ser?a muy fаcil enga?ar a tal dominguejo.

Ya no hab?a tiempo para organizar el secuestro del bebе. Do?a Regla sospechо algo. ?Una bruja sagaz! No obstante, Lаzaro no parec?a estar muy disgustado, ya que hurtar a su propia criatura era para еl una tarea secundaria. El hecho de que, al finalizar exitosamente la traves?a, el peque?uelo Javier pod?a ser para еl en los EE.UU. un agobio, tranquilizо la flagelaciоn de Lаzaro por este intento fracasado de un enga?o “justo”.

El teniente Manuel Murillo, su vigilante avaro, lo segu?a persiguiendo. Lаzaro no ten?a la intenciоn de volver a cruzarse con еl en esta vida pecadora y, mаs a?n, no ten?a ni el menor deseo de pagarle un tributo eterno.

El aventurero quemaba las naves. Aqu? no ten?a nada que perder. Para еl la isla de la Libertad pod?a convertirse solamente en una cаrcel.

Desde la infancia еl era el mаs fuerte entre todos sus coetаneos, pero ellos con su esp?ritu gregario y colectivismo siempre se un?an contra еl, o, en vista de su debilidad, se quejaban a los maestros. Y si еl juntaba entorno suyo a muchachos, los cuales reconoc?an su liderazgo incondicional y su autoridad innegable – lo clasificaban como delincuente y casi siempre conllevaba acabar expulsado del colegio.

Siempre hab?a motivo alguno para actuar as?. Es que еl era una persona de acciones. Si a alg?n escolar lo han herido con una lezna, si a alguna alumna de los grados superiores le romp?an la nariz o han tirado por el patio del colegio latas con excrementos, ya no hab?a que dudar que esto ser?a asunto de manos de Lаzaro y sus amigos.

Tales como еl conquistan Amеrica. Porque act?an sin volver la cabeza atrаs. Prosperando en los EE.UU., se vengarа del sistema que lo ha rechazado…

No le dejaba en paz el problema principal, hab?a que persuadir a su amante. Sin ella, mаs exactamente dicho, sin sus parientes forrados ser?an muy penosos los primeros d?as de estancia all?.

– Lo tengo todo preparado. ?Ya ma?ana t? y Eliancito estarаn en el para?so! – no admit?a objeciones Lаzaro, impidiendo a la mujer a tomar la decisiоn, su decisiоn, en la casa de los padres.

– No me dispongo a irme a ning?n lado – no lo admit?a Eliz.

La artiller?a pesada de argumentos a favor de partir inmediatamente de modo inesperado tronо los labios de la madre canosa de Lаzaro, do?a Mar?a Elena, mujer imperiosa y locuaz, la cual intervino en la conversaciоn de los amantes muy a propоsito para Lаzaro, que iba perdiendo la paciencia.

– Chica m?a – se puso a arrullar do?a Mar?a Elena – mi hijo te ama a ti. Si no fuera as?, no habr?a vuelto de Miami. Vino, arriesgando su vida y la libertad, solamente por ti. Te necesita…

– F?jate – se enfureciо Lаzaro – si no les va a gustar, no serа nada dif?cil para m? hacer volver a los dos. ?Esto es coser y cantar!

– Quе significa que no te va a gustar – intercalо estas palabras la madre aliada – all? no puede ser que no te agrade. Eliz, mi chico sabe cоmo ganar dinero. Ya consiguiо siete mil dоlares. Lo que aqu? es ilegal en aquel pa?s es normal y admisible. Podrаs ayudar a tu familia como esta merece.

Elizabeth permanec?a callada. De repente, al haber recordado a Juan Miguel, pronunciо:

– Para Juan Miguel Eliаn es su hijo, como para m? tambiеn. Eso serа injusto respecto a еl.

– ?Injusto? – Se erizо la do?a entrada en a?os – he aqu? un caso monstruoso de injusticia respecto a ti, chica. Por si fuera poco, toda la ciudad siempre sab?a sobre sus andanzas, te difamaba, no ve?a en ti a una mujer, a diferencia de mi chico. Pues еl, quiero dec?rtelo, se la pasa casi todo el tiempo libre con su hijito de pecho.

– ?Eliancito no es el ?nico ni?o? – no lo creyо Elizabeth.

– Llеvatela a esta direcciоn – le ordenо al hijo la madre y le tendiо un desgarrado papelito, en el cual con una letra ordenada y apretada estaban dados la direcciоn y el n?mero de la casa – que lo vea con sus propios ojos, solo hay que ir ahora mismo – a?adiо esta susurrando al o?do del hijo. Lаzaro trajo a la mujer conforme a las se?as dadas por la madre de еl. Aparcо su coche, sin apagar el motor, al lado de un edificio pintado de color azul, en una callecita empedrada de guijas entre el puerto y la fаbrica de ron. No esperaron mucho rato. A la casa ven?a aproximаndose una pareja. El hombre sosten?a en sus manos una criatura. Los dos entraron en la casa y desaparecieron tras una puerta de hierro. Este era Juan Miguel.

– ?Vayаmonos! – ordenо Eliz con un tono decidido.

– ?Puede ser que pasemos y veamos a quе se estаn dedicando? – su contrincante saboreaba el desenmascaramiento de Juan Miguel, el cual hasta hace un rato pose?a una imagen impecable. El plan de su madraza resultо ser exitoso. El padre de Eliаn quedо denigrado. Apareciо ante Eliz con un aspecto de embustero o, digamos, semi mentiroso. ?Da igual! El resultado es lo primordial. Eliz pidiо dos d?as para los preparativos…



* * *

22 de noviembre de 1999.

Los suburbios de Cаrdenas



El viento segu?a soplando ya hace dos d?as, infundiendo la inquietud no solamente en las columnas desordenadas de las olas oceаnicas, sino en los corazones de media docena de personas, que se decidieron a abandonar la patria y que hab?an confiado su suerte en el piloto diletante que se llamaba Lаzaro Mu?ero.

– All? estа el para?so – as? hablaba un hombre que llevaba colgado un machete del cinturоn, pero el peque?o Eliancito, no se sabe por quе, no cre?a en eso, mirando el cielo deslucido, y a un repugnante buitre negro con la cabeza roja, que planeaba sobre la barcaza miserable, en la cual se hab?an reunido los condenados para emprender una traves?a peligrosa.

La gente portaba los ba?les con las prendas, pisando la escalera oxidada, volviendo la cabeza hacia atrаs y rega?ando al caudillo muy seguro de s? mismo. Se desped?an muy de prisa y corriendo con los pocos familiares, cuyos ojos se humedec?an por las lаgrimas.

El buitre negro, conocido como aura o tragоn de carro?a, ahora estaba dando vueltas sobre la barcaza en compa??a de otras aves, uniеndose en una bandada entera de compa?eros de esta especie. Desplegando las alas ralas, ellos se lanzaban en picada a las rocas ribere?as, o se levantaban por las nubes, la trayectoria inconcebible pod?a ser emparentada al caos, en el аnimo que reina entre los refugiados. A las aves que volaban de acа por allа, sin ser capaces de determinar la altura requerida, algunos de los que vinieron a despedir a los suyos cre?an que era el presagio de una desgracia.

Una de las jоvenes mujeres, que se llamaba Ariana, se arriesgо a emprender un viaje tan peligroso con su hijita de cinco a?os, pero le fallaron los nervios. Una escaramuza violenta con Lаzaro le hizo comprender que arrancar sus mil dоlares pagados, en calidad de avance por el traslado, ella de ninguna manera podr?a obtenerlos de nuevo, ya que el dinero hab?a sido gastado en la preparaciоn de la expediciоn. Entonces, la mujer entregо forzosamente a su chicuela a la madre, que vino a despedirse de ellos, y mostrando su desdеn hacia Lаzaro, o al riesgo que ahora le amenazaba solamente a ella, iba portando el ?ltimo bаrtulo al casco. Este era de una vitalidad dudosa. Para Ariana ahorrar tal suma era prаcticamente algo irreal, por eso no le quedaba, a su parecer, otra salida. La traves?a de la peque?a Estefan?a y su madre anciana la aplazaba para organizarla despuеs… Cuando estuviera bien plantada en los EE.UU.

– ?Mamа, por quе papа no se va con nosotros? – pesta?eaba con sus ojitos casta?os Eliancito.

– ??No estаs harto de chacharear sobre tu padrazo?! – Lo cortо bruscamente Lаzaro, estando acalorado de la disputa con la loca Ariana, – te las pasas callejeando de un lado a otro los d?as enteros. Ya es hora de hacerse mayorcito. Ma?ana estarаs en un pa?s donde hay todo lo que puedas so?ar…

– ?Y un Mickey Mouse grande? – la pregunta del peque?o desconfiado Lаzaro mentalmente la clasificо como primitiva, pero de igual modo contestо:

– Mickey Mouse no serа lo ?nico que podrаs ver all?.

– ?Y una nueva patineta?

– En ella irаs a ver a Mickey Mouse – lo expresо con mordacidad este, cansado del interrogatorio est?pido del ni?o.

– ?Habrа un machete de juguete en un estuche de cuero con motivos indios y con el perfil de Hatuey[9 - Hatuey – cacique de los indios. Encabezо la sublevaciоn de 1511–1512 contra los colonizadores espa?oles. Fue hecho prisionero por la orden de Diego Velаzquez de Cuellar fue quemado en la hoguera.]? – siguiо preguntando el chico melindroso.

– ?Para quе necesitas un machete de ese tipo? F?jate, tengo uno verdadero. Con еl se puede cortar tu leng?ita desobediente, si no cesa de desembanastar… – La amenaza no parec?a ser tan inofensiva, en especial para Eliancito, que se asustо no tanto del irritado tono del conocido de mamа, sino del aspecto amenazador de su machete con un mango macizo hecho de madera rosa.

– ?Es obligatorio que te la pases asustando al ni?o? – intervino la madre.

– No te enojes con еl, ni?a m?a – como siempre surgiо a tiempo do?a Mar?a Elena, fumando un cigarro – Todo eso tiene lugar por las divisas malditas. Le hicieron perder la cabeza al pobre chico. Ahora lo estа pagando con el propio trabajo. Estа tan atareado que no le queda tiempo para elegir las adecuadas expresiones. Querida, deberаs comprenderlo. Es que еl tambiеn estа esforzаndose por ti. En primer tеrmino, es por ti, nena.

– Quiero ver a papа… – mirando con esperanza a su mamа, pidiо Eliancito.

– Ahora еl es tu papа, – la vieja anciana con el cigarro en la boca, parec?a ser un babalao[10 - babalao – es t?tulo Yoruba que denota a los Sacerdotes de Santer?a materializaron en la prаctica su sue?o y no llegaron hasta el para?so en la Tierra.], indicо al conocido de mamа.

– No hay dos papаs. ?Papа ha de ser solo uno! – rechazо esas palabras el ni?o, apretando los labios y buscando con los ojitos la afirmaciоn de su conclusiоn, aunque fuera con una gesticulaciоn m?mica aprobatoria de su mamа. Pero esta no reaccionо siquiera a su rеplica. Permanec?a callada.

– ?Es verdad, mamа? – lanzо un grito Eliаn, tirаndola de la manga.

La mujer no contestaba al hijo, observando ensimismada al ?ltimo viajero que subiо a bordo, en cuya mirada pudo leer sus propios pensamientos.

A Don Ramоn Rafael, se le pod?a o?r gimiendo, era el padre de Lаzaro. El hijo y la mujercita de еl pudieron convencerle de trasladarse solamente mediante un ultimato directo, afirmando que si еl contin?a obstinаndose – desamarrarаn solos.

?Cоmo еl, una persona solitaria y de edad avanzada, podrа vivir luego sin sus familiares? Sean como sean, pero son los mаs allegados. Si parara a estos “viajeros”, lo martirizar?an luego con reproches, chantajes y cavilaciones. Le pondr?an el gorro a еl, acusаndole de que por culpa suya no materializaron en la prаctica su sue?o y no llegaron hasta el para?so en la Tierra.

?Quiеn sabe dоnde estа ese para?so? Puede ser que estе aqu?, en Cuba… Si una persona habla constantemente, que estа viviendo mal, el Se?or puede mostrarle como es “realmente mala la vida”. Cuando un hombre ve lo bueno hasta en condiciones donde la

vida no es muy fаcil, Dios mostrarа lo que es “verdaderamente bueno”.

Puede ser que Fidel de verdad sea profeta, semejante a Moisеs. Cuarenta a?os a partir de 1959 estuvo еl indicando el camino limitаndose a una isla, explicando que no hay nada que buscar, que en realidad se hallan en el para?so. En su isla poblada por miles de animales excepcionales y no hay ninguno que sea venenoso. Donde los аrboles sagrados e imponentes, la ceiba, que crece junto a Caesalpinias fogosas. Donde se abre la mariposa n?vea, y gorjea la diminuta ave tocororo, cuyo plumaje azul-rojo-blanco se asemeja a la bandera cubana. Quizаs transcurridos cuarenta a?os de andanza por la isla su tierra se haya convertido en un para?so, ademаs, llegо a ser el Edеn con ayuda de sus manos cansadas, que con la misma obstinaciоn saben manejar el arado y el fusil…

– Debes ir por tu hijo – as? se expresaba Mar?a Elena, instruyendo a don Ramоn para el lejano camino – aqu? estarа perdido, se pudrirа en las mazmorras de Ra?l. All? se abren inimaginables perspectivas… Tu hijo te necesita. No lo traiciones.

… Cuando el caudillo de la primera guerra por la independencia de Cuba, Carlos Manuel de Cеspedes, fue puesto por los espa?oles ante la opciоn de salvar a su hijo natal o traicionar a la patria, el hеroe prefiriо sacrificar la vida del hijo a rescatarla mediante el precio de la traiciоn.

Don Ramоn Rafael se orientaba bien en la historia, pero no cre?a poder ser capaz de un acto de hero?smo. Por dentro se arrepent?a por la bajeza de esp?ritu y con todo corazоn sent?a que estaba cometiendo un error, pero, acostumbrado a seguir la corriente, como si fuera un zombi, entraba en un r?o turbio lleno de ilusiones ajenas, sin saber a dоnde lo llevar?a la corriente tempestuosa.

– ?Dame el extremo! ?T?ramelo! – Vociferaba Lаzaro a un torpe jovencito, el cual intentaba sacar la soga del bolardo – ?Por quе eres tan lento?… ?Apaga el motor, la soga se puso tensa! No lo podrа hacer este debilucho…

– ?Puede ser que demos marcha atrаs? – preguntо de manera insegura el duro de o?do Bernardo, que se asumiо voluntariamente el modesto papel de contramaestre, pero, poniеndose al timоn, inmediatamente creyо ser Magallanes.

– ?Apaga el motor y apаrtate del timоn, idiota! – ordenо Lаzaro, mientras acompa?aba sus exigencias con gestos expresivos…

– ?Estаs seguro de que luego lo pondremos en marcha? – Lo dudо el contramaestre rechazado, aunque se sometiо al cacique, parо el motor con pocas ganas, bajо del puente de mando y con aire sombr?o se dirigiо al escotillоn que llevaba a la bodega. Mejor ser?a ir a comprobar el remiendo hecho con soldadura en caliente, ejecutado de prisa en la sala de mаquinas, que o?r todo tipo ofensas. Realmente, en esta embarcaciоn oxidada de los d?as de Batista, que era tan caduca, como el submarino alemаn, hundido en estas aguas a mediados de la Segunda Guerra Mundial, hab?a mаs de un remiendo bajo la l?nea de flotaciоn. Pero Lаzaro y su “contramaestre” solamente sab?an la existencia de un agujero remendado.

– ?Tira la soga para s?, pachucho! – Vociferaba a todo grito Lаzaro, – Ah? estа, holgazаn. ?T?rala a bordo! Por fin. ?Desamarramos! – Hac?a todo lo posible para que lo vieran en acciоn – dec?a palabrotas, se agitaba, se acaloraba…

A duras penas al motor se le aclarо la voz a fondo. Este comenzо a traquetear con aire enfermizo y apenas pod?a arrastrar a los fugitivos hacia el horizonte tras el cual se extend?a la deseada Florida – puesto avanzado del sue?o americano.

– ?Yo quiero ver a papа! – mirando el agua tempestuosa tras la popa, Eliancito les hizo recordar que estaba a bordo.

– ?Cаlmalo, o si no yo lo tranquilizo! – Ense?о los dientes como un lobo a Elizabeth, le advirtiо groseramente Lаzaro – llеvalo al camarote.

– Ah? tampoco hay sitio – le contestо Eliz mostrando la cara de pocos amigos y apretо al ni?o contra el pecho.

“Este Lаzaro tiene un machete afilado, como una cuchilla. De estar mi papа aqu?, sabr?a cоmo arreglаrselas…” – pensо Eliаn, y este pensamiento grato, junto con la manta de lana, con la cual mamа tapо al ni?o, empezо poco a poco a adormecer al joven pasajero del yate maldito. El aspecto poco atrayente de esta barcaza del sue?o de manera adecuada correspond?a a lo que le estaba predestinado por la suerte, ser el ?ltimo refugio para los doce ciudadanos de Cuba, que se iban en b?squedas de una vida mejor.

La mayor?a de ellos, a semejanza de Lаzaro, no apreciaba su ciudadan?a. Algunos, como don Ramоn, quedaron sometidos a la voluntad ajena y segu?an yendo por el trayecto trazado. Otros, como Elizabeth, actuaban instintiva y espontаneamente, obedeciendo a la primera emociоn y prestando o?do solo a una amargura fugaz y una ofensa insoportable a primera vista. Esto es una bien marcada caracter?stica de las mujeres latinoamericanas. Pero hab?a entre esos desdichados, afectados por el virus de la desesperaciоn y otros que intentaban hallar el suero de la salvaciоn, no en el lugar donde lo produc?an, un hombrecillo que vagamente se imaginaba a donde lo llevaba una fea y destartalada embarcaciоn del miedo, a la cual no se sabe por quе la tomaron por un deslumbrante buque n?veo de la Esperanza…

* * *



Las incansables olas se bat?an contra los bordes, haciendo aflojar el yate, como un r?o feroz lanza de un lado al otro la canoa de los descuidados “extrеmales” – fanes del balsismo. El mareo, novia eterna de la tormenta, cubriо a todos con un velo inmovilizador.

La gente, no acostumbrada al balanceo, vomitaba ah? mismo, en el camarote, sin atenerse a las reglas de urbanidad, y, ahora ya en voz alta, maldec?a a Lаzaro. En efecto, еl convenciо a todos que, habiendo calma en el mar y siendo el tiempo despejado, las lanchas fronterizas estar?an yendo y viniendo por todos lados, lo que significaba que no se pod?a evitar la desgracia. Mientras que, en un d?a nublado, acompa?ado de una tormenta leve, no podr?an ser abordados. En condiciones de mala visibilidad podr?an pasar inadvertidos… Ser?a mejor que los advirtieran.

Uno de los remiendos en el fondo, junto a la quilla, estaba despegаndose, y por ah? dejaba pasar el agua…

El ingenioso plan del intrigante se volviо contra еl mismo. Transcurridas seis horas, despuеs de iniciarse la traves?a a ciegas, el motor exprimiо de s? todos los jugos y se puso a escupir con gasоleo de mala calidad. En definitiva, bramando dentro de sus l?mites de potencia, empezо a rugir como una fiera herida de muerte, y en un instante se parо, o se deteriorо o simplemente muriо, y al final despidiо holl?n.

Lаzaro no habr?a podido comprender la causa de la rotura, y no lo intentaba siquiera. La barcaza ven?a inclinаndose estrepitosamente al borde izquierdo, y al mismo tiempo se hund?a en el mar por el lado de la toldilla. Parec?a ser, que el agujero se formо atrаs en el lugar de aquel remiendo de acero. La presiоn del agua lo hizo saltar, como si fuera un corcho de champa?a.

Ahora nadie pensaba acerca de los hаbitos nаuticos del piloto-impostor. El pаnico no deja lugar a las reflexiones cuando todos concibieron que el buque estuviera hundiеndose, el miedo ya hab?a expulsado los ?ltimos focos del raciocinio. Los ancianos fueron las primeras v?ctimas. No pudieron salir siquiera a la cubierta superior. El camarote quedо inundado en unos segundos. Entre ellos quedaron sepultados los padres de Lаzaro, do?a Mar?a Elena y don Ramоn, y cinco desgraciados mаs.

Una enorme ola cubriо la cubierta sin que dejara la m?nima posibilidad de encontrar all? un refugio. Ahora la gente estaba cara a cara contra el mar. La barcaza, mejor dicho, los restos que quedaron de esta, se desped?a expidiendo los ?ltimos gorgoteos y pompas efervescentes…

Hallаndose fuera del yate, Elizabeth vio a unos pobretes que se ahogaban, los cuales uno tras otro iban hundiеndose. No gritaba como los mayores, no ped?a ayuda. All?, a unas veinte yardas de ella, estaba el peque?o Eliancito. Еl combat?a contra las olas, sintiendo que ya se le agotaban las ?ltimas fuerzas, y bataneaba con sus peque?as palmas el ocеano cruel. Ten?a miedo. No pod?a ver sus salpicaduras, se lo imped?an hacer las olas pesadas, de las cuales se hac?a mаs y mаs dif?cil escurrirse.

Su padre todav?a no aparec?a… ?Dоnde estа? Ahora aparecerа el salvavidas, y luego llegarа a nado su taita. Obligatoriamente llegarа hasta aqu?, habrа que resistir un poquito. Es que su papа le ense?o a nadar…

Juan Miguel en este momento realmente ven?a corriendo para socorrerle. Se aproximaba a la orilla inconsciente, la arena porosa le obligaba a desacelerar la velocidad, pero ya el agua le llegaba a la rodilla. Apartando con las manos las olas endiabladas, iba avanzando mаs y mаs. Estas le pegaban bofetadas, haciеndole borrar al mismo tiempo las lаgrimas de su desesperaciоn. Еl gritо por su incapacidad y presintiendo algo muy horrible…

La nota, esa extra?a nota de Elizabeth con una palabra alarmante “Perdоname”. Una s?plica humana, expresada mediante un verbo en forma imperativa. “Perdоname” siempre lleva prаcticamente un significado global, y casi nunca se refiere un deseo de ser indulgente por alguna culpa concreta. Por eso, probablemente, es mаs fаcil implorar perdоn por todo lo hecho. “?Por quе perdonarle?… – Juan Miguel estaba atormentado por las dudas, – ?Dоnde estа Eliancito? ?Para quе Eliz se llevо todo el dinero? ?Quе ocurriо?

Algo desconocido lo empujо afuera, a la calle, a la avenida, al ocеano… Iba guiado al encuentro por la inminencia.

Las olas le pegaban en el pecho, mientras que еl solamente intentaba resistir y no cometer una locura. Quer?a moverse a nado y no pudo explicarse a s? mismo hacia adоnde y para quе… Se sent?a como una part?cula de arena, impotente e in?til. Pero en este mundo hab?a una persona, un hombrecito mucho mаs vulnerable, este era su Eliancito. Ya por eso no deb?a ser debilucho. Es que еl es el padre…

– ?Eliаn!… – gritaba Juan Miguel a la lejan?a infinita, pero su voz iba perdiеndose en un ruido roncador de las hileras amenazadoras. Las falanges alineadas de las olas ven?an avanzando, y la presiоn iba creciendo. Ellas lo hac?an revolotear con escarnio, intentando tragarlo con los molederos remolinos de espuma, pero el hombre permanec?a parado, segu?a llamando a su hijo:

– ?Eliаn!…

Su ni?o permanec?a callado. Sab?a que su papа lo estaba mirando, que еl de un instante a otro le tender?a la mano y lo salvar?a. Como en aquella ocasiоn… Su papа no dejarа que еl se ahogue…

Ya no hab?a ninguna barcaza. Elizabeth pudo visualizar una figura mаs, estaba al lado, a unas diez yardas, agarrada a un neumаtico inflado. Lаzaro se val?a de еl para desplazarse por el agua y era el ?nico accesorio de salvamento que hab?a en la embarcaciоn ya hundida. Con la mano libre remaba en direcciоn opuesta al lugar donde Eliancito, con sus ?ltimas fuerzas, pretend?a mantenerse a flote.

– ?Vuelve! ?Atrаs! – rogо Eliz, Lаzaro se encontraba mаs cerca a su hijo. Pero su llamamiento condenado quedо sin respuesta. Еl continuaba alejаndose, sin poder imaginar que la desolaciоn dio a Eliz un incre?ble coаgulo de energ?a, la obligо a tomar una decisiоn drаstica.

Ya no nadaba, sino que se empujaba del agua con las manos y los pies, avanzando precipitadamente. Parec?a que las olas la estaban apretando. La distancia hasta su ex amante iba disminuyendo. En total eran cinco yardas, tres, dos, una y he ah? su pie… Ella ya lo agarrо del tobillo y con fuerza dio un tirоn hacia s?. Ella misma, habiendo alcanzado el neumаtico, como si fuera una martillista, lo hizo girar hacia el lugar donde supuestamente se encontraba Eliancito. Aplicando todas las fuerzas disponibles, hizo sacar del pecho la ?ltima posibilidad de salvar al mаs querido, que ten?a ella, a su primogеnito, al hijito suyo.

?Dоnde estа? ?Acaso es tarde? ?Puede ser que todo ha acabado? La vida de ella no vale nada, solamente hacerlo a tiempo, solamente llegar al lugar donde estа el peque?uelo…

Algo la tiraba hacia atrаs. Era la mano musculosa de Lаzaro. Emergiо del torbellino oceаnico que le estuvo dando vueltas. Eliz se dio vuelta a еl… y sintiо un fuerte golpe. Un potente pu?etazo en el entrecejo. No sent?a dolor. La sangre brotо como un chorro y la ola se la lavо con un manotazo salado.

Por primera vez le pegо. Era mаs fuerte. Pero ella era mаs audaz. Este intentaba salvar su vida, y ella la de su ni?o. Esta era su principal superioridad. Perdiо el sentido por un instante y al volver en s? reanudо la persecuciоn.

Las olas parec?an burlarse de Lаzaro, organizando danzas delante de su nariz, e impidiеndole determinar el lugar donde se hallaba el neumаtico. ?Y quе misterio es esto? ?Otra vez la bruja! Hab?a que asestarle un golpazo en la frente y as? acabar para siempre con ella. La mujer lo agarrо con las dos manos, ?y quе estа haciendo? ?En quе estа pensando? La pegaba en la cabeza, le pinchaba los ojos con los dedos, le arrancaba el pelo… Todo era in?til.

– ?Suеltame! – vociferaba frenеticamente en un estado de pаnico el desgraciado piloto anheloso. Ya ten?a presa de muerte la nuez de la garganta y lo arrastraba al fondo, tras s?, ya que hab?a decidido firmemente alcanzar las profundidades del ocеano en compa??a de un varоn. ?Habr?a que enterarse si estaba all? el ni?o y si logrо alcanzar el neumаtico?… Ella mor?a, liquidando la amenaza a Eliаn.



El cuerpo de Lаzaro, al haberse desprendido de las manos de Eliz, encontrо un refugio al lado de un enorme cornudo coral cerebro, rodeado de plumas de gorgonias. Esta ca?da inesperada de algo ajeno alarmо a una colonia de esas esponjas de dos metros. Se pegaron al cadаver como si fueran sanguijuelas, habiendo expulsado una cantidad inimaginable de tintura de color lila. Unos tiburones pronto advirtieron el cuerpo rojo, aunque no lo tocaron, creyendo que ser?a venenoso. Tampoco lo hicieron con Eliz, la que estaba durmiendo el sue?o eterno. Se acomodо en una cavidad poco accesible para sus mand?bulas macizas entre los corales negros, en un campamento retirado de peces balistes y angelotes, nоmadas del Atlаntico.

Unos peces raros susurraban un no sе quе a la bella durmiente, imaginаndose ser guardias, que desterraban el ajetreo y las dudas. Le aplicaban un maquillaje de tranquilidad en su semblante, intentando quitar de su cara el velo inmоvil de un temor incompresible. “No te molestes, princesa… un adepto habr?a podido leer los desahogos mudos, valiеndose de los labios – Esta es una de las mаs hermosas inhumaciones terrenales. Aqu? reina la calma y la pacificaciоn…”

Si no fuera el severo Epinephelus el que siempre sacude las aletas y menea la cola, como si supiera algo de importancia que solamente lo darа a conocer cuando los otros le abran el paso. Pues, por favor. Expоn tu noticia, fanfarroncito. ?Quе viste all?, estando arriba, en la superficie de las aguas maliciosas? Un ni?o desesperado que se ahogaba. Se val?a de las ?ltimas fuerzas para alcanzar un neumаtico de goma, se encaramо en este y pudo mantenerse hasta que se estableciо la bonanza. Ahora estа durmiendo en medio del centellante espejo del mar. El sol le hace cosquillas en la nariz…

?Y nada mаs? ?Esa es toda la novedad?… ?Se hinchо como si supiera unos detalles s?per importantes! “No quieren o?rme hablar, como quieran” – Epinephelus saliо a escape, advirtiendo una maravilla azul cielo, era un Acanthurus que se filtrо por detrаs del coral, dando a entender que el pececito ser?a un oyente mucho mаs agradecido. No obstante, apenas hubo desaparecido el Epinephelus, los sarcаsticos balistes y los irоnicos angelotes percibieron con sus escamas que la alarma en su oculta cavidad ya desapareciо sin dejar rostro, y de la faz de la princesa se esfumо la m?mica de un temor incomprensible y apareciо una sonrisa misteriosa…



La ma?ana del 23 de noviembre de 1999

Alta mar, a 10 millas del puerto de Key West

Extremo meridional de Florida



– ?Hombre al agua! – vocifero un pescador barbudo, haciendo bajar un bote de salvamento al agua.

Unas fuertes manos cargaron cuidadosamente al ni?o al bote y lo hicieron subir a bordo del buque pesquero que iba a la deriva, donde Eliаn inmediatamente volviо en s?.

– ?Chiquillo, como es que has llegado aqu?? – sin esperar la respuesta del chico sin fuerzas, completamente agotado. “Solamente Dios sabe lo que habrа sufrido”, barboteaba uno de sus salvadores.

– Me siento mareado – pronunciо con una voz vibrante el peque?o tendido en la cubierta de madera.

– ?Quе acaba de decir? – exigiо la traducciоn el capitаn irlandеs.

– Se queja de que estа mareado – sin volverse respondiо un barbudo cubano, en un instante se convenciо de que el chavalito era compatriota suyo.

En la tripulaciоn hab?a muchos cubanos. Se mudaron a Miami en la еpoca de Camarioca, en el a?o ‘62 tras la crisis del Caribe, cuando Castro por primera vez declarо que la construcciоn del comunismo era un asunto voluntario y que a nadie le sujetar?a de la mano. Del puerto cubano de Camarioca empezaron a circular centenares de lanchas y yates, transportando a miles de descontentos, a tales como este barbudo. Еl era representante de una profesiоn libre y esperaba que la joyer?a lo sustentara en los EE.UU. Pero no fue as?. Un ducho experto jud?o en orfebrer?a y diamantes, examinando con su mirada experta los hаbitos y la manera del “Fabergе cubano”, como se imaginaba ser el inmigrante, con indulgencia no le ofrec?an siquiera trabajo de aprendiz, temiendo que el refugiado del hambre pudiera hasta meterse al robo, sino un aprendizaje de pago. El instructor, disgustado al examinar su pieza, profiriо en la primera clase: “Esto es algo de mal gusto y primitivo. Algo as? nadie lo comprarа.” Entonces, el joyero fallido golpeо la puerta y se hizo pescador.

Ard?a por encontrarse all?, donde le admirar?an, donde ser?a una persona respetable, pero como se suele decir, muy pronto en la vida es demasiado tarde… En la patria еl ahora pertenec?a a la “escoria”[11 - Las escorias son un subproducto de la fundiciоn de la mena para purificar los metales.] , es decir le estaba prohibido el camino a casa. En el barco, aunque sea un poquito, pero estaban mаs cerca a las costas natales, en comparaciоn con aquellos para los cuales todo el mundo estaba limitado a los barrios de la Peque?a Habana.

– ?Cuаl es tu nombre? – pregunto al ni?o un buen pescador.

– Eliаn – pronunciо el chicuelo.

– ?Cuаl es tu apellido?

– Gonzаlez… Tengo hambre, – interrumpiо el interrogatorio Eliancito.

– Todo va estar en orden con еl – reportо el pescador – Quiere comer. ?Traigan arroz con frijoles! All? en la cocina en la caldereta. Todav?a no estа fr?o.

Trajeron un plato con cangrejo. Nunca pensо que los ordinarios “moros y cristianos”, una comida que еl probо cientos de veces, puede ser tan rica. Luego le ofrecieron tostones, bananas en rodajas fritas en aceite. Este postre era el plato especial de su querida mamа.

Debe de estar cerca de aqu?, la encontrarаn otros pescadores, y pronto ellos todos juntos, еl, mamа y papа se sentarаn a la mesa a comer. Habrа en esta todos tipos de manjares, tales sabrosos como les que acaban de convidar los generosos pescadores.

A ellos, naturalmente, papа y mamа deberаn invitarles obligatoriamente hasta que queden rehartados. Mamа especialmente para ellos prepararа un pollo asado y camarones. De postre servirа mermelada de guayaba. ?Sabrosura! ?Para chuparse los dedos! El mozalbete contento se entornо los ojos en espera de inevitables exaltaciones culinarias de sus nuevos amigos.

– Habrа que dar un anuncio en “El Nuevo Heraldo”. Creo que sus familiares darаn se?ales de vida y nos contestarаn. Es que no vamos a ahijarlo – reflexionaba el sombr?o capitаn, contemplando con curiosidad al lobato orejudo, el cual iba tragando uno tras otro los pedacitos de bananas, sin masticarlos.

– Yes, sir – gesticulо el pescador – estoy seguro de que los parientes se darаn a conocer. De otra manera nos arruinaremos sustentаndole aqu?, este glotоn traga la comida, como un depоsito de cereales. Si lo incluimos, a este troglodita, en las listas de abastecimiento, toda la tripulaciоn morirа de hambre.

Todos en la cubierta se pusieron a re?r a carcajadas. Acababan de salvar a una persona y este hombrecito estaba sano y salvo…

Se re?a Eliаn. Aunque no comprendiо el significado del dicho, pero con todo el corazоn sent?a una atmоsfera amistosa y estaba contento de su salvaciоn. Los ojos de los pescadores, su temperamento alegre irradiaba la sinceridad. Esto bastaba para complacer al peque?uelo. Todo era claro como la luz del d?a. En las miradas de ellos se reflejaba un dulce sosiego y una calma contagiosa. Aunque, dicen, que incluso no todos los adultos saben leer mirando los ojos. Pero en el caso arriba mencionado, todo era muy simple. “Quien no comprende una mirada, tampoco comprenderа una larga explicaciоn…”



2 de diciembre de 1999.

La Habana, Cuba. Palacio de la Revoluciоn, Residencia del Presidente del Consejo de Estado de la Rep?blica de Cuba Fidel Castro Ruz



Ellos conversaban con el Comandante varias horas seguidas, como dos viejos amigos, lo ?nico que uno de los dos era instructor por derecho. Una persona sabia, es decir, buena. Juan Miguel estaba impaciente por preguntarle algo.

– Fidel – susurrо con un sentimiento de pеrdida irremediable, – ?Puede ser probable que los yanquis no me entreguen al ni?o?

El l?der de Cuba con tristeza pasо la mano por la barba y meneо la cabeza.

– ?Si no, ordena a un grupo especial de operaciones que saquen a mi Eliancito, o dame un arma para que yo mismo lo haga! – dijo decididamente el padre del chico.

– No, la estrategia ya estа elaborada. Intervendrе en directo por la televisiоn nacional. Te ayudarе. Cuba te ayudarа. Libraremos la lucha aplicando medios leg?timos. Nos valdremos de la opiniоn p?blica internacional. Ser?a bueno si lo hiciеramos de una manera civilizada, es decir, como deber?a actuar un estado soberano, enfocar este problema quisquilloso y vencer con ayuda de Dios. Ser?a ideal si se solucionara el litigio utilizando mеtodos procesales. Teniendo en cuenta que lo suyo no se roba. Lo suyo se ha de devolver…

La madre de Eliаn falleciо. Eres el ?nico, el cual tiene el derecho de educar al chico. Pero piensa lo que estаs exigiendo. ?A quе consecuencias conllevarаn los actos de las Fuerzas Especiales cubanas en el territorio de un estado hostil? Tal decisiоn ser?a errоnea.

Comprendo tus sentimientos, pero te lo pido, compadеcete no solamente de ti, sino tambiеn de tus compatriotas. No debes imitar en todo al temerario Fidel, el cual hasta hoy estа dispuesto, siendo ya una persona anciana, a volver otra vez a las monta?as de la Sierra Maestra, habiendo un motivo insignificante, abriеndose paso por intransitables manglares y defenderse de las “hordas” de mosquitos, pensando que todos los cubanos sin excepciоn alguna son tales arrojados, como su gu?a.

Las provocaciones no acabarаn nunca. Pero no somos aquellos, los de antes. No somos gatitos ciegos y terminamos los estudios de diplomacia, la tаctica en enfrentamientos mediаticos. El pueblo ya hace tiempo que estа cansado de esa tensiоn permanente y ansia una vida pac?fica. Sue?a con la buena vecindad con todos. Y con los EE.UU. en primer lugar. Pero all? me han alistado a la legiоn de diablos junto con Sadam, Bin Laden, Kim Jong–il y Lukashenko. No quieren llevar las conversaciones conmigo. Es un circuito cerrado. Pero lo romperemos con la fuerza de la verdad. Por su peque?o ciudadano no intercede Fidel, sino Cuba. ?No quieren hablan con Castro? Entonces deberаn llevar las conversaciones con todo       el pueblo cubano, y t?, un simple joven de Cаrdenas, serаs su representante plenipotenciario…

Tras estas palabras, Fidel respirо hondo y agregо de manera confidencial:

– En mi vida he cometido muchos errores. Debido a mi propia inexperiencia, influencia del аmbito que nos rodea. Te parec?a imposible llevarlo a cabo de otra manera. Luego me arrepent?a. A veces ya era tarde. Uno de estos casos es la invasiоn de las tropas soviеticas en Checoslovaquia. No supe encontrar fuerzas para condenarla. Otro caso a?n peor, a partir de la segunda etapa de nacionalizaciоn, cuando nosotros seg?n el modelo estereotipado soviеtico comenzamos a expropiar los bienes de los guajiros. Entonces ofendimos a la gente. Luego largo tiempo pagаbamos el pato. Pero el error mаs grande de mi vida yo creo que es una historia muy antigua, que no figurо en ninguna de las crоnicas. En aquella еpoca yo era demasiado joven, era muy iracundo y ego?sta. Te lo relatarе. Ha de ser un gran secreto… A mi hijo Fidelito se lo llevaron a los EE.UU. sin autorizaciоn m?a. Eso lo hizo su madre natal, mi primera esposa Mirta Balart. Era una buena mujer y una esposa fiel. Su t?o, cоmplice de Batista, la obligо a cometer tal tonter?a. Entonces enviamos a Miami a unos muchachos atrevidos. Ellos trajeron a Cuba a mi chico. Hasta hoy d?a estoy lamentando ese episodio. No se deb?a privar a la criatura del amor maternal. Ofend? a la mujer, la cual me quer?a sinceramente, pero al mismo tiempo estaba muy apegada a los suyos y se hallaba entre tenazas de su procedencia noble.

Cre?a que costara lo que costase me pondr?a en razоn. Y siguiendo los consejos de su familia hizo una estupidez. ?Y yo quе? Le contestе con una estupidez a la suya, lo que reconozco solamente hoy d?a, transcurridos muchos a?os. Estoy castigado por eso.

Cuando Fidelito creciо, se hizo insoportable. Todo el tiempo me reprim?a porque no tuve en cuenta la opiniоn de su madre. Pero el peor castigo fue que mi peque?a Mirta nunca, jamаs, hasta la misma muerte, no se permitiо decir ni una sola mala palabra en cuanto a m?. Nada malo acerca de la persona que le privо del hijo para siempre. Ella no hizo ninguna declaraciоn sobre el secuestro a las autoridades. Hasta se enteraba de los еxitos de su criatura mediante personas ajenas, temiendo que de alg?n modo podr?a causar da?o con su atenciоn a su hijo natal. Por eso la historia no fue de dominio p?blico.

Otros no pod?an perder una ocasiоn sin que se ganaran alg?n dinero, denigrando a Fidel Castro. En los Estados Unidos eso lo hizo Juana, mi hermana natal. De Espa?a se o?a llegar acusaciones de la hija natal Alina. Me llamaba demente y difund?a rumores incre?bles. Permanec?a callada solo Mirta, la ?nica mujer ante la cual yo me siento culpable…



La Habana, Cuba,

Agosto del a?o 1947



El Malecоn como hab?a prometido el presidente Grau San Mart?n a sus protectores norteamericanos se llenо de gente apasionada justo para el mediod?a. Hasta que expirasen sus plenos poderes quedaba un a?o, pero la suerte del “demagogo de las Antillas” ya estaba predestinada. Su trono ya se tambaleaba. Los “gringos” consideraban al “colega Grau” demasiado cobarde porque este intentaba ganarse los favores no solamente ante ellos, sino ante los jefes de las bandas locales. Los gаnsteres intrusos no pod?an admitir la dualidad de poderes. Deber?an entronizar una marioneta mucho mаs segura.

El acompa?ante del presidente, “el peque?o sargento”, llevaba hombreras de coronel, el ambicioso mestizo Fulgencio Batista, con todas sus entra?as arrastrantes present?a que los planes grandiosos de los “gringos” de convertir su pa?s en un s?per-prost?bulo no han de llegar a materializarse sin su muy activa participaciоn. Por lo consiguiente, en Grau ya es hora de poner cruz y raya.

– Que empiece la marcha – San Mart?n dio la se?al a los jefes del carnaval a travеs de su encargado.

El crucero n?veo “Benjam?n Franklin” con los influyentes yanquis a bordo se encontraba a doscientas yardas de los bolardos de amarre. En el amarre, en el lugar determinado donde bajar?an los huеspedes de alto rango, por la escalerilla del buque tendieron una alfombra de pasillo, una copia alargada de la bandera nacional. A nadie se le habr?a ocurrido que, en una situaciоn de tal ?ndole se pisoteaba la bandera nacional, hubiera un subtexto pol?tico. Y cinismo, por a?adidura. Sea como sea, el suceso promet?a ser algo simbоlico.

A todo lo largo de la alfombra de pasillo sobresal?an palmas decorativas, asperjadas con un spray dorado. De estas estaban colgados, como si fueran arbolitos de Navidad, pаjaros disecados como colibr?s, pаjaros carpinteros y tocororos, as? como cajas con cigarros cubanos, bananas, caracoles y botellas de ron “Paticruzado” con mo?os en los golletes.

San Mart?n trajinaba en el muelle, como un escolar esperando a los severos y justos examinadores. Le presionaban las previstas salvas de bienvenida, la de dos ca?ones de grueso calibre. Estos hab?an sido fundidos en plena correspondencia con la еpoca de Colоn y transportados con tal motivo a la fortaleza Castillo del Morro, directamente de Madrid.

El evento, en realidad, una reuniоn a celebrarse en la cumbre, no ten?a anаlogos hasta ahora en la historia universal. Era un encuentro entre un vendedor y un comprador. Cuba serv?a de mercanc?a…

El rеgimen corrupto de San Mart?n se hizo, aunque no del todo ideal, garante de blanqueo del dinero sin riesgo de la mafia estadounidense. Cuba en los prоximos a?os ten?a todo para convertirse en base de partida de un armisticio a largo plazo entre familias de gаnsteres.

Dieron inicio a “la reuniоn cubana” el antiguo amigo de “Lucky” Luciano, rey del gambling[12 - Gambling – los juegos de apuestas implican arriesgar una determinada cantidad de dinero o bienes materiales en la creencia de que algo, como un juego, una contienda deportiva, etc., tendrа un resultado predecible.], el genio financiero de la mafia Meyer Lansky y el mafioso de Chicago Salvatore Giancana. Al haberse iniciado la conquista de Las Vegas y las inversiones millonarias en Nevada no imped?an a los clanes seguir pensando en el desarrollo paralelo del business. El futuro de Cuba se vislumbraba a?n mаs risue?o, que las ganancias a obtener del casino en el desierto.

Los norteamericanos ricos, sin duda alguna, preferir?an la isla de playas blancas, palmas reales y una fiesta eterna, al estado que ten?a una reputaciоn de pol?gono nuclear.       Estando alejados de la tutela de los omnipresentes federales y de la galanter?a servil del reyecillo local, esta situaciоn real apresuraba a los mafiosos a tomar lo mаs pronto posible las principales decisiones tаcticas, para que fuera aprobada la ?nica tarea estratеgica, Cuba se convertirа en un para?so en la Tierra, con una sola reserva, que el para?so es solamente para ellos.

Constantine "Cus" D'Amato, tesorero de Sam Giancana, segu?a por todos lados a su patrоn, llevando en las manos dos pesados maletines llenos de dinero en efectivo. Ese dinero se supon?a que ha de ser gastado en asuntos de la pol?tica. La comisiоn, el consejo superior consultivo de la mafia de Sicilia, aprobо la iniciativa cubana.

Viniendo en calidad de pasajeros en el crucero “Benjam?n Franklin”, la gente de “Lucky” Luciano, de Albert Anastasia, representantes de la familia de Banano, de los hermanos-extorsionistas Rocco y la estrella de “Columbia Records”, favorito de las jovencitas actrices hollywoodenses, Frank Sinatra, siempre actuando como titular de plantilla, eso mostraba la coordinaciоn de todas las familias y una plena unanimidad en cuanto a la participaciоn igual al repartir la torta cubana.

Hab?a un “pero” … Al otro lado de la bah?a de Florida, el de sobra conocido Vito Genovese, hac?a su propio solitario. Еl hab?a traicionado a Mussolini y volviо de Italia como hеroe del desembarco. Vito se sent?a defraudado, y es que еl tambiеn echо el ojo a Cuba con su potencial gigantesco de un contingente de trescientas mil rameras… Pero el principal motivo de Vito era la muy remota enemistad hacia Albert Anastasia y el deseo de ocupar la sоlida posiciоn en la jerarqu?a mafiosa, que еl hab?a cedido debido a la forzada “comisiоn de servicio”. A su ex patrоn Lucky Vito no lo tomaba en serio. En primer lugar, porque a Luciano lo deportaron a Italia, y segundo, aquel bailaba al son que le tocaba el jud?o Lansky, el cual convenciо al “capo de todos los capos”, que Vito apunta al puesto del rey… ?Pues que sea as?! Con quе satisfacciоn Vito le agujerar?a la frente a este p?caro zorro Lansky. Pero este se ocultaba tras la espalda del matоn «Bugsy» Siegel y se amparaba en la amistad con el indubitable “Lucky”, al cual hasta ahora le respetaban y tem?an.

En lo que se refiere a Lansky, Vito decidiо no apresurarse. Pero, en cuanto a Anastasia, ya no se pod?a demorar mаs. De otra manera, el jefe del clan de asesinos profesionales personalmente se las arreglar?a con еl. Vito con anticipaciоn entablо contacto con uno de los “capos” de la familia de Anastasia, Carlo Gambino, prometiеndole respaldo en el caso de que liquidara a su jefe. Pronto Alberto Anastasia desapareciо. Encontrо su muerte en una peluquer?a. Carlo Gambino encabezо su propia familia y Genovese pod?a tranquilamente dirigir la mirada a Cuba y as? impedir que Meyer Lansky gobernara indivisiblemente la isla. El rey del “gambling” estaba en guardia. Luego regalо a Batista el hotel “Nacional”, en La Habana, y prometiо pagar tres millones de dоlares al a?o reservаndose el derecho exclusivo de repartir los terrenos para edificar hoteles y casinos en el litoral cubano.

Pero hasta ese momento hab?a a?n tiempo de sobra. Casi cinco a?os. Mientras tanto, Lansky y los socios tuvieron que luchar contra Genovese. Menospreciaron su audacia. En 1948, Vito logrо entablar amistad con el nuevo presidente de Cuba, Pr?o Socarrаs. Sin embargo, las ambiciones de Vito de ninguna manera dominaban sobre su previsiоn. La victoria provisional sobre Lansky y otras familias neoyorquinas estaba dispuesta a cambiarla por un armisticio a largo plazo, con la condiciоn de que se le concedieran iguales oportunidades para blanquear los beneficios en la isla de los prost?bulos y casinos.      El acuerdo para organizar la revuelta, encabezada por el “sargento de bolsillo” de Lansky, Fulgencio Batista, Genovese lo aprobо solamente en 1952 tras el exitoso atentado contra Albert Anastasia y las palabras de Joe Bonano, que asegurо que ni Lansky ni nadie mаs se pondr?a a obstaculizar el business hotelero y el negocio de apuestas de Vito en La Habana, as? como tambiеn atentar contra la vida de su “amigo” cubano Pr?o Socarrаs. Ademаs, sabiendo las prioridades de la organizaciоn de Genovese, se declarо que la familia de Bonano no admitir?a la venta de drogas: “Uno puede relajarse sin esta mierda cuando hay tantas “terneras” y ron.”

El “leg?timo” presidente derrocado, aunque adquiriо una imagen estable de ladrоn, pod?a servir en el caso de que el dictador empezara a rebasar todos los l?mites. De tal modo, Vito convenciо a los jefes de las otras familias que ellos necesitaban a Pr?o vivo. En eso quedaron de acuerdo. En la еpoca de Batista, Vito edificо un hotel con un casino en La Habana. Transcurr?an los a?os, y el dictador no lo irritaba, podemos decir, que luego, pasados los a?os, pod?a ser ofrecido Socarrаs al feroz Fulgencio y a los colegas de la mafia. Echa un hueso al perro y se olvidarа de la pechuga de pato.

Dejо de existir la necesidad de Vito de contactar con Socarrаs, a?n porque los competidores no se resist?an a sus contactos directos con Fulgencio, sin la mediaciоn de ellos. Este galgo resultо ser un buen chico. Espacio bajo el sol hab?a para todos. Cuba era una “mina de oro”, cada a?o iba convirtiеndose en un autеntico “El Dorado”. La dictadura de Batista serv?a a todos los que ten?a dinero.

No era casual que apostaran por еl. A diferencia del ladrоn-liberal Socarrаs, el “mestizo rabioso” pod?a asegurar la entereza de las inversiones norteamericanas, aplastar cualquier heterodoxia y romper la oposiciоn en el huevo. Para estos fines dispon?a de un ejеrcito de cuarenta mil personas, armado con el dinero de la mafia.

Quien, en aquella еpoca, en 1947, en el carnaval, cuyo motivo oficial era crear el Comitе de Amistad Americano–cubana, pudo pensar que la vida del siguiente, a continuaciоn, destronado presidente de Cuba, el aristоcrata Pr?o Socarrаs, ser?a salvada, en cierto grado, gracias a la revoluciоn. En la multitud de miles de pazguatos estaba parado un altaricоn forzudo con facciones correctas de la cara y con una mirada ojimorena ardiente, al cual le estar?a predestinado encabezar la revoluciоn. Mirando el aquelarre, organizado por los gаnsteres y oligarcas, el muchacho dijo entre dientes con odio:

– Los yanquis ahora se limpiarаn las botas con nuestra bandera. Para ellos nuestra bandera es solamente una toalla en una guarida, en la que estаn convirtiendo nuestra isla…       Pasados algunos a?os, bajo la direcciоn de este joven, los cubanos expulsarаn a todos los que hoy han estado dirigiendo este carnaval ejemplar. Batista apenas se quitо de en medio, salvando su vida. Rockefeller perderа sus refiner?as de petrоleo, plantaciones de cafе y tabaco. Los latifundistas quedarаn sin los inmensos campos de ca?a de az?car. Meyer Lansky, yеndose precipitadamente, olvidarа en la isla el malet?n con quince millones de dоlares en efectivo y se despedirа de la esperanza de recuperar sus inversiones. En Cuba, el que menos sufriо de toda dicha epopeya fue Vito Genovese, pero solamente debido a que, para el momento de la marcha triunfal de los rebeldes barbudos, en julio de 1958, еl ya habrа sido acusado en la venta de drogas y encarcelado en los EE.UU. Hasta la victoria de la revoluciоn quedaban doce a?os…

Mientras que a bordo del buque de seis cubiertas los yanquis examinaban con arrogancia la infinita hilera de faroleros, bailarines con molinetes de diferentes colores y banderines acoplados de Cuba y Estados Unidos. As? mostraban la hospitalidad del pueblo hacia los huеspedes forasteros. Es verdad que los visitantes inicialmente pretend?an desempe?ar el papel de anfitriones. Estaban dispuestos a dictar a los abor?genes las nuevas reglas de la vida, cuya universalidad se demostraba no mediante referendos, sin acudir a una civilizaciоn altamente desarrollada, sino valiеndose del dinero. ?Perlas en enorme cantidad! Eso apestaba a cadаveres, pero ninguno de ellos lo notaba. En efecto tambiеn eran difuntos. Solo eran vivos nominalmente. Y no a largo plazo…

Los negros semidesnudos cuerpo arriba rompieron a golpear las congas africanas y las percusiones. Centenares de bailarinas casi desnudas, en exоticos trajes de plumas, se pusieron a agitar las nalgas al son de los tambores…

Los mafiosos, uno tras otro bajaban, por la escalerilla a la alfombra de pasillo. Tronaron los ca?ones. El jefe de la secciоn de la guardia honoraria, no se sabe por quе, asustado, hizo el saludo militar. Batista dio un taconazo. A?n siendo todav?a presidente, San Mart?n llevо la mano a la visera por inercia e hizo entrega a los norteamericanos en una almohadilla la llave simbоlica de La Habana, lo que sirviо de se?al para hacer soltar fuegos artificiales y cometas. Las puertas de la ciudad, que durante toda su historia se consideraba ser una fortaleza invulnerable, en esta ocasiоn las abr?a voluntariamente a unos intrusos. La multitud alborozada sonre?a a mand?bula batiente. Los que pierden el orgullo se convierten en lacayos de los que prefieren la altaner?a, al orgullo.

La ?nica persona que no se regocijaba era un muchacho alto con pelo negro ondulado, cuya cabeza se elevaba como un pico inalcanzable sobre las coronillas de un bosque humano mixto. Acababa de cumplir 20 a?os, no se cohib?a expresаndose, y no intentaba siquiera contener su cоlera.

– ?Acaso ustedes son ciegos? ?No ocultan su desdеn hacia ese miserable payaso! – en voz alta declarо este, lo que asustо horriblemente a la gente parada al lado. Se echaron a un lado de еl, como si fuera un leproso y se desvanecieron por los lados.

Transcurridos unos instantes, junto al mozalbete ya no hab?a nadie. Los circundantes miraban con la boca abierta al hombre robusto, locuaz, estando a una considerable distancia, sin desear meterse en una discusiоn con el joven imprudente, ni a?n mаs llamar a la polic?a que hab?a inundado ese d?a El Malecоn. Sin embargo, la curiosidad ya no es s?ntoma de indiferencia.

De repente, “el gigante” sintiо el roce de una mano delicada de una chica. Le tiraba de la mano una hermosa rubia, parecida a un аngel bueno, pero muy frаgil. Lo arrastraba tras s?, apartаndole de los espectadores tuturutos.

– ?Para quе te expones a tal riesgo? – preguntо ella tras haber alejado al orador de la multitud que le rodeaba a una distancia conveniente.

– ?Te es grato ver cоmo a los cubanos los estаn convirtiendo en gente de segunda, solamente por ser mаs pobres! – pronunciо apasionadamente estas palabras el guapo joven cubano.

– No pareces ser pobre. Hablе con muchachos mаs pobres que t? – mirо la chica evaluando su ropa y el calzado.

– Soy hijo de un latifundista, pero eso no cambia nada. Toda nuestra tierra pronto lo comprarаn los yanquis a precios casi regalados. Y los que se negarаn a venderla, ellos quedarаn enterrados ah?.

– ?Hijo de un latifundista? – volviо a preguntar la joven.

– S?, soy hijo de Don Аngel Castro y Lina Ruz Gonzаlez. Me llamo Fidel Alejandro, ?y cоmo te llamas t??

– Soy Mirta D?az-Balart – se presentо la muchacha – Pero si eres hijo de un latifundista, entonces, probablemente tu familia recibiо la invitaciоn a la fiesta benеfica, que organiza el presidente San Mart?n en el hotel “Nacional” en honor de los gringos, amigos de Cuba.

– ?Los amigos de Cuba? – Fidel frunciо las espesas cejas y refunfu?о como una cobra – Cuba tiene solo dos amigos, el honor y la dignidad. Crеeme, el demagogo que lame las botas del gringo, aunque еl sea tres veces profesor, no podrа por mucho tiempo enga?ar al pueblo. Nuestro presidente es un mu?eco de cartоn piedra, el cual, de un momento a otro, ha de ser quitado de la mu?eca y lo cambiarаn por otro nuevo. Los marionetistas verdaderos le ense?arаn al nuevo mu?eco a asimilar varias cosas, ladrar lo mаs alto posible a su propio pueblo, saludar sonriendo a los due?os y sin piedad aniquilar a aquellos que atentan contra la propiedad de los norteamericanos.

– ?Siempre estаs tan furioso? ?O solamente al ver a los gringos bien mimados, mejor vestidos que t?? – Mirta interrumpiо las palabras del joven.

– ?Y t? siempre eres una tonta o te convertiste en ella en el momento cuando tomaste otro color, el de pelirrubia? – se lo dijo groseramente Fidel e inmediatamente se largо lo mаs lejos posible de la procesiоn de carnaval, y yеndose dec?a irritado, – ?Hay alguna diferencia si miramos lo que lleva puesto una persona? Se puede toda la vida llevar la misma ropa, lo principal es que estе limpia y planchada como una guerrera militar… La se?orita ofendida quedо inmоvil unos instantes, como si estuviera inmersa en una orgullosa soledad, luego lanzо al vac?o:

– ?Grosero, soy rubia natural! ?Vete al Diablo! Tengo que prepararme para la fiesta.

Habiendo tragado la injuria, Mirta se fue a casa. All? la esperaba una manicura y la modista con nueva ropa hecha. La costura del muy caro ropaje se lo pagо generosamente su t?o rico, futuro ministro del gobierno de Batista.



* * *



Aproximadamente para las ocho de la noche hacia el “Nacional” empezaron a arribar las limusinas. De la mano fаcil del presidente titular toda la еlite de cubanos, los grandes terratenientes, los pol?ticos, los militares, la bohemia vino a presentar sus respetos a los inversionistas norteamericanos. A todos les ofrec?an torta y cafе. Los camareros con lazos llevaban en las bandejas copas con champa?a francеs.

Las chicas con sombreros hongos y fraques puestos al cuerpo desnudo ofrec?an whisky escocеs. El tradicional ron cubano lo serv?an en el lobby-bar. Se supon?a que los gringos que a?n no tuvieron tiempo para probarlo, se juntar?an en la barra. Mientras los locales preferirаn beber bebidas extranjeras.

La banda de jazz ejecutaba a las mil maravillas “Sun Valley Serenade”. Frank Sinatra para el p?blico de acа no era una gran estrella, pero como animador actuaba bastante bien.

Y si no fuera as?, quiеn entonces aqu? podr?a tomar en consideraciоn a los reyecillos patrios.       Gradualmente, a eso de las doce de la noche, el papel de los cubanos se estrechо en infinitas aseveraciones y juramentos de fidelidad a las autoridades, as? como mostrar la hospitalidad a los yanquis. Ciertas esposas de los nuevos ricos, aquellas que se ve?an arreglar sus vestidos, expresaron as? su amabilidad en una muy original forma, directamente en los apartamentos del hotel. Los “gringos” estaban contentos.

Sinatra, no se sabe por quе, no invitо al micrоfono al presidente, sino al coronel Batista. El efecto de tal sorpresa hizo desembriagar a la еlite local, hab?a quedado claro a quiеn los forasteros daban preferencia. La alusiоn expl?cita era igual a una humillaciоn p?blica a San Mart?n.

– ?Se?oras y se?ores! – empezо de manera muy animada el futuro dictador con una copa en la mano. Batista no se sent?a molesto en cuanto al presidente, que se hab?a turbado. Tales minucias no le incomodaban nada. El brindis val?a mucho. ?Eso s?!… Todo ha de ser correcto. Es importante, – Me conocen a m? como un partidario acеrrimo de la democracia y adepto devoto de la ley. Estoy orgulloso de que mis convicciones las forjе en el mismo lugar donde recib? mi educaciоn. Era una academia militar que se extend?a apenas a noventa millas de nuestro pa?s, en un enorme estado amistoso, baluarte del mundo libre y un escudo seguro contra la peste comunista, nuestro gran vecino del norte, ?Estados Unidos de Amеrica! ?A la salud de nuestros amigos!

Еl terminо muy inspirado, y la multitud se puso a aplaudir. Todos menos una persona…

Mirta se equivocо cuando supuso que el padre de Fidel, don Аngel Castro Argiz, recibir?a las invitaciones para la velada en el “Nacional”. En primer lugar, don Аngel viv?a en la lejana provincia de Oriente, en segundo lugar, era un terrateniente de recursos medios, poco destacado para el p?blico capitalino, ademаs, pose?a una m?sera instrucciоn, aunque de manera muy activa abordaba la pol?tica. Tercero, siendo villano de origen, inmigrante de la paupеrrima provincia espa?ola de Galicia, Аngel llegо a alcanzar todo en la vida valiеndose de su listeza humana y las cansadas manos callosas. El ex campesino gallego se sent?a incоmodo, hallаndose entre los altaneros herederos de enormes latifundios, a pesar de tener sus abundantes cosechas de ca?a de az?car, las que se hicieron leyendas en las inmediaciones de Santiago.

Los chismosos sol?an decir que don Аngel estaba ganando hasta trescientos pesos al d?a. Esta informaciоn originaba una insana obsecuencia con relaciоn a su hijo Fidel en las almas de los condisc?pulos del ni?o en el Colegio de la Orden de los Jesuitas.

Hubo un per?odo que, a este emprendedor hombre de negocios, que pose?a la mаs lujosa y magn?fica vivienda, lo frecuentaban los politicones de Santiago. Estas conversaciones y promesas fаcilmente convenc?an al confiado don Аngel que este ofrendara considerables sumas a las campa?as electorales. Como resultado el dinero, que logrо alcanzar con sudor y noches sin sue?o, desaparec?a en la nada.

No hay mal que por bien no venga. Tras estos contactos absurdos don Аngel se puso, por fin, a prestar o?do al raciocinio y a la exhortaciоn de su cоnyuge semianalfabeta, oriunda de la provincia de Pinar del R?o, Lina Ruz Gonzаlez. La querida esposa consiguiо alcanzar el fin deseado, deshabituо a los huеspedes chinchorros y pedig?e?os y le quitо las ganas a su esposo de meterse en proyectos dudosos.

El miedo ante los engre?dos alfabetizados don Аngel lo llevaba por dentro. Por eso do?a Lina no ten?a que persuadirle para que asignara dinero a la educaciоn de los chicos. La ambiciоn por el saber se hizo culto en la familia de Castro. Los ni?os agradecidos pagaban a los padres cuidadosos con su aplicaciоn en los estudios.

El graduado del colegio catоlico “Belеn”, el hijo de don Аngel Castro y do?a Lina Ruz, Fidel, junto con el diploma de graduaciоn de la instituciоn docente jesuita recibiо del rector monse?or Savatini un diploma de despedida, en el cual se dec?a: “Fidel Castro Ruz pudo ganarse en el colegio una plena admiraciоn y el amor. Quiere dedicarse a las ciencias jur?dicas, y no dudamos que en el libro de su vida inscribirа numerosas pаginas maravillosas…”[13 - La cita del libro de Moreno Rodr?guez “Fidel Castro. La biograf?a”. Fue editado en 1959 en La Habana.]

En 1945 Fidel se hizo estudiante de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana. Teniendo en cuenta el ?nico defecto de su padre, al cual pod?an embrollar los granujas de vasta cultura, y, habiendo heredado de su madre la insaciable pasiоn por los conocimientos, Fidel muy temprano se aficionо a la lectura. Hasta emprendiendo viajes lejanos, por ejemplo, hallаndose en la tempestuosa Colombia, insubordinada al rеgimen pro americano, en la mochila de uno de los l?deres estudiantiles de La Habana, cuyo apellido era Castro, apenas cab?an cuidadosamente encordeladas peque?as pilas de libros de literatura e historia. Los amigos se re?an del ascetismo y los cachivaches del joven, ya que en realidad cre?a que podr?a sustentarse por veinte centavos al d?a, sin que nada le faltara…

Risa con risa, pero en una celda solitaria, en un calabozo de la isla de Pinos – rеplica funesta de la prisiоn estadounidense de Sin-Sin – precisamente el amor abnegado a sus acompa?antes-libros, que embellec?an la reclusiоn forzada y ayudaban a olvidar el completo aislamiento, en cierta ocasiоn ese amor le salvо la vida. El celador, que hab?a recibido la orden de envenenar al caudillo de los rebeldes, se compenetrо de gran respeto al preso audaz despuеs de un caso incre?ble…

Aquel d?a en la isla se desatо un huracаn terrible. El cielo expel?a truenos y rаfagas, sollozando con una incesante lluvia tropical. Pues, en ese momento del cataclismo, cuando el agua brotо de todas las redendijas y fisuras en las cаmaras, el recluso Castro lo primero que hizo fue lanzarse a salvar sus libros. Fidel, habiendo sido advertido por el fallido asesino, rechazо el bodrio de Batista, y declarо el inicio de una huelga de hambre contra las condiciones inhumanas del mantenimiento de los detenidos.

Luego le permitirаn verse con Mirta, y ella, como siempre, se pondrа a convencerle de que reniegue de esa “lucha desprovista de sentido” y reconozca la legitimidad de la junta a cambio de la amnist?a. Fidel hizo para s? una observaciоn muy notable a partir del lejano momento del encuentro entre ellos en el hotel “Nacional”, la apoliticidad de la chica no sufriо ningunos cambios visibles. Aquella fue la primera cita de los dos. La que se hab?a dividido en dos encuentros en un solo d?a. Era un d?a de agosto de 1947. Fue muy fogoso, hasta demasiado fogoso…

– Eres t? de nuevo, y vuelves a destacarte de la multitud, no solo por la estatura, sino por un muy marcado desprecio hacia el orador – Fidel se alegrо al o?r una vez mаs la vocecita de la rubia “caquеctica” huesuda.

– Orador – eso no se refiere a еl. Es simplemente un can, que brinca en las patitas traseras esperando recibir un huesito grasoso – saludо fr?amente a la nueva conocida.

– ?T? viniste a contemplar una funciоn de circo? ?Es que t? en realidad eres indiferente a tales juergas, quе estаs haciendo entonces aqu??

– ?Puede ser que vine esperanzada de verte? – hizo pasar la conversaciоn a otro plano el “macho” – estudiante de derecho de segundo a?o, que llevaba bigotes ralos – lo que desconcertо a la estudiante de la Facultad de Filosof?a y Letras.

– ?Para quе necesitas a una tonta de nacimiento, es que nac? rubia! – con desaf?o lo dijo la chica.

– No sе por dоnde empezar. Se acumularon dos causas enteras para que yo acuda aqu? invitado no invitado.

– ?En quе sentido no invitado – no comprendiо Mirta – acaso tu familia no recibiо la invitaciоn?

– No.

– ?Cоmo entraste sin ella?

– La robе.

La respuesta hizo sonre?r a la guapa. Еl no tergiversaba la verdad. La invitaciоn ingresо en la Universidad de La Habana en un solo ejemplar y llegо a nombre de un l?der formal de una organizaciоn juvenil que no gozaba de autoridad. Los estudiantes radicales no reflexionaron mucho rato, quiеn deb?a ir a la velada. Se hab?a decidido aprovechar la tribuna para hacer una declaraciоn pol?tica. No encontraron tiempo para organizar una acciоn, pero el ardor revolucionario acaloraba la sangre joven.

Mientras tanto, Mirta ard?a por enterarse de cuаles eran las dos causas que motivaron a este galаn a visitar el hotel “Nacional”, donde se hab?a reunido una tan desagradable compa??a para еl:

– Ahora relаtame acerca de los dos motivos que te empujaron a venir a esta cloaca de aduladores y payasos. ?Espero que la causa primordial sea yo? ?Probablemente quer?as verme para disculparte por la groser?a tuya?

No tuvo tiempo Mirta en recibir, aunque sea una m?nima respuesta, y en ese instante entrо con violencia en el hotel, aullando y ululando, una bandada de representantes de la vanguardia revolucionaria del estudiantado de La Habana. Unas cuarenta personas, principalmente jоvenes no mayores de veinte a?os, se precipitaron al vest?bulo, arrollando en su camino a los guardias, porteros y maestresalas, gritando consignas antigubernamentales, tirando contra los burgueses y plantadores tomates podridos.

– ?Esta es… la causa principal! – gritо con furia Fidel, y, dispersando al p?blico con los codos, se dirigiо a la escena.

Le atajaron el camino mocetones robustos de la seguridad personal de Grau. Al lado de la tribuna se entablо una pelea. Los compa?eros de Fidel llegaron a tiempo para prestarle ayuda.

La m?mica no adecuada de los m?sicos de la banda de jazz y la confusiоn del animador contrastaban con el empuje seguro de los golfos. Se ofreciо a aplastar el ataque de los rufianes desaforados el edecаn de Batista, enfurecido del impacto directo del tomate a su nuevo uniforme de gala. Disparо hacia arriba con una pistola tipo “Beretta”, pero acertо desafortunadamente en una enorme ara?a de cristal. Una lluvia de trocitos empezо a caer sobre el p?blico, que hace poco tiempo se ve?a muy pausado, lo que conllevо a un desenfrenado atropello lleno de pаnico entre ellos. Varias damas cayeron desmayadas y sus esposos intentaban torpemente portarlas lo mаs lejos posible de la bacanal. El poco exitoso tirador, habiendo advertido que, a su patrоn, al presidente, y a la delegaciоn de los huespedes los apartaron muy lejos del pecado, concibiо que no hab?a ante quien hacerse el hеroe, y se dirigiо a pedir refuerzos.

Habiendo alcanzado la tribuna con el escudo de Cuba, uno de los jоvenes patriotas arrancо del mаstil decorativo la bandera estrellada a rayas, la arrugо y la tirо a la multitud. Luego vociferо algo al micrоfono, que no ten?a nada que ver con el momento de la acciоn, ser?a algo sobre la flora y fauna. Solo comprendido por еl, su lenguaje de metаforas profundas resulto ser inaccesible al auditorio, por su contenido como tal, y tampoco porque alguien ya hab?a desconectado los micrоfonos. La decepciоn no doblegо al joven, aspirо un metro c?bico del aire y vociferо a grito pelado:

– ?Gringo! ?Go home!

Esta rеplica la comprendieron todos, periоdicamente, o, aunque sea una vez en la vida, la pronunciо cada uno, pero en total el “speech” no fue exitoso. Al fallido Cicerоn lo hicieron bajar de la tribuna tres pares de manos velludas. El vest?bulo lo inundaron los polic?as y los militares con fisonom?as sombr?as y gente vestida de paisano con jetas de shar-pei. Los civiles daban оrdenes a los que llevaban uniformes. A los alborotadores pronto los hicieron retroceder hacia la salida. Ah? les dieron una buena paliza aplicando las porras. A alguno de ellos le ataron las manos y los cargaron en los coches de la polic?a y en un camiоn militar.

Fidel de nuevo evitо el arresto. Es que los que intentaban doblegarle se hallaban tendidos en el parquе lacado, contrayеndose del dolor, como si fueran Bandar-logs, enganchados con la pata del temible oso Baloo.

?Y Mirta quе?… Ni un solo paso se separо del hеroe alocado. Apenas se hubo aclarado que la acciоn espontаnea de los estudiantes fracasо estruendosamente, y el orden en el hotel poco a poco iba restableciеndose, ella, sin incomodarse, lo tomо del brazo y lo condujo a la salida.

Una dama de ciertos kilos encima, en un vestido de gala, de repente, refunfu?о a espaldas y luego lanzо un chillido, mostrando con un abanico plegado en direcciоn del fortachоn:

– ?Este es su dirigente! ?Este es su gu?a! ?Ese joven robusto con bigotes asquerosos!

Es bueno que las exclamaciones de la se?ora desaparecieran en ese griter?o. La misma Mirta, como un gato salvaje, refunfu?о de manera amenazante a la delatora. Aquella, sin encontrar respaldo, desplegо el abanico y se puso a agitarlo, siguiendo resoplando de calor o de rabia.

El edecаn de Batista arribо con un refuerzo, finalizando ya el espectаculo. No pudo interceptar a su ofensor, al lanzador de tomates despeluzado. Tuvo suerte el hooligan. Si lo hubieran agarrado, lo primero que habr?an hecho con еl, lo obligar?an a lavar a mano el uniforme estropeado.

– ?A rodear el hotel! ?Dispеrsense por el per?metro! – iba dando sus оrdenes tard?as a los soldados, mirando de un lado a otro en busca de su patrоn…

En lo que se refiere a Fulgencio, esa insolente acometida de los desbocados radicales favoreciо a su pol?tica. Meyer Lansky y Sam Giancana una vez mаs pudieron convencerse de la incapacidad del presidente Grau de evitar tales intervenciones por parte de los extremistas. Es que justamente la travesura proveniente de la juventud desarmada y de cara amarilla dir?amos que son unas “florecitas” en comparaciоn con las “bayas”, que representan una amenaza real de la oposiciоn de izquierda.

– Еl nunca pudo vaticinar un fenоmeno y adelantarse a еl – el ex escribano-parven? del estado mayor a sus due?os norteamericanos.

– ?Podrаs hacerlo? – Lansky le mirо como fiera carn?vora.

– He sido creado para esto – le asegurо Fulgencio – harе pudrirse a esos holgazanes en las prisiones y voy a castigar a los incitadores de los desоrdenes. Los fusilarе sin juicio alguno. Crearе una estructura especial destinada a cazarlos. Abrirе la temporada de caza de los rojos.

– En este caso no te diferenciarаs en nada del dictador Machado y te derrocarаn tambiеn – expresо su opiniоn Sam Giancana.

– No te olvides que Machado en el a?o 1933 huyо a las Bahamas justamente gracias a nuestro amigo Fulgencio – le hizo recordar Lansky, satisfaciendo as? a Batista y a?adiо – Estа bien, te haremos presidente y te regalaremos este lujoso hotel “Nacional”. Pero recuerda que hemos gastado y a?n gastaremos aqu? cantidad de dinero. Hay que decir que de manera argumentada exigiremos la protecciоn de nuestras inversiones en tales proyectos.

– El ejеrcito de Cuba estа a vuestra disposiciоn – como si hubiera dado parte Fulgencio conmovido.

– Y a tu disposiciоn tienes a la “Cosa Nostra” – se sonriо Sam. Esa rеplica ven?a oliendo a intimidaciоn. Pero Batista no tem?a enfrentarse a la responsabilidad. Еl sabrа cоmo ganarse los favores y ante la mafia, y ante la CIA, cuando reciba el poder ilimitado sobre su propio pueblo. Estaba dispuesto a santificar su juramento de lealtad a los que donan el poder con sangre. No con la suya, sino del altar de sacrificios humanos. Sus antepasados, indios de la tribu siboney, hallаndose en un estado de еxtasis religioso, no registraban cuаntos ser?an los sacrificados que deber?an satisfacer a sus ?dolos.

– ?Capo, aqu? hay alguien! – uno de los guardaespaldas informо eso al jefe. Giancana se apartо bruscamente de los arbustos, donde vio en ese lugar una visible agitaciоn. Otros dos guardias ya hab?an sacado sus revоlveres para rechazar el ataque y proteger a Lansky y Giancana. Fulgencio tambiеn sacо de la ca?onera su pistola, con una empu?adura incrustada y un grabado con la imagen de una, ?nica en su especie, mariposa cubana en el ca?оn y tomо la pose de guardaespaldas.

– ?Jefe, aqu? en los arbustos hay una dulce pareja! – se sonriо un gаnster desdentado.       Mirta, en un abrir y cerrar de ojos se orientо debidamente en la situaciоn y cubr?a de besos a Fidel. Sea como sea, no dir?amos que еl intentaba oponerse. Al contrario, a los oradores le gusta besarse con las chicas guapas.

– ?Mirta D?az? – Batista hizo grandes ojos de la sorpresa – La conozco. Es la sobrina de mi futuro Ministro del Interior. ?Con quiеn estаs?

– Es mi amigo, Fidel. Es el hijo de un latifundista de Birаn – con un tono suplicante susurraba la chica – no se lo cuente, por favor, a mi t?o y a mi padre.

"Por favor" en sus labios sonо con aire suplicante y servicial. A Fulgencio eso le pareciо la ?nica y verdadera entonaciоn en este caso concreto. Naturalmente, no se pondrа a desenmascarar a la jovencita ante el severo padrazo, otra vez exhibirа la condescendencia, la cual no le costarа nada.

Giancana perdiо el interеs por la pareja descubierta y habiеndose despedido de Lansky y Batista, se dirigiо a sus apartamentos. Mientras Lansky mostrо una mayor curiosidad.

– Parece que el joven “perdiо la palabra” – picо este a Fidel – ?Do you have an invitation?[14 - Do you have an invitation? – ?Tiene Ud. una invitaciоn? (ingl.)]

El joven permanec?a callado. Esto pod?a ser solamente entendido porque еl no dominaba el inglеs. La chica suplicaba a Dios que el muchacho no se descubriera. Pero, parec?a, que de ella ya nada depend?a. Se acercо a Batista corriendo su edecаn jadeante. Probablemente, para reportar algo. Pero al ver a la persona bigotuda, a este le indicо con el ca?оn de la “beretta”, expresаndose as?:

– ?Este es el caudillo de los rebeldes! – еl quer?a arrestar a Fidel, pero Batista hizo parar con un gesto a su subordinado ardiente, se aproximо muy junto al joven Castro y le susurrо al o?do:

– Si es as?, estoy muy contento de conocer al caudillo.

Fidel segu?a guardando silencio. Batista una vez mаs lo perforо con su mirada, mirо severamente a Mirta y gui?ando a Lansky, que no comprend?a ni una palabra en espa?ol, sentenciо mаs bien para el edecаn:

– Es poco probable que lo diga.

Meyer Lansky esperaba las explicaciones.

– Se?or Lansky, mi edecаn por todos lados ve a conspiradores ocultos – tomо del brazo a su protector, apartаndole de Mirta y de su acompa?ante – los hijos de los ricos no son peligrosos para nosotros. En sus cabezas sopla el viento.

– El viento comunista – le corrigiо Lansky, descontento de que el rebelde haya podido evitar el castigo merecido, como si lo presintiera – en un futuro no lejano habrа hechos desagradables ligados con este hombre callado. Como si mirara en el agua.

Fidel nunca se reputaba de ser una persona callada, pero Batista, muy seguro de s? mismo, ni esta vez, ni en las veces posteriores, no apreciо debidamente al joven robusto, considerаndole un advenedizo torpe, a semejanza de decenas de tales gritones del partido de “ortodoxos”, de la Federaciоn de Estudiantes Universitarios, del as? denominado “Directorio Revolucionario”. Ademаs, el larguirucho est?pido, sin saberlo, le hizo un gran favor, poniendo de manifiesto a sus socios toda la incapacidad de los presidentes civiles.



* * *



El 10 de marzo de 1952, Batista, valiеndose del dinero de Lansky y Giancana, dio un golpe de estado. El pueblo estaba en shock, el presidente leg?timo huyо a los EE.UU., aunque el putch ven?a revelаndose en los medios. Pero Batista, justificando ante los norteamericanos la reputaciоn de una persona de acciоn, de “mano fuerte”, cerrо los periоdicos “Hoy” y “La palabra”, las revistas “Mella” y “La ?ltima hora”. La gente de Fulgencio llevо a cabo un ataque al programa televisivo “Universidad en el aire”. Lo destruyeron y golpearon cruelmente a los corresponsales. Para que sea completo el acto, este suspendiо una transmisiоn de TV – absolutamente inofensiva, que no ser?a clasificada como neutral, sino contemplativa – “Ante la prensa”. Fue hecho por si las moscas.

La prensa norteamericana, llevada de la mano de Lansky y las familias neoyorquinas, justificaba la actividad del dictador, ligаndola a la necesidad de organizar una severa resistencia a la difusiоn de la peste comunista. La guerra fr?a      se hallaba en pleno apogeo y favorec?a a la pol?tica de Batista y de la mafia. Se estableciо una dictadura.

Fidel resultо que se hallaba en la cаrcel tras el intento fracasado del asalto al cuartel Moncada, en Santiago de Cuba, el 26 de julio de 1953. A ciento treinta y cinco sublevados se le opon?an dos mil soldados del ejеrcito regular. Decenas de compa?eros de lucha de Fidel fueron asesinados cruelmente por la soldadesca. Quedо vivo milagrosamente, y tras las rejas esperaba el juicio. El l?der rechazо al abogado. Decidiо defenderse a s? mismo.

En las audiencias del asunto №37 de 1953 presid?a la sesiоn un tribunal extraordinario. Precisamente aqu? no naciо un l?der de una separada banda de insurgentes, sino un pol?tico a escala pancubana. “El Movimiento 26 de julio” se dio a conocer por la boca de su l?der, como una fuerza real en Cuba. El discurso acusatorio en su defensa, lleno de un enojo justo, maravillо hasta a los lameculos de Batista y fue acogido con entusiasmo por el pueblo.

El 16 de octubre, en una peque?a sala de una escuela de enfermeras adjunta al hospital “Saturnino Lora”, se celebrо una farsa judicial sobre Castro. Еl ya hab?a sobrevivido a dos atentados fallidos en la celda de arresto del municipio, donde lo colocaron en una cаmara individual. Cuando se irguiо en toda su estatura, llevando una toga descolorida, ante sus acusadores, aquellos comprendieron que en vano le permitieron hablar a Castro. Pero ya era tarde.

Su discurso durо mucho mаs que el del procurador, que motivо la necesidad de encarcelar a Castro a 26 a?os de prisiоn, se limitо a hacerlo en dos minutos. En realidad, a la brevedad le da igual de quien hermana ser: del talento o de la dislalia. Fidel necesitо varias horas para exponer su opiniоn, y nadie se atrever?a a interrumpirle, ya que еl dec?a la verdad. No obstante, el procurador varias veces lo interrumpiо con rеplicas maliciosas, repugnantes comentarios y preguntas mordaces. Las respuestas del arrestado hicieron alzar a este ante los ojos de los soldados que lo escoltaban.

– Acudimos a la violencia de manera forzada, como lo hac?an los hеroes cubanos. Josе Mart?, ideоlogo inspirador de nuestro asalto.

Alzamos la mano a los que realizaron la revuelta militar contra la Constituciоn y el poder leg?timo, porque no ve?amos otro medio de luchar contra la junta criminal. Podemos justificar nuestro proceder no solo desde el punto de vista moral, sino en el plano jur?dico. Siendo jurista, enviе a la Corte Suprema del pa?s una denuncia sobre la usurpaciоn ilegal del poder por el general Batista. Mi queja fue ignorada por el juicio, aunque, si tomamos el total de los cr?menes cometidos por Batista, a este se le deber?a condenar a cien a?os de prisiоn. Eso me convenciо a m? y a mis partidarios en tomar las armas en las manos, ya que era imposible cambiar algo en el pa?s recurriendo a otros medios.

Si los оrganos del poder p?blico no resultaron ser capaces de enfrentarse contra los rebeldes militares, y el ejеrcito pasо al lado del dictador inmoral y bajo la direcciоn de este realizо un golpe de estado, eso significa que el pueblo no solamente puede, sino ha de armarse y conquistar la independencia con las armas en las manos. ?El pueblo tiene derecho a sublevarse contra la tiran?a!





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notes


Примечания





1


"santeros" – descendientes de los esclavos, principalmente mulatos, seguidores del culto pagano “santer?a”, es de origen africano.




2


Krimilda es un personaje de la obra еpica germаnica el Cantar de los nibelungos




3


Od?n (nоrdico antiguo (https://es.wikipedia.org/wiki/N%C3%B3rdico_antiguo) О?inn), tambiеn llamado Wotan o Woden, es considerado el dios (https://es.wikipedia.org/wiki/Deidad) principal de la mitolog?a nоrdica (https://es.wikipedia.org/wiki/Mitolog%C3%ADa_n%C3%B3rdica), as? como de algunas religiones etenas (https://es.wikipedia.org/wiki/Etenismo).




4


Algunas palabras tontas en alemаn e inglеs




5


Chico – se usa solamente en Cuba




6


A fines de los a?os noventa la estrella del f?tbol Diego Armando Maradona realmente arribо a Cuba, invitado por Fidel Castro para pasar un curso de cuatro a?os de rehabilitaciоn contra la drogadicciоn.




7


Zunzuncito – pаjaro mosca, o elfo de las abejas (Mellisuga helenae) es la especie mаs peque?a de los colibr?es y de las aves en general.




8


La Direcciоn de Inteligencia o DI, anteriormente conocida como Direcciоn General de Inteligencia o DGI es el principal organismo estatal de inteligencia del Gobierno de Cuba (https://es.wikipedia.org/wiki/Cuba).




9


Hatuey – cacique de los indios. Encabezо la sublevaciоn de 1511–1512 contra los colonizadores espa?oles. Fue hecho prisionero por la orden de Diego Velаzquez de Cuellar fue quemado en la hoguera.




10


babalao – es t?tulo Yoruba que denota a los Sacerdotes de Santer?a materializaron en la prаctica su sue?o y no llegaron hasta el para?so en la Tierra.




11


Las escorias son un subproducto de la fundiciоn de la mena para purificar los metales.




12


Gambling – los juegos de apuestas implican arriesgar una determinada cantidad de dinero o bienes materiales en la creencia de que algo, como un juego, una contienda deportiva, etc., tendrа un resultado predecible.




13


La cita del libro de Moreno Rodr?guez “Fidel Castro. La biograf?a”. Fue editado en 1959 en La Habana.




14


Do you have an invitation? – ?Tiene Ud. una invitaciоn? (ingl.)



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